De qué manera puedo ser alguien menos obsesivo

Una persona joven con pensamientos obsesivos

Seguramente alguna vez te habrás sentido como un prisionero pero en tu propia mente, en donde te enfrentas de manera obsesiva con alguna situación negativa en tu vida. Cuando el pensamiento obsesivo se vuelve algo frecuente, estamos ante una situación que debemos tratar.

La manera de funcionar para las personas ansiosas es un tanto diferente, incluso cuando todo está bien, existe la tendencia a centrarse en lo negativo de cualquier situación. Es como si el cerebro trabajara para aferrarse a las experiencias negativas y despojara lo positivo.

Cómo ser menos obsesivo

La rumia se considera como un pensamiento repetitivo que tiende a enfocarse en una determinada situación negativa, lo que nos hace repetir una y otra vez una situación difícil pero sin poder sacar ningún provecho de ella, solo el desgaste de pensar y cargar de frustración nuestra mente.

La rumia puede ser un problema porque rara vez ofrece nuevas ideas o soluciones sobre cómo manejar una situación. En cambio, nos secuestra emocionalmente e intensifica nuestros sentimientos negativos.

Entonces, ¿cómo podemos liberarnos de los pensamientos obsesivos? A continuación se mencionan algunas estrategias para reducir la ansiedad y conseguir disminuirla repetición obsesiva de pensamientos que invaden la mente.

1. Ser conscientes de lo que nos sucede

El primer paso para cambiar cualquier comportamiento es tomar conciencia de ello cuando surja.

Tenemos que reconocer nuestros patrones antes de poder cambiarlos. A menudo, cuando estamos atrapados en un ciclo cognitivo, nos involucramos en un hábito bien establecido.

Es similar a morderse las uñas o consultar las redes sociales cada pocos minutos: sucede inconscientemente.

La próxima vez que se descubras que estás teniendo pensamientos obsesivos, puedes intentar lo siguiente: Di para ti mismo «¡Alto!», puedes decirlo en voz alta para conseguir más impacto. Otra alternativa es practicar la visualización: por ejemplo puedes imaginar que tomas un pensamiento actual y lo echas al en un basurero.

2. Practica Mindfulness

Mindfulness es un estado de atención activa y abierta en tu experiencia de momento presente. Pasamos mucho tiempo ocupándonos de los errores del pasado o preocupándonos obsesivamente por eventos futuros en los que pasamos muy poco tiempo aquí y ahora.

La práctica de la atención plena puede ayudarnos a reducir nuestro yo «pensante» y aumentar nuestro yo sensorial. Un buen ejemplo: cada vez que te encuentres pensando o rumiando en «piloto automático», intenta realizar un cambio, si estás habituado a almorzar miradno tu teléfono móvil, déjalo por esta vez, de lado, y consigue nuevas maneras de procesar el momento.

Esto puede ayudarte a aterrizar en el momento presente. Cuando captes tu atención de estar obsesivo con algo, por el pasado o el futuro, muévete suavemente hacia atrás hasta el momento presente y recuerda: el futuro no existe en ninguna parte, sino en tu mente.

2. Nombra tu pensamiento obsesivo

Cuando estamos atrapados en el ciclo de la rumia y de los pensamientos obsesivos, generalmente hay un temor subyacente de que algo malo va a suceder. Es posible que te obsesiones por un error en el trabajo, una conversación inacabada con tu pareja, una pelea con un amigo o por no vivir la vida que imaginabas para ti.

Cualquiera que sea el motivo, trata de resumir esa reflexión en una sola frase: «Tengo miedo de perder mi trabajo» o «Estoy enojado con mi amiga por la forma en que me trató». De lo que se trata es de poder obtener el control al poder abordar la situación real. Si puedes identificar tu mayor preocupación o miedo, pregúntate: «¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Puedo manejar esto?» Probablemente, la respuesta es sí. Lo tratarás en el momento como siempre lo ha hecho con cualquier dificultad.

3. Aceptación

Tómate un momento y piensa en la fuente de tus ansiedades. Seguramente muchos de esos pensamientos obsesivos tienen que ver con proyecciones futuras o heridas pasadas, errores o remordimientos. Haz tu mejor esfuerzo para aceptar tu situación tal como está ahora.

Cuando te obsesiones con el pasado o te preocupe por el futuro, deberías hacerte la siguiente pregunta: «¿Puedo hacer algo al respecto ahora?» Si la respuesta es no, haz lo que esté a tu alcance para aceptar lo que sea. Toma un respiro y haz algo que te traiga alegría. Si la respuesta es sí, identifica lo que puedes hacer y hazlo.

4. Dale un determinado tiempo a tus preocupaciones, no más.

Uno de los momentos más difíciles puede ser durante la noche, donde quedarse dormido parece imposible porque sientes que no puedes calmar tu mente. Al ir a la cama, pareciera que los pensamientos rebotan por todo el lugar: surgen pensamientos obsesivos sobre las relaciones, la imagen corporal, la carrera, las finanzas, el futuro y lo que puedes comer en el desayuno, el almuerzo y la cena.

Es muy agotador lidiar con esta clase de pensamientos obsesivos y más aún si evitan el descanso. Pero lo que puedes hacer es darle un tiempo a tus preocupaciones, por ejemplo unos 20 minutos antes de dormir. Una práctica podría ser escribir todo lo que tengas en mente, de esa manera estas liberando el pensamiento.

Trabajar en ti de esta manera puede ser agotador, lo sé. Honestamente, no es fácil; los conceptos en sí son fáciles, pero promulgarlos es algo diferente. Como cualquier habilidad nueva, requiere práctica, repetición y amor propio.

Trata de ser compasivo contigo mismo y recuerda que no tienes que hacerlo todo de una vez: no sientas que ha fallado si aparecen algunos pensamientos obsesivos. Este no es un proceso lineal y, francamente, una cierta cantidad de miedo y ansiedad es normal. Sin embargo, si los pensamientos meditabundos interfieren con la vida que deseas vivir, considera buscar ayuda. La terapia es una excelente forma de aprender cómo usar estas técnicas con la ayuda y orientación de un profesional.

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