La resistencia en Psicología y el paciente que no quiere cambiar

La resistencia al cambio en psicología

Existen algunas personas que, cuando les corresponde afrontar actitudes para solucionar una determinada situación que les está afectando; asumen una posición de resistencia que no les permite avanzar, y los estanca en la misma.

Este tipo de conducta es denominada como “resistencia al cambio” y en psicoanálisis es descrita como la conducta o actitud de rechazo que asume un paciente, en contraposición al tratamiento o a la terapia que sea recomendada por el psicoterapeuta para la solución del conflicto.

¿Cuáles son las razones de la resistencia en psicología?

Por lo general, un cambio suele producir algún tipo de temor ya que tiene sus implicaciones; las cuales pueden llegar a afectar, en ocasiones, hasta el ritmo de vida de la persona, significando un esfuerzo que pocas veces se quiere realizar.

Podría inclusive ser necesario aplicar técnicas para reinventarse, no solo a nivel personal, sino reacomodarse en el entorno social o familiar para poder salir de la comodidad que hasta ahora venía siendo acostumbrada.

Todo esto sin importar que exista algún nivel de  insatisfacción en la persona.

Entre las causas que provocan la resistencia en psicología, se podrían nombrar las siguientes:

  • Incertidumbre sobre el impacto que tendrán los cambios.
  • La manera negativa de pensar.
  • Inconvenientes para interrumpir los procesos que los mantienen en sus zonas de confort.
  • La contradicción intrínseca de desear que algo suceda, para no tener que pasar por el cambio.

 ¿Qué podemos hacer cuando existe una situación de resistencia?

En estos casos la primera actitud que hay que asumir es la de la empatía, sin que esto signifique que tengamos que ser complacientes, ya que esto sería ir en contra sentido del cambio de conducta que se pretende inducir.

Este proceso pasa primeramente por iniciar la aplicación de una metodología que conlleve a que la persona permita ser dirigida, para de esa forma poder llevarla hacia el desarrollo interno de las herramientas necesarias; las cuales le permitan derribar las estructuras de pensamiento que le mantienen sujeto a una situación que no ha de resolver por sí sola.

Desde el punto de vista del tratamiento terapéutico, se requiere efectuar un abordaje inicial que dé cabida a que la persona, pueda ser capaz de generar ese cambio que tanto desea y ha buscado, pero que al mismo tiempo la asusta y la paraliza.

El psicoterapeuta que presta su ayuda a una persona que evidencie resistencia al cambio, debe dar una respuesta asertiva a las siguientes interrogantes:

  • ¿Por qué la persona está resistiéndose?
  • ¿Por qué se percibe que hay un estancamiento?
  • ¿Por qué la idea del cambio no es motivante?
  • ¿Qué existe detrás de esos procesos mentales de resistencia?

Aunque dar respuesta a estas interrogantes seguramente no será una tarea sencilla, es imperante llevar progresivamente a la persona a que comprenda la forma en cómo ella misma se va aferrando a su línea  de pensamiento, a sus emociones y a su conducta; obstaculizándose así sus posibilidades de crecimiento.

Para lograr este cometido, debe procurarse que la persona internalice lo siguiente:

  1. Qué percepción tiene de sí misma.
  2. Si tiene conciencia de sus capacidades.
  3. Cuál es la situación que se transformó en crisis.
  4. Entender los parámetros distorsionados de su pensamiento.
  5. Evaluar su historia personal.
  6. El impacto que ha causado su manera de relacionarse, con su integración.

Cómo se puede inculcar el deseo de cambio

¿De qué forma puede ser motivado el deseo de asumir un cambio?

  1. Hay que procurar fijar metas que sean emocionalmente atractivas y que a su vez  estén claramente definidas.
  2. Estas metas no deben requerir demasiadas acciones, ya que el solo hecho de tener que  analizarlas y evaluar las opciones; puede llevar a que se  genere aun más resistencia al cambio.
  3. La tarea más engorrosa al inicio de un proceso de cambio, es lograr que la persona se movilice. Por eso el avance debe ser metódico y pausado en principio.
  4. Los logros pequeños que requieran poco tiempo y esfuerzo, motivan más al cambio que los que se fijen a largo plazo: por muy grandes que estos sean.
  5. Todo proceso de cambio debe mantener el respeto con los valores de identidad.
  6. Los factores fundamentales para lograr cambios exitosos, son las proyecciones atractivas, las acciones concretas y no engorrosas y la coherencia entre lo que se desea y lo que se puede hacer.