Las heridas emocionales son prácticamente una condición innata del ser humano, en diversos grados, a cada uno de nosotros nos puede haber sucedido, incluso aquellos de nosotros que tuvimos una infancia adorable y aparentemente muy sana.
para poder tener una mejor comprensión de la siguiente lectura, es necesario darle definición, desde la psicología, al término que usaremos y sobre el que está basado el siguiente recuerso psicológico que compartiremos.
Para ello, definiremos el concepto «niño interior», con la definición de la psicóloga Rosario Linares, en el blog «El prado psicólogos»:
El niño interior es un concepto nacido de la terapia gestalt. Para la gestalt, el niño interior es la estructura psicológica más vulnerable y sensible de nuestro “yo”. Se forma fundamentalmente a partir de las experiencias, tanto positivas como negativas, que tenemos durante los primeros años de la infancia. Dependiendo del tipo de experiencias y de cómo las interiorizamos, el niño interior puede ser una “personita” alegre, optimista y sensible o por el contrario, alguien temeroso de la vida, enfurruñado e irascible.
Rosario Linares | El prado psicólogos
Cómo sanar las heridas de la infancia
Llevar a la superficie emociones fuertes como la ira y la rabia puede ser inquietante, porque a menudo no estamos acostumbrados a sentirlas. Es posible que hayamos juzgado estas emociones, o que hayamos sido castigados por expresar emociones en la infancia, y por eso las hemos reprimido durante toda la vida.
Esta transformación requiere, antes que nada, que la persona esté dispuesta a sanar y transformar las heridas de la infancia, estar abierto al cambio es fundamental. Se debe tener en cuenta que este ejercicio puede desatar emociones intensas, así es que debes saber que puedes detenerte cuando lo necesites, y descansar unos días.
Esto significa que el diálogo con tu «Yo» o niño interior debe llevarse a cabo de manera pausada y retomarse cuando sea propicio dialogar sin tensiones.
Es una forma de recibir el apoyo emocional que probablemente tus padres no pudieron darte en ese momento, porque ellos mismos no sabían cómo hacerlo. Si los recuerdos de abuso olvidado comienzan a aflorar, podría ser de gran ayuda tener a un profesional en la salud mental que pueda orientarnos. Una vez más, el propósito de este trabajo no es crear o recrear más drama o revivir el trauma.
La intención es expresar y liberar emociones mantenidas desde hace mucho tiempo. Si recuerdas un escenario de abuso, maltrato, daño o abandono emocional, es posible que no sepas cómo manejar tu perspectiva cambiada sobre esta relación. Evita el impulso de confrontar al abusador hasta que hayas tenido tiempo de ganar fuerza.
Muchos abusadores, cuando se enfrentan a la persona que abusaron, lo niegan. El abusador a menudo está tan atormentado por la culpa que no pueden enfrentar lo que hicieron.
En tu fantasía, tu abusador se disculpará y se convertirá en una persona ideal. Sin embargo, esto es raramente lo que ocurre, desafortunadamente.
Muchos abusadores cometieron sus acciones mientras estaban alcoholizados o mientras estaban fuera de sí por el uso de drogas o un episodio psicótico, por lo que en realidad pueden no recordar el incidente. Es por eso que es importante esperar y ver si la confrontación es el mejor método para ti. Recomendamos centrarse en curarse a sí mismo en lugar de castigar a la persona que abusó de nosotros.
3 pasos para sanar al niño interior
Hacer estos ejercicios internos para el niño interior es una gran adición o complemento a cualquier asesoramiento o terapia en la que ya estés involucrado.
1. Accede a tu niño interior
Comienza por preguntarle a tu niño interior: ¿Cómo te sientes en este momento? ¿Qué te gustaría que yo supiera? Puede ser útil tener una fotografía de ti mismo como niño a tu lado.
Puedes hacer que el espacio en el que haces este ejercicio invite a tu niño interior colocando juguetes, ositos de peluche o una manta para niños o una luz nocturna a tu lado.
2. Obtén la confianza de tu niño interior
En verdad, esa parte de ti puede haberse sentido abandonada, traicionada, descuidada y olvidada por ti, el yo adulto. Es posible que necesites tomarte un poco de tiempo para ganarte la confianza de esa parte de tu Yo.
Al igual que lo harías en una conversación con un amigo que se siente vulnerable, asegúrele a tu niño interior que es seguro comunicarse.
Al principio, el niño interior puede sentir que no puede confiar en ti porque se sintió ignorado o reprimido por tanto tiempo. Asegúrele al niño (a ti mismo) que estás ahora allí para ayudarlo a sentirse seguro. Es importante que tu niño interno confíe en tu voluntad de escuchar, sentir, ver o sentir lo que estás experimentando.
3. Permítete sentir los sentimientos de tu niño interior
Permite que todos tus sentimientos salgan a la superficie. Puede que te sorprenda lo que surge cuando decides saludar a esa parte de ti mismo. Expresar con la intención de liberar es tan terapéutico.
Probablemente habrá lágrimas de tristeza, dolor, vergüenza e ira. Llorar siempre es una buena liberación, y en poco tiempo, empezarás a sentirte más compasivo contigo mismo.
Puedes sentir miedo de que si desatas tu enojo, perderás el control. No lo hará, de hecho, tendrás más control una vez que liberes la energía acumulada de emociones reprimidas. Sin una salida, esos sentimientos enterrados siempre brotan en formas que no son bonitas, por lo que es importante desenterrarlos. Tu mente inconsciente no te dará más de lo que puedes manejar.
Comprométete a hacer este ejercicio semanalmente. Hacerlo establece la confianza con los aspectos perdidos y abandonados de ti mismo. Tu niño interior comienza a confiar en ti, comienza a sentirse escuchado y entendido.
Haz un compromiso de que nunca lo abandonarás. Esa es una promesa que necesitas mantener consigo mismo, es decir, cuidar mucho de ti y de tu niño interior.
Lo encuentro muy pedagógico, felicitaciones por tan buena explicación y sobre todo orientación ojala otras personas o instituciones hagan lo mismo para mejorar la salud mental de nuestra poblacion. Felicitaciones y agradecimientos.