Agresividad – ¿Corresponde siempre a un diagnóstico de demencia?

Agresividad y su relación con la demencia

La agresividad en personas de cualquier edad es una condición perjudicial para los demás. Cuando aparece de manera repentina puede deberse a un problema de salud físico o mental.

Por agresividad se entiende un grupo de actividades provocativas y violentas manifestadas por un individuo. Estas pueden ser de distinta intensidad y abarcar enfrentamientos físicos, gestos faciales y expresiones verbales. El concepto en principio es biológico, pero por su vinculación con los instintos de origen sexual y la territorialidad, forma parte asimismo de la psicología. Una persona agresiva se entiende que está siempre preparada para pelear, herir, faltar el respeto, provocar e insultar a los demás.

La agresividad es todo un mundo del cual se pueden decir muchísimas cosas. Abundan los factores, internos y externos que la originan. Estos últimos, a su vez, pueden provenir del entorno familiar del individuo o del social, que incluiría aspectos económicos y políticos. Otros elementos que pueden desencadenar la violencia en una persona son:

  • Adicción. Ya sea al alcohol, las drogas o cualquier otro vicio que tome control de la voluntad de la persona.
  • Trastornos emocionales. Como por ejemplo los ligados a la adolescencia, la menopausia, el embarazo, etc. Estos, básicamente, se consideran el resultado de cambios hormonales.
  • Alteraciones patológicas. En este grupo incluiríamos: neurosis, depresiones profundas o repetitivas, trastornos maníacos-depresivos, trastornos afectivos bipolares, etc. Problemas de salud mental que pueden llegar a ser autodestructivos.

Al igual que sucede con la ansiedad, un cierto nivel de agresividad se considera normal y hasta necesario para el desempeño cotidiano. Cuando excede de un cierto límite, entonces se convierte en un problema que puede afectar la salud, las relaciones interpersonales e incluso la vida misma. Las personas en posiciones de poder tienden a ser violentas. Una posible razón es que la agresividad produce temor en los demás y esto, al mismo tiempo, alimenta la autoestima del líder autoritario.   

¿Qué es la demencia?

La demencia es un estado que se caracteriza por la pérdida paulatina y continua de las funciones cognitivas a causa de un daño cerebral. Esto progresará eventualmente hasta que el individuo sea incapaz de ejecutar su rutina diaria. Las áreas más afectadas suelen ser: memoria de corto alcance, atención, capacidad de resolver problemas, autocontrol y hasta el lenguaje. También puede impactar ciertos rasgos de la personalidad y el tiempo de respuesta frente a un estímulo. 

Según su etiología, las demencias se clasifican como:

  • Primarias. También denominadas corticales o degenerativas, se deben a alteraciones relacionadas con el metabolismo neuronal. Son progresivas y de efecto irreversible. Entre las más comunes se encuentran: mal de Alzheimer, enfermedad de Pick y demencia de cuerpos de Lewy.
  • Secundarias. Se trata de las demencias subcorticales, que, por suerte, son tratables. En este grupo se encuentran, entre otras: demencia vascular, hidrocefalia normotensiva, delirio, hipotiroidismo, avitaminosis (B6 o B12) y ciertos tumores. En casos muy extrañas también se pueden manifestar en los traumatismos craneoencefálicos, mal de Parkinson, enfermedad de Huntington y síndrome de Down.
  • Mediadas inmunológicamente. Pueden progresar con celeridad, pero a diferencia de las primarias, responden bien al tratamiento: en especial si se administra tempranamente. Por esta causa, dichas demencias deben ser diagnosticadas con prontitud. Se producen a causa de, por ejemplo: enfermedad celíaca, síndrome de Behcet, esclerosis múltiple, sarcoidosis, lupus eritematoso sistémico, etc.        

Causas de la agresividad

Un problema tan complejo, no puede, claro está, obedecer a una única fuente o ser esta de carácter sencillo. Veamos algunas posibles causas de:

Agresividad infantil y juvenil

Los niños comienzan a mostrar actitudes violentas cuando ingresan a la guardería. Y por falta de autocontrol es normal que las mantengan hasta los cinco años de edad. Sin embargo, los padres deben hacer esfuerzos para corregir estas conductas que se manifiestan como: morder, gritar, hacer berrinches, dar patadas, halar el cabello, etc. Entre sus causas se encuentran:

  • Mal ejemplo en el hogar;
  • Exposición a programas de televisión o videojuegos violentos;
  • Ausencia o arbitrariedad en las reglas;
  • Intolerancia a la frustración.

En el caso de los adolescentes, el comportamiento agresivo puede provenir de un evento traumático, como la separación de los padres o la muerte de un ser querido. También, puede ser consecuencia de: malos tratos en el hogar, abuso sexual, trastornos médicos o psiquiátricos, etc. Por último, el problema puede obedecer a: la dificultad para el aprendizaje, abuso del alcohol y las drogas o una baja autoestima. 

Agresividad en adultos y ancianos

En los adultos la agresividad se puede manifestar bajo la forma del trastorno explosivo intermitente. Estos son episodios en los que la persona exhibe una conducta violenta o un arrebato verbal. Por lo general, estas “rabietas” son exageradas para la situación y dejan un sentimiento de remordimiento y vergüenza. Los ancianos que repentinamente se vuelven agresivos, por su parte, podrían estar desarrollando algún tipo de demencia. Lo que les causaría severas frustraciones.

Por último, la agresividad injustificada no tiene por qué ser tolerada con paciencia por nadie. Si una persona serena, de repente, comienza a tornarse violenta debe ser vista por un médico. La idea es descartar que el problema sea físico o mental. En cuyo caso, habrá que dirigirse al especialista correspondiente. Pero, si la razón es que, simplemente, “esa es su naturaleza”, entonces hablamos de falta de autocontrol. En caso de presentar algunos de los síntomas descritos, visite a un psicólogo. Este especialista podría ayudarle a entender la causa del trastorno y a orientarle.

Bibliografía
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