Neurastenia | Sus causas, síntomas y cómo tratarla

Imagen del cerebro y las conexiones neuronales para explicar la neurasteenia

La neurastenia es una enfermedad neurológica que se caracteriza por la presencia de astenia y otros síntomas incapacitantes. Veamos otros aspectos de la misma

La neurastenia o neurosis neurasténica es un problema de salud de carácter neurológico; o sea, asociado al sistema nervioso. Entre sus síntomas principales se encuentran: debilidad, fatiga y agotamiento. Aunque, también suele presentarse anorexia o rechazo a los alimentos, insomnio, vértigo, migrañas, depresión y baja autoestima. Puede manifestarse tras un episodio psicótico, en el que la persona pierde el contacto con la realidad u ocurre una despersonalización.

El término neurastenia fue creado por George Miller Beard (1839 – 1883), famoso neurólogo y electroterapeuta, natural de Connecticut, Estados Unidos. Para él, tal trastorno tenía su origen en alteraciones químicas sufridas por el sistema nervioso central. Años después, sería Silas Weir Mitchell (1829 – 1914), médico y neurólogo, quien idearía la cura de sueño o de reposo como una forma de tratamiento de esta enfermedad. También se aplicaba la electroterapia, técnica que utiliza la electricidad para curar lesiones físicas y otros problemas.

El síntoma más conocido de la psicastenia, como también se le denomina, es la astenia. Esta se caracteriza por un cansancio y fatiga extremos, acompañados por bajos niveles de energía, vigor y vitalidad. Según Karl Jaspers (1883 – 1969), psiquiatra y filósofo alemán, se trataba de un sentimiento de insuficiencia. La astenia puede aparecer posterior a una infección viral o bacteriana, e incluso manifestarse junto con un trastorno orgánico.     

Un concepto que ha caído en desuso

En la actualidad, este término ya no se utiliza o, en cualquier caso, los psicólogos se refieren al mismo más como un síntoma, que como un verdadero trastorno. Esto es debido a que el conjunto de señales que manifiesta, por lo general, forman parte de otras enfermedades físicas y/o mentales. No obstante, el vocablo tiene su historia personal, y en su período de mayor auge se le tuvo por una de las más importantes clases de perturbaciones neuróticas.

Como ya se mencionó, sería el neurólogo George Miller Beard, en 1880, quien realizaría la descripción, a nivel clínico, del entonces llamado síndrome de neurastenia. Aunque, en realidad, el concepto era conocido desde mucho tiempo antes. Él lo presentó como una debilidad extrema, irritante y desagradable con un origen que, quizás, era orgánico o funcional. Por otro lado, también formó parte de las investigaciones realizadas por movimientos como el psicoanálisis.

El padre de dicha teoría, Sigmund Freud, la colocó entre las dos neurosis verdaderas o reales, conocidas para entonces, junto a la hipocondría y la angustia. Él decía que su causa era una vida sexual carente de salud. En la misma se hallaban presentes elementos como: la abstinencia forzada o la interrupción del coito, para evitar embarazos indeseables o poco oportunos. Esto llevaba a que el organismo se intoxicara por falta de la necesaria descarga física y emocional.    

La neurastenia, durante la época en cuestión, fue catalogada como una de las más notables categorías diagnósticas. Siendo esta la etiqueta utilizada, por entonces, para describir a los síntomas depresivos. Pese a ello, con el paso de los años, el concepto se hizo menos popular, hasta que cayó en desuso. Y se llegó al extremo de que desapareció del “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM-II). Aunque, todavía se consigue en algunos otros.

Causas de la neurastenia y su tratamiento

La manifestación de este síndrome puede deberse a múltiples causas y, además, diversas teorías emiten sus propias hipótesis para explicarla. La más común considera que el origen es psicogénico y funcional. Y, asimismo, lo enlaza a una existencia continuamente signada por condiciones de padecimiento, malestar y/o una ansiedad desgastante para el paciente. Al principio, se pensaba que lo generaba el agotamiento provocado por una elevada demanda social.

Con el paso del tiempo, a esto se le ha sumado la idea de que los conflictos afectivos podrían ser uno de los factores que provocan su aparición. Así, la neurastenia puede manifestarse en situaciones depresivas, obsesivas y de extrema ansiedad. Aunque, también, se le ha visto en casos de:

  • Enfermedades infecciosas;
  • Intoxicaciones alimentarias, medicamentosas o con productos químicos;
  • Trastornos neurológicos;
  • Ciertas clases de tumores;
  • Disfunciones del sistema autoinmune;
  • Mal funcionamiento del tipo hormonal o metabólico. Como, por ejemplo, el hipertiroidismo, el hipotiroidismo y la diabetes;
  • Hambre extrema;
  • Anemia perniciosa;
  • Falta del adecuado descanso durante un largo período.

Un tratamiento dependiente del tipo de origen de la neurastenia

Es fácil concluir que el tratamiento de un trastorno de causas tan diversas dependerá, en buena parte, de cuál ha sido aquella que ha motivado su aparición. Cuando la razón es médica o biológica, al tratar dicho problema y mejorar la condición del enfermo, la neurastenia también remitirá. La farmacología moderna provee productos como las benzodiazepinas (psicotrópicos) y los antidepresivos para atenuar el malestar psicológico.    

Estos se usan combinados con terapias que permitan modificar en el paciente: conductas, creencias, expectativas y autodemandas. Puesto que, en muchas ocasiones estas actitudes mentales, son las principales responsables del problema. Aprender a gestionar el estrés y a realizar actividades de relajación como el yoga y otros, también puede resultar de gran utilidad. La motivación vital es, quizás, la fuerza más poderosa para curarse de la neurastenia.   

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  1. Schäfer ML. Zur Geschichte des Neurastheniekonzeptes und seiner modernen Varianten Chronic-Fatigue-Syndrom, Fibromyalgie sowie Multiple Chemische Sensitivität [On the history of the concept neurasthenia and its modern variants chronic-fatigue-syndrome, fibromyalgia and multiple chemical sensitivities]. Fortschr Neurol Psychiatr. 2002;70(11):570-582. doi:10.1055/s-2002-35174

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