Elisabeth Kübler-Ross | Psiquiatra experta en duelo

Biografía de Elisabeth Kübler-Ross

Elisabeth Kübler-Ross nació en la ciudad de Zurich, Suiza, en 1926. Su nacimiento fue traumático, pues se trató de un parto múltiple en el que, además de ella, también estaban dos gemelas idénticas que componían un grupo de trillizos. A pesar de las complicaciones, su madre pudo mantenerlos.

Infancia y duros aprendizajes de Elisabeth Kübler-Ross

Esta no fue la única experiencia hospitalaria que viviría de joven, pues con tan solo cinco años enfermó gravemente de neumonía. Durante esta etapa presenció una de las escenas que la marcarían en su futura carrera. Mientras la acogían, uno de sus compañeros de cuarto murió. Entonces se dio cuenta de lo que significaba la muerte como parte inexorable de la vida.

Durante su adolescencia, estalló la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, Elisabeth Kübler-Ross colaboraba en un campo de refugiados en su pueblo. Al final de la guerra, continuó este tipo de asistencia en varios países europeos. Entre todos ellos hubo uno que fue otro momento importante para ella; Se trata del campo de exterminio de Majdanek, ubicado en Polonia.

En este lugar oscuro, Elisabeth Kübler-Ross aprendió mucho sobre la muerte, pero también sobre la compasión y la resiliencia, a través de las experiencias que los sobrevivientes le relataron. Este fue probablemente uno de los hechos que determinaron el rumbo que tomaría su vida profesional en el futuro y no sería más que buscar la forma de ayudar a los demás a superar dificultades y el duelo.

Compaginó diferentes trabajos, siempre en un contexto hospitalario e incluso como voluntaria, mientras estudiaba medicina en la Universidad de Zúrich. Terminó esta formación en 1957. Apenas un año después, se casó con Emmanuel Ross, a quien había conocido durante su carrera y quien venía de Estados Unidos, por lo que decidieron mudarse a este país luego de casarse.

El comienzo de su carrera

Una vez en los EE. UU., Elizabeth Kübler-Ross pudo completar una residencia médica especializada en psiquiatría en un hospital de Nueva York, el Centro Psiquiátrico de Manhattan. Allí comenzó a desarrollar metodologías que serían una alternativa a los tratamientos habituales que reciben los pacientes diagnosticados de esquizofrenia u otras enfermedades graves.

Una de las máximas de Elisabeth Kübler-Ross era hacer un trabajo a nivel psicológico que aumentara la autoestima y el bienestar de los presos, en contraposición al uso de fármacos que se utilizan habitualmente para estabilizar el estado de ánimo. Del mismo modo, trató de facilitar el contacto de los enfermos con el mundo exterior y darles un trato cercano.

Después de todo, lo que estaba tratando de hacer era humanizar la forma en que los médicos trataban a los pacientes, y que a veces era demasiado fría e incluso cruel. Para lograr su objetivo, Elisabeth Kübler-Ross desarrolló un programa de atención individual. El éxito fue innegable. Casi todos los pacientes que participaron en este programa (concretamente el 94%) experimentaron algún grado de mejoría.

Un cambio de paradigma en la forma de tratar a los pacientes

De Nueva York se mudó a Colorado, esta vez para enseñar en la universidad. Era 1962. El principal mensaje que trató de transmitir a sus alumnos durante esta etapa fue tratar a los pacientes no solo como científicos, sino sobre todo como personas, y así comprender cómo se sentían en momentos realmente difíciles.

Desarrollo de un programa de cuidados paliativos

En 1965, Elisabeth Kübler-Ross se mudó nuevamente, esta vez a Chicago. Complementó su formación psiquiátrica con un amplio programa de psicoanálisis. Comenzó a trabajar en la Escuela de Medicina Pritzker, perteneciente a la Universidad de Chicago; Fue aquí donde comenzó el programa revolucionario para pacientes terminales.

Lo que hizo Elizabeth fue programar entrevistas en las que estas personas pudieran hablar con estudiantes de medicina. Como resultado, su popularidad tanto dentro como fuera del campo de la medicina se ha vuelto enorme. Tanto es así que decidió abandonar la docencia y centrarse en la investigación de los procesos psicológicos implicados en la muerte, que era el ámbito en el que quería ayudar.

En la década de 1970, Elisabeth Kübler-Ross viajó por el mundo estableciendo programas de cuidados paliativos en hospitales de más de veinte países. Se hizo mundialmente famosa por este tema, por lo que pudo dar conferencias y entrevistas en los lugares más prestigiosos, exponiendo sus ideas al respecto.

Su objetivo final era lograr que todas las personas pudieran morir con dignidad, siendo respetadas y comprendidas como los seres humanos que eran.

Las etapas del duelo

Quizás la mayor contribución de Elisabeth Kübler-Ross fue la creación del modelo de las cinco etapas del duelo, también llamado modelo de Kübler-Ross, incluido precisamente en su obra «Sobre la muerte y los moribundos«. Es una teoría que ganó rápidamente una enorme popularidad a pesar de carecer de una base empírica sólida.

Lo que Elisabeth Kübler-Ross planteó con este modelo es que los pacientes terminales y cualquiera que tenga la certeza de que pronto morirá pasan por un proceso dividido en cinco fases o etapas. El primero de ellos es la negación, por lo que te negarás a creer que realmente vas a morir, pensando que es un error o que algo te curará de alguna manera.

La segunda es la de la ira, la ira porque sabes que la muerte es verdaderamente inevitable y, por lo tanto, no hay solución a tu situación. El tercero es la negociación, tratando de encontrar un pacto a través del cual puedas vivir más tiempo. Cuarto, vendrá la depresión, la tristeza en la que se hundirán cuando se den cuenta de lo inevitable de su situación.

Finalmente, tendrá lugar la quinta etapa, que no es otra que la aceptación. La aceptación final de que morirán, no se puede hacer nada para evitarlo, pero de todos modos están bien.

Enfermedad y años posteriores de Elisabeth Kübler-Ross

Tras iniciar otra serie de proyectos, como el intento de crear un albergue para niños con VIH, Elisabeth Kübler-Ross sufrió varios infartos que le provocaron la parálisis de la mitad de su cuerpo. Por ello, estaba postrada en una cama en silla de ruedas, sabiendo que la muerte, ese fenómeno que había estudiado toda su vida, se acercaba, esta vez para ella. Era 1995, pero aún le quedaba casi una década por delante.

Finalmente, en 2004, y tras vivir la última etapa de su vida en una residencia de Scottsdale, Arizona, Elisabeth Kübler-Ross fallece a la edad de 78 años. En el mismo lugar, su hijo Ken Ross creó una fundación con su nombre.