Las muestras de afecto pueden sanar el alma

Las muestras de afecto sanan el alma

Se ha pensado, desde tiempos muy remotos, que el amor podría ser una medicina, de hecho así lo han podido comprobar. Sin embargo, ahora esto se puede verificar desde la ciencia.

Las muestras de afecto protegen contra los resfriados, permite que las heridas se curen más rápido y prolonga la vida: los investigadores están encontrando cada vez más evidencia de cómo el sentimiento más hermoso del mundo fortalece nuestra salud. Y lo mejor de todo: todos pueden usar sus conocimientos para sí mismos.

Las muestras de afecto sanan más que el cuerpo

Es difícil creer hasta dónde llega la interacción entre la mente y el cuerpo: ¿quién hubiera pensado que la soledad podría ser tan dañina para la salud como fumar? ¿Y que la sensación de aislamiento aumenta más el riesgo de enfermar que el sobrepeso o la falta de ejercicio?

Investigadores de la Universidad Brigham Young en el estado estadounidense de Utah llegaron a estas conclusiones después de evaluar 148 estudios. Pero en realidad no se necesita una encuesta científica para comprender que las emociones influyen en la salud. Basta con sentir conscientemente lo que sucede en el cuerpo cuando se acurruca con el niño o se disfruta de la cercanía de la pareja.

Las muestras de afecto se sienten bien, cálidas, ayudan a relajarnos. Ni siquiera hace falta que el tacto, una mirada cariñosa, reír juntos o hacer el tonto es suficiente. Y viceversa: ¿Cómo se siente la ira en el cuerpo cuando los músculos se acalambran por la ira? ¿O cuando el corazón está acelerado por la ansiedad?

Todo parece estar conectado

Mientras tanto, incluso los médicos de medicina convencional que tienen una orientación estrictamente científica ya no dudan de la estrecha conexión entre el alma y el cuerpo, es decir, entre la psique y el soma.

Lo que es más perjudicial para la salud es el estrés y la ansiedad, porque cuando estás permanentemente bajo el estrés (estrés crónico), las hormonas como la adrenalina y el cortisol ya no se descomponen.

El mejor antídoto es el amor, porque incluso un momento breve y sincero tiene el mismo efecto positivo en el cuerpo que una larga sesión de meditación.