El coronavirus poco a poco está cambiando la vida cotidiana. Y desde esta nueva situación, parea todos, podemos analizar cómo el miedo se puede propagar, generando pánico e incertidumbre.
Cada vez más personas alrededor del mundo han sido infectados con el coronavirus. Gran mayoría de estos casos se presentan como una gripe más. Sin embargo, en algunos supermercados, los estantes están vacíos: la gente se lleva todo lo que puede. Se cancelan clases y eventos. ¿Qué es más contagioso: el virus o el miedo a él?
Tenemos que comprender la función del miedo basándonos en nuestra historia. Somos seres sociales que crecimos en pequeñas civilizaciones. Para sobrevivir, siempre ha sido importante observar de cerca cómo reacciona el entorno inmediato. Por eso, si todos miran hacia un rincón, entonces tú también miras allí, porque puede haber peligro en forma de depredador.
¿El coronavirus es un depredador?
¿Qué quiere decir esto? Veámoslo en un ejemplo. Tomemos en cuenta los babuinos, que al menos están relacionados con nosotros los humanos. El depredador de los babuinos es el leopardo. Si el leopardo se encuentra un solo babuino, podrá alcanzarlo y comérselo. Pero si el leopardo ataca a todo un grupo de babuinos, estará cometiendo un gran error.
Porque juntos los babuinos pueden dominar, destrozar y devorar un leopardo. La lección es: juntos somos fuertes. Es importante saber cómo reaccionan los demás. Y aquí es probablemente donde se puede encontrar el trasfondo evolutivo de por qué el miedo puede ser contagioso.
El miedo tiene utilidad porque nos protege
De todas las emociones, el miedo tiene una de las funciones más claras y específicas: advierte de los peligros y te prepara para actuar rápidamente. Sin embargo, estamos programados de tal manera que tememos principalmente las cosas que son desconocidas o no comunes, o cosas que hacemos involuntariamente. Por lo tanto, en casos como este podemos sobreestimar el peligro.
Y debido a que sabemos poco sobre el coronavirus hasta ahora, ¿pueden nuestros temores ser más grandes de lo que deberían ser?
Lo que realmente importa cuando tenemos miedo es cómo percibimos la realidad y no tanto como es en verdad. En las culturas occidentales, tendemos a relacionar el miedo con el individuo, es decir, con la persona que se considera, por ejemplo, del tipo ansioso. Sin embargo, la personalidad no lo explica todo.
La ansiedad surge en ciertas situaciones, y estas situaciones tienen un impacto mucho mayor en las reacciones que la personalidad. Entonces, si te encuentras en una situación que la mayoría de las personas que te rodean perciben como un peligro y, además, consideras que tus habilidades para enfrentar esta situación no son suficientes, reaccionarás con más miedo que otros.
Ahora hay grupos de personas que corren un mayor riesgo de contraer el coronavirus, por ejemplo, médicos y enfermeras. ¿Deberían ellos tener más miedo que otras personas?
No necesariamente. Quienes perciben el peligro, pero tienen la sensación de que tienen la situación bajo control, por ejemplo, porque están bien informados sobre el riesgo de infección o el curso de la enfermedad, perciben el peligro de manera menos aterradora. Los médicos también tienen un papel con el que se identifican y una responsabilidad que han asumido voluntariamente.
Ambos los conducen al hecho de que se digan a sí mismos que no tienen tiempo para sentarse y reflexionar, porque ¿quién más podrá ayudar si no lo hacen ellos?
El pánico social también depende del lugar
Por otro lado, ¿se justifica que suframos ataques de pánico quienes trabajamos desde casa y recibimos salarios continuos mientras estamos en cuarentena? Tal vez no, sin embargo, es un fenómeno que suele ocurrir en las sociedades más saturadas y ricas, y por tanto las reacciones emocionales son mayores que en otros lugares.
Ébola, Sars, gripe porcina: ha habido numerosos virus altamente contagiosos que se han extendido ampliamente a través de las fronteras nacionales y han enfermado a miles de personas. Sin embargo, las bolsas de valores no colapsaron en ese momento.
Las reacciones en este caso son más fuertes, ya que el virus realmente nos golpeó a todos. Podrías haber tenido mucho más miedo al Ébola, un virus que es mucho más mortal y cuyo desarrollo y síntomas realmente son terribles. Pero muchos europeos aparentemente no percibieron este peligro de manera inmediata.
Lo que observamos ahora con el coronavirus es el miedo a extranjeros que llegan desde Asia o Europa. Tal vez pueda ser una reacción comprensible algunas veces. Porque en sí mismo no es nada nuevo que los patógenos se transmitan de los animales a los humanos y luego se propaguen en dirección este-oeste.
¿Por qué de este a oeste?
Debido a que esto es más fácil para los patógenos, continúan migrando en la misma zona climática. Esto ha estado sucediendo durante miles de años.
¿El miedo hace que no haya solidaridad?
Algunas veces el miedo puede hacer que las personas piensen solo en sí mismas, de acuerdo con el lema: sálvate a ti mismo. Por otro lado, el miedo también puede hacer que las personas demuestren solidaridad en grupos y se mantengan unidas.
¿Cómo podemos aprender a vivir bien a pesar de nuestro miedo a ser contagiados?
Cualquier cosa que aumente nuestra percepción de tener las cosas bajo control puede ayudarnos a encontrar una forma menos estresante de enfrentar la amenaza. Si contáramos con información transparente y correcta acerca de la tasa de infección y pudiéramos relacionar estos datos con otros riesgos, entonces nos sentiríamos menos afectados.
Por eso sería muy útil, por ejemplo, enseñar a los escolares conocimientos básicos de estadística. Y al realizar actividades útiles activamente para tener una mayor sensación de control, como lavarse las manos, entonces el miedo disminuye.
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