Biografía de Sophie Germain y su asombrosa capacidad

Biografía de Sophie Germain

Sophie Germain, nacida el 1 de abril de 1776 en París, fue una matemática, física y filósofa autodidacta. A pesar de no tener estudios formales logró importantes resultados en la teoría de la elasticidad y la de los números, siendo pionera en la primera. Uno de sus desarrollos más significativos fue el análisis de los dígitos, que en la actualidad se conocen como sus números primos. En conmemoración del centenario de su fallecimiento una calle y un liceo de su ciudad natal llevan su nombre.

Aunque sus logros matemáticos se consideran de gran relevancia hoy en día, fue su pasión por el aprendizaje, junto con el esfuerzo y la perseverancia que demostró en sus estudios, la principal lección que obtenemos al conocer su biografía.

En una época en la que no era usual que las mujeres destacaran, no se casó, ni tuvo hijos y se consagró por entero a un área en la que muy pocas damas habían mostrado interés hasta ese momento.

Esta valerosa mujer nació en el seno de una distinguida familia parisina. Su padre era un orfebre burgués, con estudios avanzados y de tendencia liberal que formó parte activa de la Revolución Francesa; a posterioridad participó de la Asamblea Constituyente de 1789 como diputado.

Y fue, precisamente, este entorno y el considerar a sus parientes solo comprometidos con la economía y la política lo que la llevó a interesarse por la lectura, iniciándose con los libros de la biblioteca paterna.

Detalles biográficos de interés en la vida de Sophie Germain

La convulsión social generada por el estallido de la Revolución Francesa, en 1789, motivó a sus padres a confinar a esta joven, de apenas 13 años, en su casa y con muy pocas oportunidades de salir a la calle.

Su decisión fue entonces refugiarse en la lectura, empezando por la Historia de las Matemáticas, escrita por Jean-Baptiste Montucla. Se sintió especialmente fascinada por Arquímedes, quien absorto en un problema geométrico encontró la muerte en manos de un soldado romano. (1)

Sophie Germain también anhelaba abstraerse de ese modo del mundo que le rodeaba, inmersa en un asunto intelectual; por lo cual, continuó con el Tratado de Aritmética de Étienne Bezout. Al descubrirse esta fascinación por los estudios, una costumbre indeseable en una mujer de la época, sus padres preocupados trataron por todos los medios de disuadirla y anular su pasión por el tema. Así, con el fin de impedirle leer de noche le quitaron la luz, la calefacción y sus ropas.

La joven Sophie Germain, siendo de apariencia dócil, tenía un gran temple y resistencia, por lo que mientras la familia dormía, se envolvía en abrigadas cobijas y estudiaba con velas que había escondido durante el día.

En una ocasión la encontraron dormida sobre sus brazos delante de una hoja con operaciones matemáticas escrita con una tinta que se había congelado. Su tenacidad rindió frutos y, aunque sus progenitores no entendían su interés, terminaron concediéndole la libertad que su alma y mente necesitaban.

Su interés por las matemáticas la llevó a hacerse pasar por un hombre

Cuando la Escuela Politécnica de París fue fundada en 1794, nuestra heroína tenía 18 años y por su condición femenina no podía asistir. No obstante, consiguió el material del curso Análisis de Lagrange (1736-1813), preparó un trabajo producto de sus investigaciones y al final del período lo entregó bajo el pseudónimo de Antoine-Auguste Le Blanc, un exalumno. El profesor resultó impresionado por su gran originalidad y quiso conocer al alumno en cuestión.

Al descubrir la identidad, de esta investigadora autoinstruida, la felicitó calurosamente y la animó a continuar adelante. Siguiendo el mismo patrón, entre 1804 y 1809 intercambió correspondencia con Karl Friedrich Gauss (1777-1855) exponiéndole los resultados de sus investigaciones.

Luego, cuando Napoleón conquistó Prusia ella temió por la vida del famoso matemático y pidió a un general, amigo de la familia, que le cuidara. Este informó a Gauss el origen de la solicitud y así, fue que el reconocido genio científico supo quién era su talentoso interlocutor. (2)

Sophie Germain murió el 27 de junio de 1831 a consecuencia de un cáncer de mama. Había desaparecido una mujer valerosa, de inteligencia excepcional y dedicada a la ciencia, cuyo ejemplo de lucha por lo que se desea, todos deberíamos seguir.

En vida recibió pocos reconocimientos pero, unos meses después de su muerte le fue concedido el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Gotinga. Hoy, el Instituto de Francia concede el premio que lleva su nombre al investigador más destacado en matemáticas.