Hábitos de relaciones tóxicas que muchos creen que son normales

una pareja viviendo una relación tóxica

Muchos de los hábitos tóxicos que hemos aprendido a lo largo de nuestro desarrollo, pueden ser repetidos diariamente como algo normal, pero pueden ser los responsables de muchos fracasos amorosos e incluso fracasos en el desarrollo personal.

Crecimos en familias desintegradas con padres que ciertamente muestran estos hábitos tóxicos y luego, sin saberlo, los repiten, generando una educación deficiente, donde las interacciones muchas veces tóxicas, se confunden con simples hábitos normales dentro de una relación.

Nuestra sociedad promueve de manera excesiva una competencia desleal, donde subir posiciones es mejor que la calidad de la oferta. Los hábitos tóxicos por esta carrera destruyen nuestra capacidad de relacionarnos con los demás, desde las personas que viven en otras naciones hasta la pareja que duerme en la cama junto a nosotros.

Hábitos en relaciones tóxicas que parecerían normales

Sorprendentemente, algunos de estos principios van en contra de lo que tradicionalmente se considera como «romántico» o normal en una relación. Lo que se menciona a continuación puede hacerte reflexionar a cercad e lo que quizás por muchos años has pensado como hábitos normales pero que en realidad son muy nocivos.

A continuación se mencionan solo algunos de los hábitos tóxicos más comunes, aún sabiendo que existen muchos más.

1. Creer que los demás pueden traerte felicidad

El consejo tóxico de que «te mereces ser feliz» al encontrar a la persona perfecta es extremadamente dañino. No es necesario encontrar un compañero «mejor» para experimentar la felicidad. Nuestra felicidad solo nos es retenida porque no nos amamos a nosotros mismos, y esto se repite en el comportamiento de nuestra pareja.

De hecho, puedes trabajar solo en amarte a ti mismo más, y quedarte completamente sorprendido por el cambio en tu pareja. Ni siquiera tienen que saber que lo estás haciendo.

La creencia de que no somos una persona completa sin una pareja, o peor aún, que no seremos completos hasta estar con la pareja «correcta» , también es muy perjudicial. Esto nos mantiene atrapados en la idea de que debemos tener a otra persona en nuestras vidas para experimentar cualquier alegría o crecimiento.

Esta es también una gran cantidad de presión tácita sobre otra persona. ¿De verdad quieres la responsabilidad de crear la felicidad de otra persona, de llevar una carga que probablemente nunca puedas soltar?

Nos sentimos atraídos por otros en un nivel más profundo porque sabemos que nos obligarán a crecer. El propósito de una relación no es fomentar la felicidad, sino el crecimiento. Si vemos el propósito de la relación como un creador de felicidad, ya estamos condenados. Esa responsabilidad de crear felicidad recae en nosotros, no en otra persona.

2. No saber comunicarte directamente

Muchas personas tienen la falsa idea de que su pareja, automáticamente por ser alguien con quien comparten la vida, tiene que saber leer su mente. Por ejemplo, en lugar de decirle a alguien lo que deseamos o lo que sentimos de manera directa y sin vueltas, usamos técnicas de comunicación pasivo-agresivas para tratar de obtener lo que queremos.

Cuando estamos heridos, no le decimos al otro lo que nos está molestando, sino que ofrecemos el tratamiento silencioso o algún otro juego tóxico y mezquino para que podamos sentirnos justificados por mantenernos enojados con esa persona.

Hablar claro, es un comportamiento sano, saber expresar lo que nos sucede, lo que nos afecta, es parte del proceso de hacer crecer una relación de pareja. Hablar abiertamente y honestamente sobre lo que nos sucede es una actitud madura.

Ir dando mensajes sutiles, o mostrando malas caras, es una forma de chantaje emocional. Con ello conseguirás dañar el flujo de la relación y erosionarás la confianza. Incluso cuando surgen problemas negativos o perjudiciales, siempre es mejor hablar de ellos de frente.

3. Culpar a los demás por cómo te sientes

Cualquier personas puede ser víctima de tener un mal día. Si tu pareja no siente apoyo cuando llega a casa después de un día fastidioso en el trabajo o enfrenta un gran desafío, no lo culpes por lo que siente. Es posible que también hayan tenido un día «loco» como tú.

Culpar a los demás por lo que sentimos, sin importar lo que esté sucediendo en nuestras vidas, es una forma sutil de egoísmo. Cuando establecemos un precedente de que nuestra pareja es responsable de cómo nos sentimos en todo momento (y viceversa), inevitablemente desarrollarás tendencias codependientes.

En cambio, intenta asumir la responsabilidad de tus propias emociones y espera que tu pareja sea responsable de las suyas. La antigua fórmula tóxica de demandar atención, pareciendo que los problemas de uno superan a los del otro, o incluso sin importar los problemas que puede tener el otro, trae consecuencias devastadoras a cualquier relación, no solo de pareja.

Los hábitos de relaciones tóxicas son muchos, al parecer son tan comunes que se ven incluso como parte de una relación normal, pero esto no es así. Estos hábitos no deben pasar desapercibidos, ya que tienen tanto peso en una relación que pueden ser los responsables directos del hundimiento.