Perros de terapia: los mejores compañeros para personas con trastorno límite

Para las personas con trastorno límite de la personalidad, el contacto con perros puede resultar muy terapéutico. Puede ayudarlos a ganar confianza en situaciones sociales, en las que de otro modo habrían tenido problemas.

Sigue leyendo aquí para obtener más información sobre perros de terapia para personas con trastorno límite de la personalidad. Las personas con trastorno límite de la personalidad (TLP) tienden a sentirse vacías por dentro. Por lo general, proviene de experiencias disfuncionales durante la infancia.

Dolor que forma parte de su vida

A medida que te cuentan la historia de su vida, notas muchos temas recurrentes. Hablan de padres ausentes, abandono emocional y falta de cuidado físico, entre otras cosas. Entonces, ¿cómo entran en escena las mascotas?

El entorno no es el único factor en el desarrollo del trastorno límite de la personalidad. La genética también juega un papel importante. Las personas con TLP se sienten perdidos y destrozados, como si se estuvieran ahogando en su desesperación.

Su miedo al posible abandono es tan fuerte que recurren a la autodestrucción. Esto termina siendo una profecía autocumplida porque como temen que la gente los deje, alejan a los que aman.

Es importante tener en cuenta que los pacientes con TLP son extremadamente sensibles y sienten un profundo dolor emocional si alguien se les opone o los frustra. Por otro lado, los perros u otras mascotas nunca juzgan ni abandonan a nadie. Esto permite que los pacientes con TLP se vinculen con ellos como una forma de recibir amor sin riesgo de ser lastimados.

Por qué los perros de terapia son los mejores amigos de personas con TLP

Estas son las razones principales por las que nuestros queridos compañeros caninos pueden ser la mejor compañía posible para una persona que sufre de trastorno límite de la personalidad. Repasémoslas:

Ofrecen validación emocional

A diferencia de lo que puede suceder en las relaciones humanas, los animales no pueden hacer que los demás sientan que sus sentimientos no son válidos. La invalidación emocional es cuando niegas que las emociones que siente una persona sean reales o válidas.

Por lo general, las personas con TLP tienen este problema con su familia y amigos cercanos. Algunos ejemplos básicos de esto son frases como “No puedes tener sed, acabas de tomarte algo” o “No entiendo por qué lloras todo el tiempo si tienes todo lo que necesitas”.

Los perros nunca hacen esto, por lo que hacen que los pacientes con TLP se sientan completamente aceptados y validados.

Nuestros amigos caninos no juzgan

Las mascotas no pueden juzgar a sus dueños. Carecen del lenguaje para expresar ese tipo de emoción y no tienen las creencias culturales y sociales que tenemos los humanos. Estas creencias, estereotipos y prejuicios son a menudo responsables de la forma en que juzgamos a las personas.

Quienes padecen de TLP experimentan un dolor emocional insoportable cuando alguien los juzga. Esto hace que sea extremadamente difícil para ellos mantener relaciones. Los perros y otras mascotas pueden hacer que los pacientes con TLP se sientan tranquilos. Su relación sin prejuicios puede hacerlos sentir que pertenecen ahí.

Compañerismo incondicional

Los perros son una gran compañía para los pacientes con TLP. No importa por lo que pases, cuánto llores y cuán inestable te sientas, los perros permanecerán a tu lado. Este tipo de compañía es exactamente lo que los pacientes con TLP a veces necesitan para encontrar el equilibrio. En cierto modo, los perros ayudan a sus dueños a regular sus emociones.

El amor incondicional de los perros de terapia

Los perros te aman sin esperar nada a cambio. Debido a que tantos pacientes con TLP sufren de baja autoestima, tener un perro puede hacer que se sientan más seguros. Gran parte de su comportamiento problemático surge de la necesidad de amor, cuidado y comprensión.

El problema es que su comportamiento a menudo produce el efecto contrario. En este contexto, un perro puede brindar el amor incondicional que necesitan los pacientes con TLP, incluso si tienen problemas con los que están luchando.

Desventajas de los perros de terapia para personas con trastorno límite de la personalidad

Si bien está claro que los pacientes con TLP pueden formar vínculos especiales y saludables con los perros, existen algunas desventajas en estas relaciones. A veces, los perros se convierten en una especie de amortiguador de sus emociones, actuando como una curita emocional.

Esto se debe a que su relación con los perros encubre sentimientos disfuncionales y dolorosos. Esto está bien para empezar porque de esta manera los pacientes con TLP pueden regular sus emociones y sentirse más estables emocionalmente. El problema es que el paciente puede volverse demasiado dependiente de su perro.

Incluso pueden terminar cerrándose de otras personas y dependiendo de la mascota para satisfacer todas sus necesidades emocionales.

Maximiar los beneficios

Por las razones anteriores, es importante lograr un equilibrio para asegurarse de que los perros sean terapéuticos y no empeoren la situación. La idea es maximizar los beneficios que brinda una mascota sin volverse emocionalmente dependiente de ella.

Los pacientes con TLP también deben tratar de desarrollar relaciones con las personas que los rodean. Deben estar dispuestos a sentirse frustrados a veces. También tendrán que aceptar el hecho de que serán criticados en algún momento y aprender a lidiar con eso.

Otra desventaja de los perros de terapia para las personas con trastorno límite de la personalidad es que los perros tienden a morir mucho antes que los humanos. Esto puede provocar una crisis grave y provocar daños que se manifiestan en impulsividad, agresividad, disforia intensa, etc.

En conclusión, los perros de terapia para personas con trastorno límite de la personalidad son buenos con moderación, como lo son muchas otras cosas. Aunque los pacientes con TLP pueden beneficiarse de la compañía de un animal, deberán tomarse precauciones especiales para asegurarse de que la relación no se vuelva tóxica y un pobre sustituto para el manejo adecuado de las emociones.