Síntomas de la pérdida de memoria por estrés y cómo tratarla

Hombre padece pérdida de memoria por sufrir estrés crónico

La pérdida de la memoria o la amnesia es considerada un síntoma de disfunción cerebral frecuente en personas de edad avanzada, aunque también puede aparecer en edades más tempranas, como es el caso de la pérdida de memoria por estrés. Esta afección es de aparición repentina, de corta duración y sin la pérdida de la identidad personal. [1]

Causas comunes de la pérdida de memoria

Las causas de la aparición de la amnesia son muy variada y actualmente se discuten varios tipos de etiologías relacionadas a la pérdida de la memoria, entre ellas se encuentran:

  1. Etiología vascular: producto de un accidente isquémico cerebral, produciendo la disminución del flujo sanguíneo y alterando el metabolismo neuronal.
  2. Etiología epiléptica: se relacionan a los ataques epilécticos como una causa clásica de pérdida de memoria.
  3. Eiologpia migrañosa: existe la relación de ambos síndromes por un fenómeno depresivo propagado denominado Leao, que suscita la anulación funcional de la cortical y produce cambios neuronales que alterarán las funciones químicas  llevando a la despolarización de la actividad de las neuronas y, por último, la alteración de la memoria.
  4. Etiología multifactorial: La combinación de factores precipitantes (sucesos emocionales, estrés, entre otros) desencadenarán la disminución del flujo de oxígeno en la sangre al cerebro y en consecuencia, afectarán la memoria del sujeto.

El estrés constante en el trabajo reduce la memoria, con consecuencias potencialmente irreversibles: el riesgo de desarrollar demencia aumenta con la edad.

Estrés y la pérdida de memoria

Estaremos cargados de estrés a lo largo de la vida; desde un punto de vista infantil, por el miedo que se presenta el exponer frente a los compañeros de clases e incluso el darle una carta por el día de San Valentín a una persona. Pero personas adultas se encontrarán con no solo momentos, si no que pueden llegar a ser días e incluso semanas de estrés prolongado por situaciones agraviantes.

Estas situaciones negativas a los que suelen enfrentarse las personas, detonan una carga bioquímica exagerada en el organismo, sobre todo, en nuestro cerebro; ese desequilibrio puede llegar a afectar las sinapsis neuronales.

Actualmente el estrés es considerado una relación de estímulos negativos y aversivos que perturban la homeostasis del organismo, y por ende, las respuestas fisiológicas y psicológicas de la persona.

Autores proponen que la pérdida de la memoria puede suceder por el desequilibrio químico que experimenta el cerebro por un estado de estrés y ansiedad.

Han determinado y estudiado que situaciones de estrés prolongado y grave liberan de forma desproporcionada y exagerada glucocorticoides (hormonas del estrés), que alterarán el funcionamiento correcto de las neuronas y en consecuencia, la pérdida de la memoria. [1-3]

Las hormonas del estrés atacan las células nerviosas

El cortisol producto del estrés crónico al que se expone la persona de manera constante, ataca importantes células del cerebro. A largo plazo, las hormonas del estrés incluso conducen a cambios fisiológicos y anatómicos en el cerebro, lo que deviene en la pérdida gradual de la memoria.

Especialmente en el hipocampo, una región en el cerebro, que forma parte del sistema límbico, que participa sobre todo en la formación de la memoria y es responsable de la memoria a corto plazo y la capacidad de concentración.

En esta región del cerebro también se filtran las percepciones sensoriales importantes y no importantes. Si hay una falla aquí, eso tiene un efecto. Las personas estresadas constantemente ​​se vuelven olvidadizos, parecen estar dispersos o inquietos. Surge una visión de túnel: la percepción es limitada y se enfoca solo en la situación de estrés.

Si el estrés dura varios meses, incluso puede llevar a la muerte de las células nerviosas en el hipocampo, descubrió el neurobiólogo holandés Ron de Kloet. A diferencia de las células del cuerpo, no se replican. [6]

Cualquiera que se exponga a mucho estrés durante años se volverá un tanto lento mentalmente. Por lo tanto, se puede explicar la relación entre los síntomas similares a la demencia y el estrés. Además, se añade a esto el ya mencionado riesgo de depresión. Esto tiene consecuencias especialmente en la vejez.

Alarma ante la pérdida de la memoria

Es bueno y recomendable acudir a un especialista cuando se presenten episodios repetitivos y prolongados de pérdida de la memoria, pues es él quien determinará las causas y sabrá el manejo correcto de esta situación, principalmente para indicar los medios para que el paciente pueda reducir la ansiedad, que es la base sobre la que se desarrolla el estrés.

éstos son algunos de los síntomas de pérdida de memoria que se consideran de preocupación:

  • Dificultad de realizar tareas de la cotidianidad, bañarse, lavar los utensilios de la cocina, tender la cama, entre otras.
  • Dificultad para prestar atención y poder llevar a cabo tareas.
  • Confusión mental ante situaciones normales.
  • Episodios depresivos, situaciones negativas.

Los especialistas determinarán si la perdida de la memoria es multicausal o tiene una índole específica, en relación a esto actuará implementando diferentes preguntas acerca de los episodios presentados, entre ellas destacan, las cosas que suele olvidar la persona, la fecha en que empezaron a ocurrir los problemas, si este ha estado aumentando o empeorando los episodios de pérdida de memoria, y cómo puede llegar afectar en su vida personal esta situación. [1,2,4]

Además, no solo se centrará en lo anterior, si no que evaluará la suma de otros síntomas específicos que remita el paciente, incluso se indagará en las enfermedades que padeció el paciente.

Prevenir el estrés y situaciones negativas

El requisito fundamental que debe tener la persona para prevenir el estrés o las situaciones negativas, es que se debe fortalecer física y psicológicamente, así podrá afrontar las inevitables circunstancias que genera la vida.

Estudios han demostrado que las personas evalúan las situaciones de estrés en tres formas:

  1. Consideran al agente causal como un daño irreparable.
  2. Si la situación presenta una amenaza, piensan en el futuro con negatividad y pesimismo.
  3. La persona asume la situación como un reto.

La falta de actividad física, otro aspecto negativo

Se ha descrito también que las personas que padecen de estrés rutinario, no suelen realizar ningún tipo de actividad física. El ejercicio proporciona una gran variedad de beneficios opuestos a las situaciones de estrés, en las que se destacan,  la mejora en la circulación sanguínea, aumento en la eficacia del músculo cardíaco, reducción de niveles de colesterol, entre otros.

De igual forma facilita el descanso que debe ser en cantidad y calidad, de modo que permita una gran recuperación del gasto físico empleado, además del psíquico que genera la realización de las actividades diarias.

La necesidad de comer mejor

Otras consideraciones para la reducción del estrés recaen en los buenos hábitos, siempre relacionados con la buena alimentación.

El estrés generará que la persona no coma adecuadamente y para mejorar esto se sugiere que la persona coma despacio mientras mastica correctamente los alimentos.  Las comidas deben ser a una hora fijada y se debe variar el consumo de alimentos (frutas, vegetales, hortalizas, etc.); reducción del consumo de azúcares y grasa animal, entre otros.

Estas consideraciones  además del alivio de estrés y de prevenir la pérdida de la memoria, mejorarán el riesgo de trastornos cardíacos y trastornos en los vasos sanguíneos.

Autores sugieren que se pueden emplear nuevas tareas en la vida cotidiana o realizar cosas que antes no solíamos hacer, como aprender un nuevo idioma, la realización de ejercicios mentales (crucigramas) o manualidades para estimular la mente. Este tipo de actividades tienden a fortalecer las conexiones neuronales y así retrasar el deterioro de la capacidad y función mental.

Si existen casos graves de pérdida de la memoria se sugiere consultar con su médico tratante el uso de fármacos que ayudarán a mejorar la función mental. [1, 3 -5]

Bibliografía:
  1. Marín E., Ruiz J. M. (2008). Amnesia global transitoria: una revisión. Revista de Neurología. 46 (1): 53-60. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Jose_Ruiz-Vargas/publication/5636562_Transient_global_amnesia_A_review_I_Clinical_aspects/links/0c960528deba599bfa000000/Transient-global-amnesia-A-review-I-Clinical-aspects.pdf
  2. Gómez B., Escobar A. (2006). Esrés y sistema inmune. Revista Mexicana de Neurociencia. 7 (1): 30-38. Recuperado de: http://revmexneuroci.com/wp-content/uploads/2014/06/Nm061-05.pdf
  3. Naranjo M. L. (2009). Una revisión teórica sobre el estrés y algunos aspectos relevantes de éste en el ámbito educativo. Revista Educación. 33 (2): 171-190. Recuperado de: file:///C:/Users/baraz/Downloads/511-Texto%20del%20artículo-786-2-10-20120803.pdf
  4. Amutio A. (2002). Estrategias de manejo del estrés: El papel de la relajación. Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace. 62-63: 19-31. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Alberto_Amutio/publication/277224642_Estrategias_de_manejo_del_estres_el_papel_de_la_relajacion/links/55f150c508ae0af8ee1d574c/Estrategias-de-manejo-del-estres-el-papel-de-la-relajacion.pdf
  5. Mingote J. C. (2001). Tratamiento integrado del trastorno de estrés postraumático. Revista Internacional de Psicoanálisis Aperturas. 8. Recuperado de: https://aperturas.org/articulo.php?articulo=161&a=Tratamiento-integrado-del-trastorno-de-estres-postraumatico
  6. de Kloet, Edo & Joels, Marian & Holsboer, Florian. (2005). De Kloet ER, Joels M, Holsboer F. Stress and the brain: from adaptation to disease. Nat Rev Neurosci 6: 463-475. Nature reviews. Neuroscience. 6. 463-75. 10.1038/nrn1683.