La ira de tu hijo tiene mucho que comunicar, escúchalo.

Niño mostrando ira

En ocasiones, la ira actúa como un «espejo» del entorno. Esto se debe a que la mayoría de las veces los niños «chupan» como una esponja las emociones que reciben. El entorno (social) interactúa con los humanos e influye en su comportamiento

Esto significa que cuando la ira prevalece en el hogar con los padres, o en el entorno en el que los niños pasan la mayor parte del tiempo, entonces se sentirán abrumados o se comunicarán a través de la ira.

Los niños tienden a repetir lo que ven

En otros casos, los niños imitan y reproducen (teoría del aprendizaje social) el modelo de comportamiento de sus padres. La ira innecesaria de los padres puede provenir, por ejemplo, del trabajo o de algún factor externo y no necesariamente del niño. Esto da como resultado que el niño experimente rechazo, frustración e injusticia

Para que el niño pueda sentirse más fuerte y equilibrar este sentimiento de injusticia, es muy probable que desahogue su enojo en alguien más vulnerable, generalmente su hermano menor. Si este comportamiento no se debe a los padres, entonces puede que haya tensión en el ambiente escolar, que el niño desahogará en casa.

La conducta agresiva se mantiene cuando la persona ha aprendido que solo puede lograr lo que quiere actuando de manera extrema. La repetición del comportamiento agresivo refuerza la idea errónea de que la agresión significa dominación, control y poder. 

El niño pasa de ser víctima a perpetrador

En resumen, el niño pasa de ser víctima a perpetrador. Los padres, por otro lado, ignoran los elementos positivos del niño, siempre enfatizando los negativos, lo que lleva a una profecía autocumplida, sin escuchar realmente lo que dice el niño.

En estos casos, castigar al niño no traerá los resultados deseados. En cambio, aumentará los sentimientos de rechazo del niño, p. Ej. “papá y mamá no me aman”, sin ayudar al niño a procesar por qué está mal estar enojado en lo más mínimo. 

El miedo al castigo no ayudará al niño a corregir conscientemente el comportamiento incorrecto y se abrirá un círculo vicioso sin fin de descargo de responsabilidad.

Y muchas veces, sino la mayoría, es muy difícil darse cuenta de estas cosas porque, sencillamente, nos perdemos en la vida cotidiana y en las obligaciones. No nos escuchamos entre padre y madre, y mucho menos comprendemos la ira en el comportamiento de un niño, especialmente cuando es pequeño.

En otros casos, la ira del niño actúa como un medio para llamar la atención. Cuando los padres son indiferentes o no pasan tiempo con el niño, entonces él puede adoptar la táctica de la ira para monopolizar el interés de los padres. 

El ejemplo típico, es cuando un niño expresa arrebatos de ira, ¡cada vez que papá o mamá se preparan para ir a trabajar! Por supuesto, esto no significa que el padre que se enfrenta a esto deba dejar de trabajar, pero lo que sí puede hacer es aliviar la inseguridad del niño.

En casos extremos en los que los ataques de ira se dan con frecuencia e intensidad por más de seis meses, el padre debe acudir a un psicólogo especialista con un Máster en Análisis Aplicado de la Conducta para averiguar si existe algún trastorno. 

Ya que cada caso es diferente lo que hace el experto es primero un análisis del comportamiento, luego una evaluación de los factores que lo provocan y luego modificar la comunicación de la forma deseada.

Para terminar, lo más importante a tomar en cuenta es la correcta comunicación con el niño, incluso cuando se trata de una escucha activa… En definitiva, tenemos que prestar atención a lo que el niño nos dice, con sus palabras y con su lenguaje corporal. La adecuada comunicación, comprensión y expresión del amor es fundamental por parte de los padres, además del programa de tratamiento que puede aplicar el especialista.