Trastornos del sueño como síntoma principal de la depresión

Los trastornos del sueño relacionados con la depresión

¿Los trastornos del sueño son la causa de la depresión o es al contrario? Aprendamos un poco más acerca de estos dos desestabilizadores e inquietantes problemas.

Los trastornos del sueño y su relación con las alteraciones psicológicas han sido objeto frecuente de estudios e investigaciones. En especial, es relevante la estrecha interrelación que existe entre insomnio, hipersomnias, depresión y ansiedad. Hay una alta probabilidad de que ambos fenómenos estén enlazados a sistemas neurales, con los que tengan en común ciertos procesos bioquímicos. Esto es corroborado, por medio del impacto de los tratamientos psicotrópicos sobre el sueño. 

El reconocimiento de que la alteración del sueño es un síntoma psicopatológico, se concreta en el hecho de que aparece en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y en la ICD (Clasificación internacional de enfermedades). Estos textos lo consideran un criterio de diagnóstico recurrente en diversas enfermedades psiquiátricas; de manera concreta, depresiones y manías. Sin embargo, tales trastornos aparecen también, con frecuencia, cuando hay otros problemas mentales.    

Los estudios muestran que alrededor de un 33% a un 50% de los pacientes que se quejan de insomnio responden positivamente a criterios diagnósticos de las psicopatías aludidas. Además, por todos es bien sabido que, el aumento de las situaciones estresantes o la incapacidad para afrontarlas se presenta en muchos insomnes. Ford y Kamerow concluyeron que, la posibilidad de recurrencia de los episodios de depresión profunda, era mayor en aquellos individuos que presentaban un desvelo persistente.  

Trastornos del sueño que cursan con depresión

Aparte del insomnio, algunos pocos sujetos depresivos se quejan de hipersomnia, el fenómeno opuesto. Estas son personas que experimentan episodios en los que el sueño nocturno se extiende más allá de lo esperado o sufren de un incremento de la somnolencia diurna. Pero, en cualquier caso, es común que sean las alteraciones del descanso las que llevan a los individuos depresivos a solicitar ayuda. 

Los descubrimientos polisomnográficos de mayor frecuencia han sido los siguientes:

Variaciones en el tiempo de duración y la estabilidad del sueño.

Por lo general, se reduce la duración total del sueño. Y esto se suele asociar a, un aumento del período de latencia, incrementos de la vigilia nocturna o un despertar prematuro. Los pacientes que sufren de depresión muestran repetidos cambios de fase y un indicio más bajo de activación.

Alteraciones en el sueño no REM.

Se observa, no solo, una reducción del tiempo total, sino que también disminuye el porcentaje de sueño de ondas lentas. Los análisis con computadoras muestran, asimismo, una mengua de la cantidad de ondas delta (0,5-4 Hz) durante los períodos no REM (Rapid Eye Movements). Y del porcentaje de aparición de actividad delta, en particular durante el lapso inicial de sueño no REM.

Alteraciones en el sueño REM.

Se ha encontrado, sobre todo, una corta latencia de estas etapas. Así como, un aumento en la extensión del primer período y una proporción más alta de REM en el primer tercio de la noche, acompañado de una disminución en la última porción. Los enfermos depresivos muestran una elevada intensidad REM, que se observa en la cantidad de movimientos oculares por minuto que presentan.

Atención psiquiátrica en los casos de trastornos del sueño 

La depresión es una importante causa de discapacidad entre los habitantes de todo el planeta; lo cual, impacta considerablemente los índices de morbilidad. Y, al igual que sucede con las alteraciones del sueño, afecta a más mujeres que a hombres. Ambos problemas deben ser tratados de manera oportuna con terapia cognitiva conductual y añadir, en algunos casos, tratamiento psiquiátrico medicamentoso. Bajo ninguna circunstancia, deben ser desestimados ni ignorados.

No obstante, hay acciones simples que se pueden hacer a diario, para mejorar la calidad del descanso aun cuando exista un trastorno depresivo:

  • Rutina de ejercicios. Cree el hábito de hacer ejercicios, todos los días. Las opciones podrían ser caminar, nadar, montar bicicleta u otra; ya sea, en la mañana o quizás, en la tarde. Pero, nunca antes de la hora de dormir.
  • Ingesta de bebidas estimulantes. Evite el consumo de café, té, bebidas gaseosas y energéticas, licores, etc.
  • Actividad relajante. Antes de acostarse, realice una actividad que le relaje y le prepare para conciliar el sueño. Para algunas personas, esto podría ser el yoga u otra acción meditativa como el mindfulness. Algunos prefieren tomar una ducha fresca, beber leche tibia o leer un rato, siempre que la narración no sea muy entretenida.
  • Pensamientos disfuncionales. Hágase consciente de esas ideas en su mente, con respecto al sueño, que le están ocasionando problema.       

Podemos concluir que, los trastornos del sueño y la depresión son condiciones conectadas bidireccionalmente. El insomnio predispone hacia los estados depresivos; y, a su vez, el desvelo que afecta a los pacientes deprimidos, retarda su recuperación.

En ambos casos, las personas se entristecen, sienten vacías, molestas y experimentan alteraciones somáticas y cognitivas. Estas afectan el funcionamiento adecuado durante la jornada, ya sea, en el hogar o en el trabajo. Por eso, ante los primeros síntomas, lo apropiado es solicitar ayuda profesional.