No hagas estas 6 cosas si quieres evitar ser un padre helicóptero siempre preocupado por tus hijos

En la compleja danza de la crianza, el impulso de proteger a nuestros hijos de cada adversidad es una respuesta natural y a menudo visceral. Sin embargo, el arte de ser padre o madre no reside en eliminar todos los obstáculos de sus caminos, sino en enseñarles a navegarlos.

La era moderna ha traído consigo un fenómeno conocido como la «crianza helicóptero», donde la supervisión y el involucramiento de los padres en la vida de los hijos se intensifica hasta un punto en que puede ser asfixiante para su desarrollo. Este estilo de crianza, a pesar de nacer de la preocupación y el amor más profundo, puede inadvertidamente obstaculizar la resiliencia y la independencia que los niños necesitan cultivar para convertirse en adultos plenos y funcionales.

Con la intención de equilibrar el instinto protector con el crecimiento personal, este artículo examina los comportamientos que los padres deberían considerar moderar para evitar convertirse en un «padre helicóptero» y, en su lugar, fomentar la autonomía y fortaleza en sus hijos.

Tendencias de los «padres helicóptero»

Ser un «padre helicóptero» se refiere a un estilo de crianza donde los padres tienden a sobrevolar sobre sus hijos, vigilando cada aspecto de sus vidas y frecuentemente cruzando los límites de la sobreprotección.

Esta tendencia bien intencionada puede tener efectos contraproducentes en el desarrollo de los niños y adolescentes. A continuación, se presentan seis comportamientos que los padres deben evitar para no caer en este patrón, respaldados por investigaciones académicas:

1. Resolver todos sus problemas

Intervenir constantemente en las dificultades que los niños enfrentan les priva de la oportunidad de aprender a lidiar con los contratiempos de la vida. Un estudio conducido por Padilla-Walker y Nelson en 2012 publicado en el «Journal of Adolescence» ilustra cómo los niños y adolescentes se benefician de manejar sus propios conflictos.

Los investigadores descubrieron que los jóvenes que lidian con las consecuencias naturales de sus acciones adquieren una mayor competencia en la solución de problemas y muestran niveles más altos de madurez.

Esta competencia, a su vez, fomenta la autoconfianza y prepara a los niños para enfrentar retos más complejos en el futuro. La sobreprotección parental, mientras nace de la mejor intención, puede resultar contraproducente, incapacitando a los niños en vez de empoderarlos.

2. Tomar decisiones por ellos

Cuando los padres eligen continuamente el camino a seguir en lugar de sus hijos, pueden estar inadvertidamente socavando la confianza de sus hijos en su capacidad de tomar decisiones por sí mismos.

Ginsburg y Bronstein, en su trabajo de 1993, discuten cómo la autonomía es un aspecto crucial en el desarrollo infantil, vinculándola directamente con el sentimiento de autoeficacia. Permitir que los niños hagan elecciones, desde seleccionar su ropa hasta tomar decisiones académicas más significativas, les enseña a confiar en su juicio y a asumir la responsabilidad de sus acciones.

Este proceso de «soltar» requiere un equilibrio delicado por parte de los padres, pero es fundamental para que los niños crezcan siendo capaces de manejar la vida de manera independiente y segura.

3. Estar constantemente preocupados por su seguridad

La sobreprotección en nombre de la seguridad puede crear un ambiente de temor y ansiedad. Skenazy y Haidt en su obra «Let Grow» (2021) argumentan contra la tendencia contemporánea de una vigilancia parental excesiva. Los autores sugieren que permitir a los niños cierto grado de libertad y la oportunidad de tomar riesgos calculados es esencial para su desarrollo.

La crianza que exagera los peligros y ve riesgos en cada esquina puede fomentar en los niños una visión del mundo como un lugar amenazante, lo cual inhibe su capacidad para funcionar de forma independiente y socava su confianza para enfrentar nuevos desafíos.

4. Presionarlos académicamente

El éxito académico es importante, pero el exceso de presión puede ser perjudicial para el bienestar emocional y mental de los niños. Luthar y Becker en 2002 analizaron el impacto del estrés académico en estudiantes de secundaria y encontraron una correlación entre la presión por el rendimiento y los niveles aumentados de ansiedad y depresión.

Su estudio, publicado en «Child Development», recomienda que, en lugar de enfocarse únicamente en las calificaciones, los padres deberían alentar a sus hijos a disfrutar del aprendizaje y a desarrollar una pasión por el conocimiento.

La presión para cumplir con altas expectativas académicas puede desalentar a los jóvenes estudiantes, llevándolos a asociar la educación con el estrés en lugar de con la oportunidad de crecimiento y descubrimiento personal.

5. Supervisar excesivamente sus actividades sociales

La autonomía social es un aspecto crucial del desarrollo adolescente, y encontrar el equilibrio adecuado en la supervisión parental es clave. Hawk et al. (2009) en su estudio, publicado en la revista «Developmental Psychology», examinaron las consecuencias de la supervisión excesiva de las actividades sociales de los adolescentes.

Los hallazgos sugieren que un monitoreo demasiado intrusivo puede erosionar la confianza entre padres e hijos y promover la deshonestidad, ya que los adolescentes pueden buscar maneras de eludir el control parental.

Además, el estudio indica que la sobre-supervisión puede retrasar el desarrollo de habilidades sociales cruciales, ya que los adolescentes necesitan espacio para navegar por sus relaciones sociales de forma independiente para aprender de sus propias experiencias.

6. Involucrarse demasiado en sus pasatiempos y juegos

El juego es un terreno donde los niños no solo se divierten, sino que también adquieren habilidades vitales. Según Gray (2011) en su artículo para la «American Journal of Play», el juego libre sin la intervención constante de los adultos es fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.

Este tipo de juego les permite a los niños establecer sus propias reglas, tomar decisiones y resolver disputas, lo cual fomenta su capacidad para el pensamiento independiente y la resolución de problemas.

El sobre-involucramiento de los padres puede limitar estas oportunidades, impidiendo que los niños experimenten el aprendizaje autodirigido y la auto-regulación emocional que el juego libre promueve. El juego independiente también permite a los niños descubrir sus pasiones y desarrollar su sentido de identidad lejos del escrutinio y las expectativas parentales.

Para fomentar un desarrollo saludable, los padres deben esforzarse por encontrar un equilibrio que permita a los niños crecer en competencia, autonomía y responsabilidad, mientras aún reciben el apoyo y la guía necesarios.

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  • Padilla-Walker, L. M., & Nelson, L. J. (2012). Black Hawk Down? Establishing helicopter parenting as a distinct construct from other forms of parental control during emerging adulthood. Journal of Adolescence, 35(5), 1177-1190.
  • Ginsburg, G. S., & Bronstein, P. (1993). Family factors related to children’s intrinsic/extrinsic motivational orientation and academic performance. Child Development, 64(5), 1461-1474.
  • Skenazy, L., & Haidt, J. (2021). The Fragile Generation. Reason Magazine.
  • Luthar, S. S., & Becker, B. E. (2002). Privileged but pressured? A study of affluent youth. Child Development, 73(5), 1593-1610.
  • Hawk, S. T., Hale, W. W., Raaijmakers, Q. A., & Meeus, W. (2009). Adolescent perceptions of parental privacy invasion and adolescent secrecy: An illustration of Simpson’s paradox. Child Development, 80(4), 1262-1270.
  • Gray, P. (2011). The decline of play and the rise of psychopathology in children and adolescents. American Journal of Play, 3(4), 443-463.

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