Los 5 peores errores de comunicación que cometen los padres

Errores en la comunicación con los niños

Uno de los problemas más comunes en la niñez y la adolescencia es que los niños no escuchan a sus padres. Los padres buscan la causa del problema en el niño, ignorando que la mayoría de las veces la culpa es de ellos, porque su comunicación con el niño no es la correcta y lo que dicen y cómo lo dicen, encuentra un muro. 

¿Cuáles son los errores de comunicación más comunes de los padres?

Durante ciertas etapas, las familias pueden experimentar problemas a la hora de comunicarse, ya sea por la adolescencia de los hijos, una etapa caracterizada por la introspección en los jóvenes; por otro lado, la carga de estrés de los padres, lo cual evita que fluya un diálogo despojado de tensión y reclamos.

En fin, son muchas las etapas por las que puede pasar una familia, sin embargo, en muchas de ellas, el problema puede estar en la forma de forzar la comunicación y no tanto en los integrantes de la familia.

Repasemos a continuación algunos de los principales problemas de comunicación que se pueden tener con los niños y adolescentes.

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1. Dan órdenes y mando

Por ejemplo, dicen: «Deja de llorar», «No me hables mal», «No te quejes», «Ve y termina tu tarea ahora mismo», etc.

No hay margen para que exista forma de independencia o toma de decisiones por parte del niño, se lo obliga solamente a acatar órdenes.

2. Amenazan

Amenazan al niño con alguna consecuencia desagradable si sigue portándose mal o no hace lo que debe. La mayoría de las veces la amenaza no es realista y el niño se da cuenta de que no es verdad. 

Por ejemplo, el padre dice: «Si sigues lloriqueando, no te compraré chocolate en todo el invierno», «Deja de pelear con tu hermana porque no te dejaré ir a la práctica de baloncesto en todo el año», etc.

3. Predican, amenazan lo que es correcto

De manera equivocada intentan pasar el mensaje correcto, pero como se lo imponen moralizando y presionando al niño, este reacciona. Por ejemplo, «¿No te da vergüenza hablar mal?», «Los buenos niños no contestan», etc.

4. Juzgan, critican, acusan

Los padres hacen una evaluación negativa de su hijo como un todo y como individuo, lo cual es ofensivo para el niño. Por ejemplo, “¿No te da vergüenza? ¡Otra vez te equivocaste!”, “Eso es lo que hacen los bebés, no los niños grandes como tú”, “Siempre estás apurado y arruinando tus lecciones, ¡qué vergüenza!”.

5. Se burlan y avergüenzan al niño

Hacen que el niño se avergüence de sí mismo, lo ridiculizan y lo colocan en una categoría negativa, haciendo que el niño se sienta mal consigo mismo. «Qué vergüenza, estás actuando como un bebé otra vez», «Eres un estúpido», «No comas como un cerdo».

¿Dónde está el error en los mensajes anteriores?

Los errores de comunicación anteriores esencialmente envían mensajes incorrectos al niño. El niño siente que no es aceptado y que sus padres no lo quieren.

En lugar de sentirse emocionalmente cercano a los padres, con este tipo de comunicación verbal el niño se siente distante de ellos.

Los niños necesitan amor y aceptación para crecer y sentirse confiados y seguros. Lo mejor que pueden hacer los padres es demostrarle al niño que lo aman, lo aceptan tal como es y respetan su personalidad.

Por supuesto, esto no significa que aceptarán todos sus errores o que no lo empujarán a desarrollarse y convertirse en lo mejor de sí mismo.

Lo importante es crear un estrecho vínculo afectivo con nuestros hijos y demostrarles nuestro amor con palabras y acciones, pero también orientarlos en el buen y correcto comportamiento.

Padre presente en la vida de su hijo

¿Cómo guiamos a los niños en el comportamiento adecuado?

Cuando vemos comportamientos que están mal, en lugar de recurrir automáticamente a los errores de comunicación anteriores, es bueno detenernos y pensar en lo que debemos hacer.

Necesitamos describir el mal comportamiento o sentimiento del niño en primer lugar, en lugar de criticar al niño:

«Me parece que tienes mucha hambre» en lugar de gritar «Deja de comer como un cerdo». Luego enviamos un mensaje, diciéndole al niño cómo nos sentimos acerca de su comportamiento, sin criticarlo.