Los abrazos son el alimento emocional de los niños

Por todos los psicólogos es conocido, el poder terapéutico emocional que tiene un abrazo.

Como seres emocionales que somos, el contacto físico constituye en nosotros una forma de comunicarnos  y de expresar sin palabras el afecto que sentimos por una persona.

El abrazo permite a las personas establecer un vínculo de aceptación y entendimiento, que no se transmitiría de igual manera si simplemente lo expresáramos.

La sensación que brinda el estrechamiento en los brazos de una persona con que tengamos algún tipo de afinidad, nos proporciona seguridad y refugio; además de la certeza de sentirnos apreciados.

Ahora bien, en los recién nacidos, al momento del alumbramiento son entregados a la madre colocándolos en su pecho. Esto permite que quede grabado en su subconsciente, el vínculo que los mantendrá unidos de por vida.

En ellos, el contacto directo con la piel de la madre les es tan necesario como alimentarse de ella; reforzando de esa manera su sistema inmunológico al sentirse protegidos y seguros.

¿Por qué es tan importante el abrazo en los niños?

Los abrazos tienen la propiedad de que nos ayudan a sentirnos bien y adicionalmente, favorecen el desarrollo afectivo y la inteligencia de los niños.

El simple contacto físico que brindan los abrazos, colman de energía tanto a la madre como al niño y los compenetra de un modo especial; donde la palabras están de más.

Un claro ejemplo de lo anteriormente expuesto, es la acción de que cuando un niño tiene un exceso de rabia o de furor, el simple hecho de ser abrazado logra que pueda controlar su agresividad y disipa la tensión que pueda tener acumulada.

El poder del abrazo le hace sentir al niño que no está solo, que tiene a alguien con quien puede contar  y le abre el camino para que pueda expresar todo lo que siente; recuperando su equilibrio interior que en los pequeños es un tanto difícil de gestionar.

 ¿Cuáles son los beneficios del abrazo para los niños?

Son muchos los beneficios desde el punto de vista afectivo y de salud en general, que un fuerte abrazo aporta a los niños.

Los siguientes, son solo algunos de ellos:

1. Brindan seguridad

Un niño va a sentirse más seguro en la medida que reciba de sus padres y familiares más cercanos, el afecto que solo un buen abrazo es capaz de transmitir.

Esto les hará reforzar en gran medida su autoestima y les potenciará la creencia en sí mismos y en su capacidad de ser independientes.

La seguridad que brinda un abrazo en el niño, solo puede ser comparada con la que él sentía cuando aún se encontraba en el vientre de su madre.

2. Fortalece la salud emocional

Un niño que reciba constantemente muestras de afecto a través de los abrazos como hábito cotidiano, será en el futuro una persona sana emocionalmente, capaz de manejar asertivamente los conflictos y no dependerá de terceras personas para afianzarse en sus resoluciones.

3. Motiva la unión familiar

Los abrazos que se manifiestan a diario de una manera constante y espontánea, son los que crean vínculos de unión familiar indisolubles.

Inclusive, los niños que se crían en un ambiente donde las manifestaciones de amor son un hábito constante; en el futuro formarán familias con esa misma tendencia.

Los vínculos que propician los abrazos crean nexos afectivos cercanos y sinceros, que logran unir a la familia en un sentimiento de conjunto, de integración y de unidad por la sensación que brinda el sentirse parte de algo.

4. Es una fuente de energía

No hay nada que llene más a una persona, que la energía que se desprende de un abrazo sincero y motivado por emociones tan positivas como el amor.

Este tipo de energía positiva es la que da fuerza y ánimos en  los niños, equilibrando su estado emocional.

5. Influyen positivamente en el estado de ánimo

Si quieres restablecerle a un niño su alegría y mejorar su estado de ánimo, bastará con que lo tomes entre tus brazos y lo estreches con mucho amor y afectuosidad; para que deje de sentirse triste o decaído.

No debemos olvidar que la comunicación que efectuamos a modo no verbal, puede llegar a ser mucho más importante y con más contenido que la comunicación verbal; por el aporte que significa en el vínculo emocional entre padres e hijos.