Niños autistas – Terapia de desarrollo del lenguaje

Terapia para niños autistas

Los niños autistas tienen problemas para comunicarse con las personas que les rodean. Veamos los avances logrados en el área de desarrollo del lenguaje.

Los niños autistas experimentan una perturbación de tipo neurobiológica en su desarrollo. Sus manifestaciones incluyen actividades restringidas y repetitivas, al igual que lo son sus patrones de conducta e intereses. Además, presentan deficiencias notorias y persistentes en el lenguaje y otras formas de comunicación; así como, en la integración social. Algunos indicios del trastorno del espectro autista (TEA) abarcan desinterés por el ambiente y las personas que los rodean o ausencia de contacto visual y físico.

Los que hablan son literales y no entienden las bromas, ni expresiones de doble sentido. Dado que las dificultades de tales infantes para comunicarse constituyen, quizás, la manifestación más notoria del TEA, los psicólogos y psiquiatras han hecho mucho énfasis en esta área. Por un lado, se ha aplicado el análisis conductual aplicado (ABA, por su sigla en inglés) y la terapia de lenguaje. Por otro, se ha estudiado el efecto del tratamiento de respuesta pivote (PRT), uno de los que poseen mayor evidencia científica, encontrándose excelentes resultados en los grupos de prueba.     

Los estudios de ABA tuvieron sus inicios a principios del siglo XX, de la mano de personajes reconocidos: Pavlov, Skinner y otros. Sin embargo, su aplicación al autismo no comenzó sino hasta la década de los 60, siendo Fester el precursor en este campo. Gracias a su investigación dejó de calificarse el TEA como problema de índole emocional. Fue a partir de allí que se empezó a aceptar que la principal fuente de problemas de dichos niños estaba relacionada con su dificultad para el aprendizaje.

¿En qué consiste el PRT para niños autistas?

Las áreas básicas sobre las cuales se fundamenta son:

Motivación

Primero se capta la atención del individuo mirándolo directo a los ojos, tocándole la mano, subiéndole la cabeza, etc., para luego impartirle las instrucciones. Estas requieren ser breves y directas. Asimismo, debe haber un compartir del control entre el participante y el terapeuta, de modo de mantener el interés del primero. Con la adquisición de nuevas habilidades el niño podrá recibir menos ayuda, con lo cual crecerá su autoconfianza.

La terapia se refuerza con la intervención de los padres, quienes identificarán aquellos objetos del hogar que son los favoritos de su hijo. Los mismos se aplicarán como reforzadores de las actividades planificadas y darán pie a la exploración de diferentes intereses. De esta manera, se toman en cuenta las preferencias de los niños y se conserva su deseo de participar. Con igual objetivo en mente se realizan distintas actividades para entrenarles en una habilidad específica. También se introducen gradualmente nuevos retos, cuidando de no causar frustraciones.    

Respuesta a estímulos múltiples

A medida que el tiempo pasa se varían e intensifican los estímulos, empleando materiales y objetos variados para que el participante amplíe sus conocimientos. Así, las actividades no se hacen aburridas en ningún momento. El terapeuta programará las actividades primarias y las de refuerzo, dándoles la intensidad, al igual que la frecuencia, que sea necesaria en cada caso.

Gestión del propio comportamiento

La idea es identificar las conductas deseables y las indeseables; enfatizando que las últimas son desadaptadas y dañinas, no solo molestas. El paciente debe ser capaz de entender las diferencias entre ambas vertientes. Se entregará una recompensa en los casos exitosos y el niño aprenderá a pedirla cuando se la haya ganado. Así, paulatinamente aumentan los comportamientos autogestionados, se reducen las indicaciones y se promueve la independencia. El procedimiento se traslada a los ambientes naturales donde el participante se desenvuelve.    

Comportamientos sociales

En este caso se les enseña de manera explícita a desenvolverse durante las interacciones sociales. Por ejemplo, formas de iniciar una conversación, respetar el turno en un juego, hablar respetando las reglas de cortesía, etc. Asimismo, aprenden a formular y manejar preguntas como ¿qué es eso?, ¿qué sucede? ¿qué pasó?, y sus respectivas respuestas. Se imitan las conductas del niño y se les entregan los objetos que pida solo si lo hace del modo adecuado. Se le indican tareas y luego se evalúan, etc.    

¿Cuáles son los resultados del PRT en niños autistas?

El tratamiento de respuesta pivote (PRT), también llamado paradigma del lenguaje natural, se emplea con niños y adolescentes entre 2 y 16 años de edad. Su propósito fundamental es lograr la independencia y autonomía, que sean capaces de establecer relaciones saludables con otras personas. En un estudio desarrollado durante 6 meses y publicado por la revista Pediatrics se encontró que los participantes tratados con esta terapia alcanzaron una mejora notable en sus habilidades comunicacionales

Por último, los niños autistas pueden llegar a desarrollar su lenguaje con la terapia del PRT. Se trata de una metodología bien estructurada que requiere una supervisión continua de la actividad desarrollada por parte del terapeuta. Para que funcione de acuerdo a lo esperado, los padres y cualquier otra persona que intervenga en el cuidado del individuo, deben comprometerse en su aplicación. La eficacia del tratamiento incide positivamente en la calidad de vida de los participantes.

Bibliografía:
  1. Lei, J., & Ventola, P. (2017). Pivotal response treatment for autism spectrum disorder: current perspectives. Neuropsychiatric disease and treatment13, 1613–1626. doi:10.2147/NDT.S120710
  2. Duifhuis, E. A., den Boer, J. C., Doornbos, A., Buitelaar, J. K., Oosterling, I. J., & Klip, H. (2017). The Effect of Pivotal Response Treatment in Children with Autism Spectrum Disorders: A Non-randomized Study with a Blinded Outcome Measure. Journal of autism and developmental disorders47(2), 231–242. doi:10.1007/s10803-016-2916-0