Hoy en día es más frecuente dejar a un lado nuestros deseos, para darle prioridad a los requerimientos de otras personas. La presión social es una situación más presente que nunca en la sociedad actual, y a continuación se tratará de encontrar cuáles son estas razones y cómo podemos lidiar con ella.
¿Te has detenido a evaluar objetivamente las veces que has dejado de hacer algo que te gusta por complacer a los demás? Este patrón de comportamiento obedece a una razón: la presión social.
Sin importar cuales sean los factores que tomamos en cuenta a la hora de decidir, basados en nuestras experiencias, sentimientos y valores; existe una influencia externa que determinará en muchos casos lo que haremos: el grupo.
¿Qué se entiende por presión social?
Una manera de definir la presión social, es catalogarla como la influencia que las demás personas ejercen sobre nosotros en la toma de decisiones; derivada de las relaciones interpersonales.
Este tipo de presión afecta nuestro comportamiento en diferentes áreas de carácter personal, como nuestra conducta social, el estado de ánimo, el ámbito laboral, y en fin; en casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana.
¿Cómo se va generando la presión social?
El ser humano es por naturaleza un animal social, por lo que está condicionado a seguir el instinto natural de establecer relaciones con nuestros congéneres; sin que esto signifique necesariamente que se deban formar grupos numerosos.
Basta con que entremos en contacto con un grupo pequeño de dos o tres personas, para que sientes las bases de un sistema de relaciones interpersonales; que nos hace sentir satisfechos de ser parte de algo.
Tanto es así, que el aislamiento total es un indicio de la presencia de algún tipo de patología en las personas que adoptan este comportamiento; creándose serias dudas sobre el estado de su salud mental.
De esa manera, ese sentido de pertenencia a algún tipo de grupo que nos hace sentir tan bien; termina por ejercer un poder sobre nosotros, que afecta de manera importante nuestra independencia para la toma de decisiones.
Influencia del grupo y la independencia
Tanto es la influencia que tiene en nosotros el grupo, que en muchas ocasiones hemos tenido que tomar decisiones que van en contra de nuestro criterio; simplemente porque están impulsadas por las opiniones de los demás, a pesar de que tenemos la conciencia de que no es lo correcto.
Esto sucede porque de manera inconsciente, sentimos la necesidad de estar alineados con la matriz de opinión grupal, aunque esto traiga como consecuencia que en reiteradas ocasiones se vea afectado nuestro libre albedrío en la toma de decisiones.
¿Por qué tendemos a ceder a la presión social?
Ahora que conocemos un poco más sobre lo que implica la presión social, nos preguntamos ahora ¿cuáles son esas razones por las que ejerce esa influencia sobre nosotros?
Las podemos englobar en tres factores:
- Nuestros pensamientos: Nuestra mente juega en contra, al concederle demasiada importancia a los juicios y criterios de los demás; anteponiéndolos a los nuestros. De esa manera, más fácilmente influyen en nosotros.
- La autoestima: En ocasiones, cedemos como un acto de generosidad y en otras porque no queremos decepcionar. Pero en el fondo, no confiamos realmente en nosotros mismos y por eso somos más vulnerables a la presión de los demás; ya que no nos valoramos.
- El temor: El típico miedo al qué dirán, y a cómo puedan reaccionar los demás, etc., va a ser un factor determinante en la toma de decisiones; moldeando de alguna forma nuestras actitudes y valores en función del grupo.
Estrategias para controlar la presión social
Podemos evaluar la puesta en marcha de las siguientes estrategias, para lidiar con la presión social:
1. Saber decir NO
Para que podamos decir no sin que esto nos afecte, debemos desarrollar el sentido de la asertividad y manifestar con tacto nuestra negativa.
Decir que no es un derecho y al ejercerlo, nos estamos valorando como personas.
2. Favorece siempre tu propio criterio
A la hora de tomar una decisión, debemos reflexionar y entender si será importante para nosotros o para el grupo, y actuar en función a nosotros mismos.
3. Aprende a ceder con cautela
No siempre las impresiones del grupo están erradas. Por eso, debes valorar con objetividad los planteamientos y alinearte a ellos si a tu parecer son válidos.
Para concluir, formar parte de un grupo es sano mientras se tenga claridad en la necesidad de que internamente prevalezca tu individualidad.
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