Este es uno de los males derivados de la influencia que las nuevas tecnologías tienen en nuestras vidas. La Nomofobia es el nombre que se le ha dado a cierto tipo de conducta que suelen presentar algunas personas, ante la situación de no tener su teléfono móvil y sus aplicaciones en un momento determinado.
Con la aceleración que se ha producido en el mundo de la tecnología de una década hacia acá y la incorporación a la vida cotidiana de estos avances, la utilización de manera masiva de los llamados Smartphone ha venido a cambiar de una manera radical nuestro estilo de vida.
Ya nadie tiene la menor duda del poder de transformación que tiene la tecnología y en función de esto, se va acelerando la velocidad con que esta va influyendo en la sociedad.
Para la mayoría de las personas, el móvil representa una herramienta irreemplazable en su día a día; hasta llegar a los extremos de haber invadido todos los espacios de su vida llegando a convertirse en un verdadero peligro.
¿Qué es la Nomofobia?
El término «nomofobia» describe el miedo a no poder acceder al teléfono inteligente y la adicción al mismo, sin poder ponernos un límite en su uso. El término proviene del mundo de habla inglesa y es la abreviatura de «No-Mobile-Phone-Phobia». Esto se traduce en «miedo a no tener un teléfono móvil». Un estudio de 2012 encontró que el 66 por ciento de los usuarios de teléfonos móviles del Reino Unido temen la inaccesibilidad al teléfono móvil.
¿Cómo se comporta una persona con Nomofobia?
Los nomofóbicos tienen un patrón de conducta muy particular que los hace fácilmente reconocibles:
- Miran de manera insistente el móvil, haciéndoles difícil mantener una conversación con cualquiera de las personas de su entorno; incluso en la hora de la comida.
- No se fijan límites a la hora de darle uso al móvil, hasta el punto de llegar a utilizarlo en los momentos menos adecuados, como cuando conducen un vehículo o en medio de alguna reunión de carácter laboral.
- Pasan la mayor parte de su tiempo consultando el móvil, ya que las redes sociales y las aplicaciones de última generación capturan toda su atención.
- Reducen el tiempo y el espacio que dedicaban a otras actividades en su vida, incluyendo las de ocio y sano esparcimiento.
- Niegan la situación por más evidente que esta sea. Como sucede con otras adicciones, la negación del hecho es la primera respuesta de las personas que dependen psicológicamente de algo.
- Entran en una especie de pánico mal disimulado, cuando detectan que el móvil por algún motivo no está a su alcance o desconocen de momento su paradero.
Consecuencias de la conducta nomofóbica.
Seguidamente, evaluaremos las posibles consecuencias que pueden ocasionarse como resultado del uso indebido del móvil:
1. Generación de conflictos interpersonales
Dado que los niños y adolescentes son los más propensos a sufrir de Nomofobia, las diferencias con los padres suelen ser más recurrentes por dejar de atender sus deberes; o porque se ve disminuida la interacción entre el núcleo familiar.
En las parejas, los conflictos los generan los celos y el exceso de control.
2. Decaimiento del rendimiento escolar
Observado mayormente en los adolescentes, pues se evidencia un decaimiento en los estándares escolares mantenidos hasta la fecha previa a la adquisición del móvil; porque concentran ahora su atención en el teléfono y no en las clases.
3. Trastornos del sueño
Originados por el efecto que causa la luz azul de onda corta que genera la pantalla del móvil, la cual interpreta el cerebro como que aún es de día; lo que ocasiona serias dificultades para conciliar el sueño.
4. Pérdida de reforzadores positivos
Se inhibe la práctica de las relaciones interpersonales y otros buenos hábitos como la lectura y el deporte, entre otros.
¿Cómo puede combatirse la Nomofobia?
Por lo relevante de este problema, se debe tratar la Nomofobia directamente considerándola como una grave afección.
Por ello, lo más prudente es solicitar ayuda a los profesionales calificados; si la dependencia es exacerbada.
Para los casos no tan graves, estas recomendaciones pudiesen ser de utilidad.
- Desconexión eventual: De esa manera el cerebro se hará la percepción de que habrán momentos de descanso en que estarás sin conexión.
- Establecer líneas entre vida real y virtual: La “vida virtual” debe entenderse como parte de la real y no su reemplazo.
- Reducir la información que se recibe: En realidad no es necesario estar al día con todo. Esto solo genera estrés.
- Disminuye las apps: Instalar solamente las aplicaciones que realmente se necesiten.
El uso racional del móvil siempre será la mejor opción.
De esa manera se convertirá en un buen aliado y no en un enemigo para el normal desenvolvimiento de las personas.
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