En este artículo hablaremos sobre la eritrofobia, que es el miedo a ruborizarse o sonrojarse. Es una forma común de miedo, cuyo nombre proviene del griego: «erythr» que significa rojo o rojizo y «fobia» por miedo.
Básicamente, se trata del miedo a ruborizarse o sonrojarse en situaciones sociales cuando crees que estás siendo observado por otros.
¿Qué hacer cuando el miedo a sonrojarse se vuelve abrumador? ¿Cuáles son las características y causas de este fenómeno? ¿Qué remedios existen para la eritrofobia? Todos estos temas tratarán de ser respondidos en este artículo resumido.
Eritrofobia: cuadro clínico y síntomas
El enrojecimiento del rostro como señal de vergüenza es uno de los síntomas más comunes que suelen presentar los adolescentes, aunque también puede extenderse a lo largo de la juventud y edad adulta.
¿Por qué la gente se sonroja?
La reacción física de «ponerse colorado» está estrechamente relacionada con la psique, porque hace que las emociones sean visibles: el rostro no solo se pone rojo cuando alguien se esfuerza demasiado o ha bebido alcohol, sino también cuando está avergonzado o siente un pánico social.
La base de la eritrofobia es un sentimiento de miedo a una reacción física que ocasionalmente ocurre en la vida cotidiana: sonrojarse. Esta ocurre como una expresión de:
- Miedo;
- Vergüenza;
- Sentimientos de culpabilidad;
- Estrés.
El rubor en sí es causado por el ensanchamiento de los vasos sanguíneos en la piel del rostro, lo que causa un aumento del rubor ocasionado por los glóbulos rojos. Es un reflejo que es controlado por el sistema nervioso autónomo y ocurre involuntariamente.
Esto significa que no se puede prevenir a voluntad. Esta impotencia frente a una respuesta corporal visible es una de las fuentes de ansiedad asociadas con ella.
¿Cuál es el problema de ruborizarse?
El estrés causado en los afectados no es en sí por el proceso real de sonrojarse, sino por la expectativa del reflejo y el miedo al componente social. El miedo a ruborizarse proviene de la impresión de que otras personas son demasiado receptivas y conscientes de este efecto, devaluando, despreciando o ridiculizando a la persona a la cual le ocurre.
A su vez, esta vergüenza en primer plano intensificaría el sonrojo, lo que llevaría a un círculo vicioso en el que el estado de la persona afectada se vería cada vez más afectado.
Para evitar esto, las personas que sufren ansiedad por eritrofobia comienzan a evitar deliberadamente situaciones en las que son observadas o valoradas por otros. El enfoque de este miedo se encuentra en la auto observación. El miedo a sonrojarse lleva a preguntas constantes:
- ¿Hay un público que perciba el cambio?
- ¿Puedo esconder el rubor?
- ¿Qué tan fuerte será?
- ¿Qué tanto lo notarán las personas que te rodean?
Como regla general, también existe una percepción distorsionada de la frecuencia y la gravedad de este proceso: mientras que la respuesta fisiológica real no es significativamente diferente del resto de la población, los eritrofóbicos creen que su reacción es particularmente más fuerte.
¿Cuál es la causa de sonrojarse?
Aún no está claro por qué una persona se ruboriza en situaciones embarazosas. «Hay varias teorías, pero ninguna ha sido probada«, dice la psicóloga Samia Härtling, que investiga el sonrojo en la Universidad Tecnológica de Dresde. [¹]
Una explicación científica es que el enrojecimiento de la cara en situaciones embarazosas podría ser un mecanismo de defensa para proteger a las personas de ser excluidas de su grupo social después de una violación de las reglas. La cabeza roja señala: «Lo sé, cometí un error, lo siento«.
El rubor social
El responsable del llamado rubor social es el sistema nervioso autónomo, que no puede controlarse a voluntad. El nervio simpático, que se activa en situaciones estresantes, ordena que los vasos sanguíneos se dilaten. Pero no solo se pone roja la cara, sino que también el corazón late más rápido, las manos sudan, y la persona siente la necesidad de ocultarse.
Cuando y con qué frecuencia las personas se sonrojan, se asocia con umbrales individuales, explica Christoph Schick, un médico cirujano de Munich, quien trata a pacientes que sufren de rubor excesivo (eritrofobia). Estima que aproximadamente cada 200 personas tienen un trastorno congénito en el sistema nervioso simpático, que hace que la cadena de reacción se eleve más rápido.
Enfermedades secundarias y comorbilidades
Como resultado de los síntomas de la eritrofobia, las personas que sufren el miedo a sonrojarse se retiran cada vez más, evitando grupos de personas, exponerse, actividades de ocio y, finalmente, incluso la vida laboral.
El aislamiento social y la soledad pueden ser un resultado del miedo a ruborizarse cuando no es trabajado. Por otro lado, esto no sería adecuado para permitir que las personas que sufren de eritrofobia puedan lograr mayor seguridad y libertad del miedo.
En relación con la ansiedad social causada por esta fobia, a menudo pueden ocurrir otros trastornos de ansiedad. También puede darse depresión, tanto como resultado, así como una de las causas de la eritrofobia.
Los afectados tienden a abusar desproporcionadamente de alcohol y drogas. Además, la incidencia de TDAH en eritrofóbicos ha aumentado en la población en general.
Cómo puedo tratar el miedo a ruborizarme y «ponerme colorado»
El sonrojo constante puede convertirse en una carga. ¿Qué importancia tiene la ruborización para el afecto? ¿Y qué terapias ayudan contra el sonrojo?
Los trastornos de ansiedad se pueden tratar adecuadamente en un entorno terapéutico intensivo estacionario en cuatro a cinco semanas. Sin embargo, es preferible no hablar de curación, porque los miedos son naturales.
Es saludable, por ejemplo, tener miedo a un abismo, el objetivo de la terapia para la persona que sufre eritrofobia es una forma normal de lidiar con los miedos. Los miedos siguen ahí al final, pero ya no limitan al paciente.
El sonrojo es una reacción humana normal como reír o llorar. Y, sin embargo, sonrojarse puede convertirse en un problema si le resulta vergonzoso o causa temor a ser rechazado por otros.
Cuanto el paciente más se defiende de sonrojarse, se vuelve más fuerte, esto ocasiona que se desarrolle un miedo al sonrojo, lo que significa que se pueden experimentar ciertas situaciones solo con extrema tensión o evitarlas por completo. Sin embargo, cada ser humano puede romper este ciclo.
1. Desarrollar la aceptación del enrojecimiento
Es importante que no consideres el enrojecimiento como tu «enemigo» u oponente. Entonces, el primer paso es desarrollar una nueva perspectiva: no pensar constantemente: «Oh, Dios, ¿qué puedo hacer para no sonrojarme?«, sino aceptar esa cualidad, ya que intentar detenerla genera más pánico lo cual incrementa el rubor.
Muchas personas no lo percibirán, muchas otras no lo relacionarán con la situación que tú consideras que te provoca el rubor, y si lo dejas fluir desaparecerá más rápido que si intentas detenerlo.
2. Usa la respiración para evitar ruborizarte
En cada experiencia mental está involucrada la respiración. Resoplamos de rabia, reímos hasta quedarnos sin aliento o retenemos la respiración con miedo. Cuando el afectado se pone colorado, se siente inseguro y ansioso, y su respiración se detiene. Además, se adopta una postura muy erguida que no permite respiraciones profundas. En este caso el afectado se debería dejar llevar por la respiración y, por lo tanto, por la conexión con el cuerpo.
Esto se puede aprender en una terapia respiratoria. Realizando ejercicios para la vida cotidiana: la respiración fluye profundamente hacia el estómago cuando se sienta con la espalda ligeramente curva, con las manos con los puños cerrados y presionando los talones ligeramente contra el suelo. Cuando se presionan los talones, se inhala, y cuando se sueltan se exhala.
La mejor manera de hacer frente a una situación que deseamos cambiar, es acudir a una terapia que nos pueda brindar una orientación acorde a nuestras necesidades, un terapeuta profesional podrá ayudar en el tratamiento de la eritrofobia con resultados alentadores si la vida del paciente se ve afectada en la actualidad.
- Cognitive Therapy and Task Concentration Training Applied as Intensified Group Therapies for Social Anxiety Disorder with Fear of Blushing—A Randomized Controlled Trial [Link]
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