El insomnio crónico y sus aspectos cognitivos y conductuales

una mujer que sufre de insomnio

El insomnio crónico es un trastorno muy común, un tercio de la población mundial lo padece, suele presentarse con mayor frecuencia en las mujeres y los ancianos, y puede ocurrir, tanto como resultado o aspecto de otro trastorno médico o psiquiátrico, o como una forma independiente y autónoma en su etiología y su desarrollo (insomnio primario).

Las clasificaciones internacionales de los trastornos del sueño, definen el insomnio crónico como una dificultad repetida para iniciar o mantener el sueño, asociado con un mal funcionamiento durante el día (irritabilidad, mal humor, dificultades cognitivas, falta de memoria, somnolencia excesiva durante el día).

5 clases de insomnio primario

La Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ASDA, 2005) distingue cinco formas de insomnio primario:

  1. Trastorno de la adaptación del sueño
  2. Insomnio subjetivo
  3. Mala higiene del sueño
  4. Insomnio idiopático
  5. Insomnio psicofisiológico

El insomnio psicofisiológico es la forma más común de insomnio primario, y es en el que entran en juego los factores de mantenimiento cognitivo y conductual.

Según Hauri y Fisher, esta forma de insomnio crónico se desarrollaría debido a dos elementos principales: las preocupaciones del sujeto sobre el insomnio y algunos procesos de acondicionamiento.

Con respecto al primer aspecto, es importante subrayar que en el paciente que no tiene sueño, se desarrolla una especie de problema secundario, relacionado con el hecho de tener dificultad para conciliar el sueño.

Desde el insomnio agudo hasta el insomnio crónico

Después de una noche de insomnio ocasional debido a razones de estrés, ansiedad o eventos traumáticos, accidentes o problemas de salud, puede comenzar una etapa de lucha interna por tratar de conseguir un descanso adecuado y poder cerrar los ojos.

Luego de una experiencia fuerte, y con episodios de insomnio previos, se desarrollan pensamientos intrusivos sobre el insomnio disfuncional, tales pensamientos pueden ser: «¿y si ni siquiera puedo dormir esta noche?«, «debo ser capaz de dormir » o «mañana tengo un día ocupado, no puede quedarme despierto«.

Estos pensamientos tienen dos consecuencias negativas para el sueño: por un lado, tales pensamientos determinan un sesgo atento de tal manera que la atención se centra en si dormir o no y el sujeto «se esfuerza por dormir», sin embargo, se da el resultado paradójico de permanecer despierto porque el sueño es, por definición, espontáneo y no obedece órdenes.

Por otro lado, la preocupación por la posibilidad de no dormir y el recuerdo de las noches anteriores sin dormir, causa una excesiva excitación emocional, cognitiva y fisiológica, que impide la relajación física y mental necesaria para el sueño.

Por otro lado, desde el punto de vista conductual, se enfatiza que los estímulos internos (pensamientos, estados mentales) como así también los estímulos ambientales (el dormitorio, los hábitos, los rituales que preceden al sueño) se asocian en poco tiempo con no dormir.

En otras palabras, mientras los que no tiene problemas para dormir, asocian los hábitos previos al sueño y las características de su propio dormitorio a un estado de relajación que los predispone y los hace dormir, las personas que sufren de insomnio crónico asocian el dormitorio con su dificultad para dormir.

En conclusión, se puede decir que las implicaciones cognitivas y de comportamiento actúan como factores de mantenimiento y hacen que el insomnio agudo y el insomnio situacional se conviertan en insomnio crónico.

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  • Esta primavera falleció mi madre de cancer mientras estaba hospitalizado debido a una cirugia delicada.Salí del hospital a tiempo acudiendo al funeral de mi madre.