El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico del sueño que se caracteriza por un deseo de mover las piernas o los brazos, generalmente asociado con sensaciones incómodas que generalmente se describen como hormigueo, hormigueo, ardor o picazón.
Los síntomas empeoran cuando el individuo está en reposo y se producen movimientos frecuentes de las piernas en un esfuerzo por aliviar las sensaciones incómodas. Para la mayoría de las personas que padecen el síndrome de piernas inquietas, los síntomas empeoran por la tarde, pero no siempre; algunas personas solo tienen los síntomas por la noche o mientras duermen, cuando sienten que deben estirar las piernas sin poder evitarlo.
Los síntomas del SPI (síndrome piernas inquietas) pueden interrumpir o retrasar el sueño y despertar a una persona profundamente dormida. El SPI también puede afectar la calidad del sueño de una persona. Debido a estos problemas para dormir, una persona puede tener somnolencia diurna.
La prevalencia de SPI varía entre el 2 y el 7 por ciento en la población, con aproximadamente el 4,5 por ciento de la población con RLS aproximadamente una vez a la semana.
Síntomas del síndrome de piernas inquietas
Los siguientes síntomas se pueden presentar frecuentemente acompañados de insatisfacción a la hora de intentar dormir, y sobre todo cuando se mantienen las piernas en reposo. No todos los síntomas pueden estar presentes.
1. Impulso por mover las piernas
Un impulso de mover las piernas, generalmente acompañado por o en respuesta a sensaciones incómodas y desagradables en las piernas, que se caracteriza por todo lo siguiente:
- La necesidad de mover las piernas comienza o empeora durante los períodos de inactividad.
- La necesidad de mover las piernas se alivia parcial o totalmente con el movimiento.
- La necesidad de mover las piernas es peor por la noche, o solo al tratar de dormir.
Los síntomas anteriores ocurren al menos 3 veces por semana y persisten durante al menos 3 meses.
2. Angustia y limitantes
Los síntomas anteriores están acompañados por una angustia o deterioro significativo en áreas sociales, ocupacionales, educativas, académicas, conductuales u otras áreas importantes de funcionamiento.
No se los considera un derivado de otros padecimientos
Por lo general la aparición del síndrome de piernas inquietas no está relacionado con otros padecimientos físicos o mentales.
Los síntomas anteriores no son atribuibles a otro trastorno mental o afección médica (como calambres en las piernas, artritis, edema en las piernas, etc.) y no se explican mejor por una condición de conducta (p. Ej., Golpeteo habitual del pie).
Los síntomas no son atribuibles a los efectos fisiológicos de una droga o abuso de medicamentos (p. Ej., Acatisia).
Cuál es la causa del trastorno de piernas inquietas
A menudo las causas del SPI son desconocidas. Desde un punto de vista médico convencional, algunas de las siguientes situaciones pueden ser sus causas:
- Alteraciones en el metabolismo de la dopamina: Se sospecha que el SPI es un trastorno en el cerebro. La dopamina es un neurotransmisor (sustancia mensajera de las células nerviosas) que, entre otras cosas, es responsable de una buena y correcta actividad muscular y un movimiento coordinado. La enfermedad de Parkinson es otro ejemplo de una alteración en el metabolismo de la dopamina o por la falta de dopamina en el cerebro.
- Las enfermedades crónicas: enfermedades crónicas como la artritis, insuficiencia renal, hipertensión, enfermedad del disco intervertebral, la diabetes, la polineuropatía, la enfermedad celíaca o la enfermedad de Parkinson a menudo conducen al síndrome de piernas inquietas o se producen junto con él. Al tratar estas enfermedades, no es raro que se alivien los síntomas.
- Medicamentos: Algunos medicamentos pueden empeorar los síntomas del SPI, o incluso – si existe una predisposición genética – la aparición de este síndrome es muy común. Entre los medicamentos en cuestión se incluyen: antinauseosos (proclorperazina o metoclopramida), medicamentos para la psicosis (derivados haloperidol o fenotiazina), antidepresivos para aumentar los niveles de serotonina y algunos medicamentos para resfriados y alergias (antihistamínicos).
- Embarazo: especialmente en el último trimestre puede producirse el SPI, pero generalmente se recupera dentro de las cuatro semanas posteriores al nacimiento del bebé.
- Alcohol y falta de sueño: ambos pueden desencadenar un RLS. Pero tan pronto como duerme lo suficiente y evita el alcohol , los síntomas vuelven a la normalidad.
- Deficiencia de hierro: los niveles bajos de hierro también pueden ser otras de las causas del síndrome de las piernas inquietas.
- El factor genético: por supuesto, como con todas las enfermedades crónicas, esta puede ser una de sus principales causas.
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