Mi perro es mi familia, no solo es una mascota

Mujer abrazando a su perro

Mi perro es mi familia, una frase de gran valor para el hogar que muchos aprecian más que nada en el mundo. Conoce los beneficios de contar con ellos.

Para el diccionario de la Real Academia Española, mascota es un término usado para expresar las funciones de un animal doméstico. Se caracterizan por acompañar en todo momento a una persona. Pero increíblemente esta relación entre la persona y el animal tiene historia. Los gatos fueron esos primeros amuletos que los egipcios usaban con frecuencia. A pesar que en otras culturas este animal era símbolo de maldad.

Cada mascota llega a tu vida, rápidamente deja de tener ese rol y se convierte en un integrante más del núcleo familiar. Especialmente los canes que tiene la capacidad de ganarse hasta el corazón más duro. Es por eso que decimos que “mi perro es mi familia” y cada día que pasa el lazo de unión se hace más fuerte.

Su amor, lealtad y fidelidad nace de manera natural en cada cachorro y este jamás pedirá nada a cambio. En esta relación es donde el sentimiento más puro y fuerte se logra vivir y sentirlo. Por eso, decir que un perro es una mascota es la mayor mentira, la realidad nos demuestra que contamos con un integrante de la familia tan valioso como el resto.

Mi perro es mi familia y este nos adopta

El fenómeno de tener una mascota en casa y hacerla parte de la familia se inicia con un acercamiento del animal. Este, en un principio nos elije, aunque suene extraño, así sucede. Su capacidad de interpretación es superior y como seres humanos poco nos damos cuenta. Al lograrlo se crea un vínculo muy fuerte en la familia, en donde grandes y chicos aportan su granito de arena para darle el amor que se merece.

Niños jugando con su perro

Somos el enfoque central del animal

Es fácil notar como el perro comienza a tener una conducta muy dependiente con nuestra presencia. Es decir, come o hace sus necesidades cuando estamos con ellos. También expresan sus emociones cuando estamos a escasos metros de distancia y lo hacen saber moviendo su cola y colocándose cerca de la puerta.

Su necesidad de formar parte de la familia

Ellos se ajustan perfectamente a la rutina de bajarlos o darles de comer. Incluso se adaptan con facilidad al trato que reciben sin sentirse desplazados o desequilibrados. Es normal en ellos su naturaleza es dar y recibir amor. Mi perro es mi familia y por eso lo adoro.

Un cambio radical de vida

Cuando el proceso de adopción se lleva a cabo ocurre un cambio radical en la vida de los perros y de los seres humanos. Su naturaleza les hace protegernos y los vínculos de amor se estrechan cada vez más. Nos convertimos en todo para ellos logrando un lazo que ningún ser humano consigue con otro de su misma especie.

Son los mejores escuchando

Su capacidad de atender y escuchar es fenomenal. Podemos expresar nuestras emociones sin ningún tabú, esperando simplemente un desahogo de nuestras alegrías y males. Esta es  una de sus principales cualidades, el escuchar mejor que cualquier ser humano. Ellos te miran y saben rápidamente como te sientes. Si es una emoción triste buscan la manera de alegrarte.

Nos protegen a como dé lugar

Su instinto animal les hace ser efectivos ante cualquier amenaza o ataque que sufra cualquier miembro de la familia. Aunque sus lazos suelen ser más fuerte con uno de los integrantes, la protección es integral. No importa lo que pueda pasar, un perro hará hasta lo imposible para que no ocurra nada en contra del núcleo familiar.

Mi perro es mi familia y forma parte del árbol genealógico

El perro llega a tener niveles participativos en una familia a tal punto de ser considerado un hijo o hija. Esto, debido al amor incondicional que los seres humanos dan a sus cachorros y viceversa. Últimamente la familia tradicional ha logrado calar al nuevo sistema social. Se les conoce como familias interespecies, en donde una mascota forma parte activa del hogar. Desde tener una habitación hasta un plato en la mesa. (2)

Desde la revista Humanity & Society han desarrollado un estudio psicológico de esta relación. Mi perro es mi familia es una afirmación que los expertos Nicole Owens y Liz Grauerholz han tratado de descifrar. El considerar a estas mascotas como miembros de la familia es positivo.

El problema es cuando olvidamos que un perro es un perro y lo humanizamos; esto, según Maricarmen Castro, miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y de la Asociación Hydra, es un error. En psicología esta actitud representa una carencia emocional en la persona, considerando que el perro es humanizado. Los expertos pueden canalizar esta situación evitando que se descontrole a tal punto de perder la noción de la realidad.

La afirmación “Mi perro es mi familia” es positiva, siempre y cuando no olvidemos que sigue siendo un animal y no un ser humano. Para apoyo en caso del deceso de la mascota, el Psicólogo puede brindar asistencia psicológica para superar el proceso de duelo.

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