El síndrome postvacacional y la vuelta a la rutina

El síndrome postvacacional

Existe una condición emocional de la que pocas personas hablan, pero que a casi todos les afecta. Se trata del llamado síndrome postvacacional, el cual se encuentra asociado a una serie de síntomas que se manifiestan, cuando una persona retorna al trabajo después de unas vacaciones.

A pesar de ser algo completamente normal, en algunos casos las personas se llegan a sentir tan mal anímicamente; que su condición podría llegar a confundirse con alguna otra afección ya de carácter patológica.

Volver a adaptarse a la dura realidad después de unas relajantes y merecidas vacaciones, no es tarea sencilla.

No es para nada agradable tener que afrontar las presiones que se derivan de las responsabilidades profesionales, dejando atrás los ratos de ocio y esparcimiento.

¿Es el síndrome postvacacional una condición patológica?

Hay ocasiones en que la readaptación a la rutina estresante de volver al trabajo, no es cuestión que se resuelva en un corto período, sino que tiende a prolongarse en el tiempo; induciendo en la persona un estado de postración.

En la opinión de la doctora Marisol Kassem, quien es la responsable del área de Psicología de Healthing, esta situación denominada “depresión postvacacional” no obedece a ninguna patología que se encuentre enmarcada en algún tipo de categoría diagnóstica.

Desde el punto de vista clínico, no puede considerarse un cuadro depresivo y su sintomatología obedece más a un problema de adaptación a la rutina del trabajo.

Ahora bien, si alguno de estos síntomas llega a perdurar por más de tres meses o puedan convertirse en la causa de alguna interferencia laboral significativa; entonces se podría inferir que hay otra condición distinta que causa tales trastornos.

Por regla general, el síndrome postvacacional no conoce límites de edad y puede afectar a cualquier persona sin que el sexo tenga relevancia; aunque existen datos de que su incidencia es mayor entre las personas jóvenes, menores a los 45 años.

La gravedad de la sintomatología va a depender de la presencia de ciertas condiciones entre las cuales se pueden nombrar las dos principales:

  • Factores personales, como la condición emocional de la persona.
  • Condiciones del ambiente laboral que pueden incluir: Horarios irregulares, mal ambiente de trabajo, excesivas responsabilidades, actividades desmotivantes, remuneración escasa, baja realización a nivel personal, etc.

Las condiciones del trabajo previas a la salida de vacaciones, también puede ser un factor determinante para que la persona tenga cierta predisposición negativa; referente a la reincorporación a sus labores.

Estas podrían provocarle una muy baja motivación y ocasionarle, posiblemente, la presentación de algunos síntomas depresivos.

Recomendaciones para afrontar el síndrome post vacacional:

1.- Programa tu regreso de vacaciones, intentando no finalizarlas un día antes a la reincorporación laboral.

Así podrás adaptarte mejor a la dinámica tu vida, a los horarios rutinarios y a las condiciones de sueño y descanso pre vacacionales.

2.- De igual modo, no regreses un día lunes a tu rutina laboral; porque en líneas generales, resulta ser especialmente estresante.

Un día miércoles o jueves serían la mejor elección, ya que la presión laboral tiende a ser ligeramente menos intensa a mitad de semana.

3.- Adopta la técnica de seccionar en dos partes tu período vacacional.

Lo ideal es hacerlo en dos partes que comprendan quince días cada una. Inclusive, puedes disfrutar de una quincena vacacional por semestre y así el impacto de la reincorporación laboral será menos desagradable.

4.- No intentes retomar de buenas a primera el mismo ritmo o intensidad laboral que tenías antes de irte de vacaciones.

Eso solamente te traería mas estrés y la posibilidad de equivocarte o cometer errores se dispararía notablemente.

5.- Busca siempre el lado bueno de la situación. Para ello, no debes mentalizar el trabajo como una carga; si no como una oportunidad de crecer como persona y como profesional.

Piensa un poco más en los incentivos que percibes por tu trabajo y las expectativas de crecimiento que puedas tener.

6.- El hecho de tu retorno a las actividades no implica que debes romper con tus estímulos positivos.

Es necesario que continúes con tu vida cotidiana no relacionada con las responsabilidades del trabajo, como salir con los amigos, cenar en alguna ocasión fuera de casa o realizar tus actividades de ocio de siempre.

Bibliografía:

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