Fortalece tu resiliencia: hábitos para ser una persona más resiliente

Una persona resiliente

Cualquiera que quiera sobrevivir a las fases estresantes y complicadas de la vida, permanecer estable después del final de la terapia o hacer frente a los golpes del destino necesita una cosa esencial: la capacidad de resiliencia.

La resiliencia se refiere a la resistencia psicológica que ayuda a superar las decepciones y las crisis. Quizás ya te has sorprendido de la capacidad que tienen algunas personas de sobrepasar eventos difíciles en su vida. Mientras que otros se desesperan o incluso se quiebran con la llegada de una enfermedad grave, la muerte de un ser querido o un corazón roto, las personas resilientes no sufren ningún daño psicológico a largo plazo, e inclusive se vuelven mucho más fuertes.

Cómo surge la resiliencia

La resiliencia no es innata, pero se aprende durante el desarrollo de la primera infancia. Haber tenido una relación estable y positiva con tu cuidador es algo muy útil. Pero aunque no hayas tenido la suerte de desarrollar tu resiliencia cuando eras niño, hay buenas noticias: como adulto, aún puedes hacer algo para fortalecer tu resiliencia.

Las actitudes de una persona resiliente

Entonces, ¿cuáles son las características de las personas resilientes y cómo se pueden desarrollar estas características en nuestra vida diaria? A continuación puedes conocer algunas de ellas:

1. Optimismo

Una actitud optimista puede ayudarte a fortalecer tu capacidad de resiliencia. Si practicas esta actitud constantemente, serás de ver algo positivo incluso en los momentos difíciles. Sin embargo, esto no se refiere a que todo lo veas como algo bueno y que suprimas tus sentimientos negativos. La ira, el dolor o la decepción son parte de la vida y es increíblemente importante permitirte ser consciente de ellos. Pero también es importante tener en cuenta que siempre puedes llevar tu atención hacia las cosas positivas.

Los optimistas y pesimistas evalúan las causas de un fracaso de maneras muy diferentes

Los optimistas tienden a creer que los fallos se deben a razones externas y cambiantes. Por ejemplo, si arruinan un proyecto importante, tienden a culpar a la tarea difícil (externa) o su constitución diaria (modificable).

Los pesimistas, por otro lado, generalmente atribuyen el fracaso a causas internas e inmutables. Justificarían el fracaso del proyecto con su falta de talento, o creerían que están destinados a nunca tener éxito. Cualquiera que se dé cuenta de que es más pesimista sobre los eventos negativos puede cambiar esto específicamente. Entonces el vaso de limonada está medio lleno en lugar de medio vacío.

2. La auto-eficacia

 Algunas personas no creen que puedan cambiar sus vidas. Para ellos siempre son otras personas o circunstancias las que tienen la culpa de su miseria. Esta victimización no te lleva a ninguna parte. Las personas con alta resiliencia son conscientes de su autoeficacia. Para ellos está claro que tienen el control de su realidad y, por lo tanto, se responsabilizan de sí mismos.

Cada quién decide como lidiar con esta responsabilidad. Algunos se esconden, o dejan escapar su frustración hacia otras personas. Las personas resilientes, por otro lado, consideran cómo aprovechar al máximo la situación. Puedes fortalecer tu autoeficacia (y, por lo tanto, tu capacidad de resiliencia), dejando constantemente tu zona de confort y enfrentando situaciones incómodas. Esto te ayudará a aprender que eres totalmente capaz de dominar los desafíos de la vida.

3. Buscar ayuda

 Rechazar el apoyo, y manejar uno mismo sus problemas no tiene nada que ver con ser fuerte o resiliente. Las personas resilientes pueden admitir que necesitan ayuda. No permanecen en estado de shock, sino que piensan y actúan de una manera orientada a la solución.

Por lo tanto, ellos buscan y descubren rápidamente dónde pueden obtener ayuda. Debido a que saben que con apoyo profesional, ciertas experiencias se pueden procesar mejor, por lo que las personas resilientes obtienen ayuda, por ejemplo, de un psiquiatra, psicoterapeuta, terapeuta de pareja, en centros de asesoramiento, etc.

4. Contacto social

 La soledad puede enfermarte. Mantener el contacto social es esencial para nuestro equilibrio psicológico y resiliencia. Sin embargo, la calidad de las relaciones que tenemos es el aspecto más importante para considerar. Para lograr aumentar la resiliencia, no es tan importante tener un grupo de amigos que sea lo más grande posible.

Con unas pocas amistades que sean realmente íntimas es más que suficiente. Las personas resilientes prestan atención a qué contactos sociales son buenos para ellos y cuáles no. Mantente alejado de las personas que solo te empujan hacia abajo. Busca principalmente las relaciones que se caracterizan por el aprecio y el respeto. Los amigos con quienes puedes ser auténtico, que se ríen y lloran contigo y que están tan interesados ​​en ti como tú en ellos son ideales para ser más resiliente.

5. Autocuidado

 las personas resilientes se cuidan a sí mismas y a sus necesidades. Saben que beber alcohol, comer chatarra o mirar televisión todo el día no son cosas adecuadas para lidiar con los sentimientos negativos.

Las personas resilientes se aseguran de encontrar un equilibrio saludable entre las actividades de ocio y relajación. Ellos toman suficientes descansos, se permiten períodos de descanso y no esperan el máximo rendimiento de sí mismos si están en una etapa difícil. El cuidado personal también incluye obtener ayuda cuando sea necesario y usar técnicas de relajación.

Dominar los momentos de crisis con la resiliencia

Una separación, fracasos profesionales o enfermedades: la vida puede darle golpes duros a cualquiera. Sin embargo, todos podemos esforzarnos para sobrevivir mejor, y fortalecer nuestra capacidad de resiliencia. Esto también previene enfermedades mentales como la ansiedad o la depresión.

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  1. Understanding resilience. Department of Psychiatry, Icahn School of Medicine at Mount Sinai, NY, USA [Link]
  2. Road to resilience: a systematic review and meta-analysis of resilience training programmes and interventions. Sadhbh Joyce, Fiona Shand, […], and Samuel B Harvey. BMJ Open. 2018; 8(6): e017858. [Link]

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