Una relación puede tener numerosos beneficios comunes para la pareja, pero también tiene efectos positivos que benefician a cada uno de forma individual. Uno de ellos es el apoyo que recibimos de nuestra pareja, especialmente en tiempos difíciles. Necesitamos que nuestros seres queridos nos ofrezcan empatía y cuidado al escuchar nuestros problemas y validar nuestros sentimientos. Pero hoy discutiremos cuando se pierde el balance en esta dinámica, y la relación se vuelve emocionalmente dependiente.
Cómo es una relación emocionalmente dependiente
En una relación, es casi obvio que buscaremos este tipo de apoyo primero en nuestra pareja. Tampoco es fácil concluir que dependemos de una persona debido a nuestra tendencia a compartir nuestras preocupaciones con nuestra otra mitad. Pero una señal básica de que quizás tu relación con tu pareja se ha vuelto emocionalmente dependiente es la siguiente:
No puedes manejar las emociones negativas y las situaciones de vida desfavorables por tu cuenta.
Las personas emocionalmente interdependientes se ayudan mutuamente a superar las dificultades de la vida al cubrir algunas de sus necesidades emocionales tanto como sea posible. Pero como es imposible que se satisfagan completamente, intentan arreglárselas por su cuenta, fortaleciéndose y haciendo frente a la dificultad actual. Esta es una postura media y es normal entre parejas.
Por otro lado, está la pareja emocionalmente dependiente (no tiene por qué ser solo uno). En este caso, terminas confiando en tu pareja para cubrir casi todas las necesidades. Cuando experimentes tristeza, puedes acudir inmediatamente a él antes de intentar controlar tus emociones por tu cuenta.
La sensación de que no puedes vivir sin su apoyo emocional puede indicar que tu relación está comenzando a dirigirse hacia un nivel de dependencia poco saludable.
¿Cómo dejar de ser emocionalmente dependiente?
La dependencia emocional puede resultar en una serie de emociones negativas como: rupturas y problemas en las relaciones, estrés e inseguridad, baja autoestima. Por eso es importante aprender las maneras en que podemos salir de este tipo de dinámicas dañinas.
1. No le temas a tus emociones
¡No evites tus emociones! Experiméntalas, gestiónalas, intenta analizarlas y ve lo que significan para ti. En lugar de esconderte de las emociones menos conocidas o confiar en que alguien se deshaga de ellas, ponte en contacto con ellas. Pregúntate qué te están diciendo y es posible que puedas encontrar causas más profundas que contribuyeron a esta situación.
2. Cuida de ti mismo
Debes darte cuenta de que las relaciones se tratan de pasar un buen rato y compartir momentos, experiencias, buenos y malos. No podemos basar nuestra psicología y toda nuestra vida en una sola persona. Sal y descubre cosas nuevas, comienza un nuevo pasatiempo, empieza a preparar ese espacio en el que siempre pensaste, haz ese viaje que estabas pensando hacer.
3. Habla con un especialista
No podemos encontrar respuestas a todo y es posible que ni siquiera sepamos cómo hacerlo nosotros mismos. Pero podemos recurrir a alguien que tenga los conocimientos adecuados y que tenga la capacidad de «desbloquearnos» y ayudarnos a superar lo que nos frena.
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