Tics nerviosos y tratamientos para su eliminación

Tics nerviosos en niños

Los tics nerviosos son manifestaciones inconscientes de movimientos o sonidos que perturban a quienes los generan. Con ayuda profesional se pueden superar.

Los tics nerviosos y movimientos descontrolados del rostro, brazos o piernas, e inclusive sonidos involuntarios como gemidos, pueden causar mortificación a quien los manifiesta. Dentro de la expresión mencionada se incluyen una gran cantidad de conductas que causan complicaciones diarias y producen, a veces, una mala imagen del individuo que las padece. Algunas de ellas se hacen crónicas y no se corrigen, pero existen terapias para aplicar con éxito a aquellas que son de carácter transitorio. Proporcionándole así una mejor calidad de vida al paciente. 

¿Qué es un tic nervioso?

Un tic es, por definición, una contracción inconsciente y espontánea de cualquier músculo del cuerpo. Se trata de una afección de tipo neurológico, aunque susceptible de agravarse por diversas condiciones mentales transitorias como ansiedad, temor, angustia, etc. A pesar de que se desconoce la razón exacta de su origen, se sabe que hay factores que los propician o empeoran. Entre ellos:

  • Carencias nutricionales. Por ejemplo: ingesta insuficiente de magnesio.
  • Trastornos e intolerancias alimentarias. Por ejemplo: anorexia y bulimia.
  • Abuso en el empleo de ciertas sustancias. Por ejemplo: té, café o drogas.
  • Medicamentos. Algunos productos farmacológicos producen el tic como efecto colateral. Por ejemplo: medicinas para el control de las alergias (antihistamínicos).

También se ha encontrado que algunas personas presentan una cierta propensión genética o hereditaria a padecerlos. Los tics nerviosos pueden manifestarse como: parpadeo constante, diferentes tipos de mueca o gestos faciales, carraspeo continuo sin estar engripado, palabras repetidas (ecolalia), etc. Por lo general, aparecen durante la infancia o la pubertad y, en ocasiones, desaparecen solos. En el resto de los casos, permanecen por años o se transforman en una emisión distinta e impiden a quien las sufre vivir con normalidad.     

¿Es posible eliminar los tics nerviosos?

La respuesta es que no resulta fácil, pero si es posible. No obstante, antes de poder tomar ninguna acción, es esencial hacer un estudio detallado del fenómeno. Esto incluye averiguar bajo qué condiciones se presentó la primera vez, que significa y cómo impacta al afectado. Además, es necesario saber que situaciones lo exacerban y con qué frecuencia sucede. Cuando el movimiento irregular interfiere con las actividades normales, es importante optar por una terapia apropiada administrada por un psicólogo experimentado.

El terapeuta analizará la sintomatología del individuo, su condición física general y sus hábitos y costumbres; para entonces poder proporcionarle el tratamiento más adecuado. En situaciones de extrema gravedad se hace imprescindible administrar medicamentos; no obstante, en la mayoría de los casos, con la psicoterapia es suficiente. Esta suele ser una Terapia Cognitiva-Conductual que incluye: 

  • Mecanismos progresivos de relajación. Su objetivo es lograr reducir la ansiedad y llegar a un nivel de máxima relajación que proporcione un cierto grado de autocontrol.
  • Herramientas que permitan evitar la aparición del tic nervioso.
  • Aprendizaje de conductas que resulten incompatibles con la presencia del tic. De tal modo que este no se manifieste (extinción).
  • Análisis de las circunstancias (internas y externas) que favorecen la emisión. Asimismo, el individuo tomará consciencia de los inconvenientes que esto le ocasiona.
  • Identificación de amigos y familiares que puedan prestar apoyo. Tales personas estarán al tanto del desarrollo de la terapia y colaborarán para que tenga éxito.

Recomendaciones prácticas para ayudar a controlar el trastorno

Los siguientes consejos les serán útiles en la lucha por eliminar un tic nervioso. Sin embargo, no deben nunca reemplazar el tratamiento indicado por el terapeuta profesional:

  • Hágase consciente, delante de un espejo, de cuáles son los movimientos espasmódicos que realiza. Asimismo, determine en qué momento o bajo cuales circunstancias se manifiestan con mayor intensidad. Así, adquirirá conciencia acerca de un acto que ejecuta automáticamente, simplificando el proceso de enfrentarlo.
  • Intente concentrarse en algo diferente cuando esté sometido a las condiciones que estimulan la aparición del tic nervioso. Haga un esfuerzo consciente para evitarlo o pruebe con algunas técnicas de relajación, como el yoga, respiración profunda, etc.
  • Supla el componente que falta en su dieta si esa fuera la causa. Por ejemplo, si usted sufre de un déficit de magnesio, compénselo con una alimentación rica en ese elemento. O pruebe a tomar suplementos vitamínicos que lo contengan o, en último caso, aplique ambas opciones.    
  • Elimine las bebidas estimulantes. En lugar de tomar café, té o bebidas gaseosas, que alteran los nervios, podría probar infusiones naturales tranquilizantes, como manzanilla y tilo. 

Por último, los tics nerviosos podrían ser el síntoma visible de una condición médica seria. Por eso, no se debe simplemente regañar a las personas que los padecen y dejarlos sin atención; en especial si se trata de niños o adolescentes. En cualquier caso, lo aconsejable es acudir a un psicólogo. El mismo efectuará un estudio y descartará la existencia de una enfermedad subyacente; como sería el caso del síndrome de Tourette.