Las neuronas espejo: la empatía está dentro de nosotros dice la ciencia

El efecto de las neuronas espejo y nuestro desarrollo cultural

Las neuronas espejo, qué son y por qué son tan importantes para aprender de otros y desarrollar empatía.

Probablemente has oído hablar de las neuronas espejo al menos una vez. Pero ¿qué son y por qué este descubrimiento en el campo neurológico fue tan revolucionario

Comencemos diciendo que la existencia de neuronas espejo es antigua, pero el descubrimiento, en cambio, es muy reciente. Fue Giacomo Rizzolatti, neurocientífico italiano, quien las descubrió en 1992, abriendo el campo a nuevos desarrollos interesantes sobre nuestra evolución y sobre las capacidades intrínsecas de los seres humanos.

Estas neuronas todavía se estudian en todo el mundo hoy en día y se consideran fundamentales porque serían la base de algunos sentimientos y condiciones humanas importantes, como la empatía, el aprendizaje y la socialidad. Es un descubrimiento tan importante que podría valer a Rizzolatti, tarde o temprano, un premio Nobel.

¿Qué son las neuronas espejo?

Primero debemos pensar en el cerebro como un órgano que utiliza diferentes tipos de neuronas para realizar sus funciones. Son útiles para procesar pensamientos, hacer movimientos, memorizar datos, etc.

Rizzolatti descubrió la existencia de neuronas muy particulares que se encuentran en las áreas del cerebro asignadas a los movimientos y que se activan cuando se hace cualquier gesto. ¿Por qué son tan especiales? Su peculiaridad es que se activan no solo en la persona que realiza ese movimiento en particular, sino también en aquellos que lo están observando (está claro entonces por qué se les conoce como las neuronas espejo).

Por lo tanto, al observar lo que hacen los demás, tenemos la oportunidad de comprender sus intenciones, descubrir emociones, sentir empatía, pero también aprender (piensa, por ejemplo, en los niños pequeños que imitan lo que ven).

Como el propio Rizzolatti explicó:

Las neuronas espejo se encuentran en las áreas motoras y describen la acción de otras personas en el cerebro del espectador en términos motores. Hasta hace unos años, se creía que el sistema motor solo producía movimientos.

A partir de un enfoque etológico, sin convicciones a priori sobre la función de las áreas motoras, hemos descubierto que muchas neuronas del sistema motor responden a estímulos visuales. Si veo a una persona agarrando una botella, inmediatamente interpreto su gesto porque la forma de agarrarlo ya está programada neurológicamente en mí. Existe una comprensión instantánea del otro, sin la necesidad de poner en juego procesos cognitivos superiores.

Más tarde vimos que lo mismo sucede con las emociones. Por ejemplo, el disgusto. Al dar un estímulo olfativo desagradable a una persona, como el olor de los huevos podridos, se activan ciertas partes del cerebro. Una de ellas es la ínsula, un área cortical que interviene en estados emocionales.

La sorpresa fue que, si miro a alguien disgustado, se activa exactamente la misma área de la ínsula en mi cerebro. Esto nos permite salir de un concepto mentalista y frío, sintiendo todo de igual manera en el cuerpo. Te entiendo porque eres como yo. No infiero, pero siento. Existe un vínculo íntimo, natural y profundo entre los seres humanos. El proceso no es lógico sino intuitivo”.

¿Porque son importantes las neuronas espejo?

El revolucionario descubrimiento de Rizzolatti allanó el camino para otras numerosas investigaciones que relacionaban las neuronas espejo con las emociones, el aprendizaje y otras condiciones y habilidades típicamente humanas.

Estas neuronas en particular serían la base de la empatía, la capacidad que tienen los hombres para empatizar con las situaciones y simpatizar con las alegrías y las tristezas de los demás. Por lo tanto, este regalo sería posible porque nuestro propio cerebro puede, a través de las neuronas espejo, conectarse con el de los demás.

Sin embargo, esto no siempre sucede y, en cualquier caso, a veces la empatía no se desencadena y las razones pueden ser diferentes; el más frecuente es el hecho de que la persona no se reconoce en el otro. Por ejemplo, según Rizzolati, las neuronas espejo pueden o no activarse debido a factores culturales.

Básicamente, el ser humano es capaz de entender y adivinar incluso lo que no siente en primera persona cuando se está intentando acercar a alguien más, pero, por otro lado, la racionalidad y la acción del patrimonio cultural también pueden bloquear este proceso.

Esto nos hace comprender por qué es más fácil que nuestra empatía se desarrolle hacia la familia, los amigos, los conciudadanos o hacia aquellos que comparten religión, ideas políticas, pasiones, etc. con nosotros. Mientras que tiende a estar menos marcada hacia quien consideramos por cualquier razón «diferente».

El descubrimiento de las neuronas espejo también ha tenido repercusiones en el estudio del autismo. Se cree que las personas que padecen esta enfermedad son incapaces de relacionarse con otros y de sentir empatía precisamente porque carecen de neuronas espejo.

Según el neurocientífico indio Vilayanur S. Ramachandran, las neuronas espejo han sido fundamentales para la construcción de nuestro patrimonio cultural. Habrían sido quienes nos dieron, a lo largo de los años, la capacidad de aprender por imitación, lenguaje verbal y, obviamente, empatía, todas las cualidades y condiciones que han hecho posible la evolución humana, aunque sea imperfecta.

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