Síndrome de Burnout es el nombre con que se describe al estado permanente de agotamiento físico, emocional y mental, derivado del hecho de estar comprometido con situaciones altamente demandantes a nivel físico y emocional; con recompensas escasas o casi nulas.
Este síndrome se convierte en la respuesta (una nutrida sintomatología) que se origina en el organismo, debido a la exposición a un estado de estrés intenso.
Esta afección anteriormente se asociaba a los trabajadores asalariados. Pero actualmente; abarca también a las mamás.
En lo que a las madres y amas de casa se refiere, este síndrome puede llegar inclusive a afectar la salud y la calidad de vida de las mujeres que lo padecen; desarrollándose en algunos casos patologías relacionadas con el mismo y problemas familiares.
¿Cuáles son las características asociadas a este síndrome?
Las amas de casa que responden a la descripción hecha del Síndrome de Burnout, presentan las siguientes características:
- Estado de cansancio intenso y prolongado.
- Carencia de energía para realizar cualquier emprendimiento.
- Baja o nula motivación para efectuar las labores cotidianas.
- Exacerbada irritabilidad, provocada inclusive por los motivos más insulsos.
- Manifestaciones de enojo, no exento de agresividad.
- Desmoralización ocasionada por los conflictos del hogar.
- Deterioro acelerado de las relaciones de familia y del entorno social.
¿Qué factores inciden en la aparición de este síndrome?
La aparición de este síndrome se produce cuando se conjugan una serie de factores, que propician su manifestación.
Estos están relacionados a las dificultades que existen para la conciliación, entre las diferentes actividades que desarrolla el ama de casa.
En su mente, se implanta la idea de pretender ser una madre perfecta; tratando de compaginar tanto el trabajo de la casa (y en ocasiones el externo), con las obligaciones del tipo familiar; lo que desencadena una cantidad importante de obligaciones y tareas que no parecen tener fin.
¿Cómo incide en la situación la llegada de un nuevo bebe?
Como es de esperarse, la llegada de un nuevo bebé a la familia implica muchas cosas; pues Ahora existirá una persona adicional a quién cuidar y que requiere de atención a tiempo completo, ya que es totalmente dependiente de la madre.
Puede llegar a darse el caso, donde la madre sienta temor de no poder dedicarle la atención que merece; ya que las pocas horas de descanso que tiene se verán reducidas, y sufrirá de fuertes alteraciones su ritmo del sueño por el bebé y por las horas dedicadas a él.
Esto, lógicamente, puede llegar a provocar un estrés adicional.
En estos casos, los síntomas del síndrome de Burnout pueden llegar a confundirse con los de la depresión post parto; por lo que es prudente establecer claramente cuáles son sus diferencias:
Síndrome de Burnout
En el caso de la madre, se presenta un cuadro de estrés muy severo y un estado de agotamiento tal; que la puede conllevar a sufrir de ansiedad, propensión al llanto, tristeza y melancolía.
Normalmente, con un adecuado apoyo de su entorno familiar, es relativamente sencillo superar esa situación; aunque en los casos más delicados, quizás sea necesario acudir a la terapia.
Aun así, no pierde el interés por el recién nacido y puede seguir realizando las labores.
Depresión post parto
Esta situación ya obedece a una condición patológica que suele aparecer a los 4 meses posteriores al alumbramiento y sus síntomas son graves y en muchas ocasiones, invalidantes.
Por lo general, requiere de una atención inmediata ya que el estado depresivo genera una pérdida total del apetito en la madre; tendiendo a perder peso de una manera acelerada.
Sus labores cotidianas son imposibles de asumir y pierde el interés por lo que antes le causaba placer, incluyendo el bebé.
¿Cómo puede evitarse el síndrome de Burnout?
Ante todo, es importante involucrar al grupo familiar en lo referente a las tareas del hogar; para que la madre pueda delegar en ellos parte de la carga que conllevan las obligaciones domésticas.
Si la madre percibe que se incrementan los niveles de estrés, puede optar por realizar actividades relajantes como el yoga, el Pilates, caminatas, etc.
En ellas puede involucrarse a los niños también.
Es aconsejable de igual forma, seguir hábitos saludables como una dieta sana, ejercitarse y por último, aunque determinante, descansar lo suficiente.
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