No le grites a tu hijo, podrías hacer algo mucho mejor que eso

No debes gritarle a tu hijo

Gritarle a los niños no es una buena idea, es violento al igual que los golpes y también deja huellas que quedan marcadas para oda la vida. En vez de tomar ese camino, podrías probar haciendo algunas de estas cosas que no resultan agresivas, y pueden inculcar mejores valores en los más pequeños.

Es más probable que los niños con una fuerte conexión emocional con sus padres escuchen sus consejos e indicaciones sin causar tensión.

Sin embargo, dado que prueban su autonomía al crecer, definitivamente pondrán a prueba la paciencia de sus padres en algún momento.

En lugar de gritar, prueba estas estrategias

Es crucial no gritarles, ya que no quieres perturbar la paz familiar, sino ayudar al niño a aprender de sus errores y desarrollarse. Cuando tu hijo se sienta seguro y amado incondicionalmente, será más receptivo para hablar y escuchar antes de que un conflicto se convierta en un episodio de enojo y desarmonía.

«Gritar es el esfuerzo de un cerebro limitado intentando expresarse.»

1. Tómate un tiempo

Cuando te enfades, contráete lo más posible y tómate un descanso, lejos del niño, no creas que es algo que debes arreglar con suma urgencia. Aléjate de la zona de conflicto por unos momentos para darte la oportunidad de respirar y reevaluar la situación.

Esto también le enseña al niño la importancia de los límites y lo que puede hacer para manejar sus emociones de manera saludable.

2. Hablar de los sentimientos

Es importante reconocer todas las emociones, incluidas la alegría, la emoción, la ira, la tristeza, la frustración y los celos. Enséñale al niño que todos estos sentimientos son parte de nuestra naturaleza humana.

Habla acerca de cómo te sientes al respecto y anima a tus hijos a hacer lo mismo, ayudándolos a desarrollar respeto por sí mismos y por los demás y construir relaciones saludables.

3. Sé tranquilo pero constante

Mantente calmado, pero firme cuando trates con el comportamiento no deseado del niño. Los niños ocasionalmente se portarán mal. Es parte de su desarrollo, ya que es cómo aprenden a distinguir el bien del mal.

Háblales de manera firme, aclarándoles que no se toleran ciertos comportamientos, dejando intacta su dignidad. Párate a la altura de sus ojos y habla con ellos, en lugar de hablarles desde lejos o desde arriba.