Por qué son importantes los conflictos, y cómo podemos manejarlos mejor

Los conflictos pueden ser beneficiosos

Muchos de nosotros tenemos miedo o evitamos los conflictos: aceptamos dentro de nosotros que las cosas no se podrán resolver calmadamente, que todo terminará en insultos y simplemente lanzaremos culpas de un lado a otro.

El conflicto puede ayudar a mejorar una situación

Pero una discusión no tiene por qué convertirse necesariamente en una disputa o un escándalo. Una situación de conflicto solo implica que los intereses de las partes involucradas no coinciden y que no comprenderán de inmediato cómo reconciliar estas contradicciones. Por lo general, existen cinco estrategias en tales situaciones. 

Durante un conflicto hay un método al que se le denomina confrontación directa, que sucede cuando los interlocutores se presentan entre sí con diferentes intereses, valores, opiniones o puntos de vista: «Lo siento, pero pienso de manera diferente»

Otras estrategias para lidiar con esta situación son la evitación (“No hablemos de eso”), la rendición (“Está bien, hagamos lo que tú digas”) y el compromiso (“Dejemos nuestros intereses a un lado”). Finalmente, la quinta opción es la cooperación, que solo ocurre después de una discusión abierta de una situación de conflicto y que uno debe esforzarse por conseguir.

5 tipos de conflictos

Remiendo, podemos considerar estas cinco clases de conflictos:

  1. Confrontación directa: las diferentes partes exponen sus diferencias.
  2. Evitación: una e las partes no quiere hablar de «eso».
  3. Rendición: Una de las partes cede de manera sumisa.
  4. Compromiso: se trata de dejar las diferencias a un lado.
  5. Cooperación: las partes buscan una resolución ante las diferencias expuestas.

Quizás te hayas reconocido en alguno de los cinco modelos y no sepas qué hacer al respecto. A continuación, descubre las razones de por qué la confrontación no es una catástrofe en absoluto y por qué todos necesitamos experiencia en tales situaciones.

El conflicto no necesariamente tiene que provocar una pelea

El enfrentamiento no necesariamente tiene que implicar una riña ruidosa, con resentimientos e insultos. Su verdadero significado solo consiste en que dos (o más) personas encuentran que sus intereses divergen radicalmente. Pero el comportamiento de uno ante dichas situaciones depende de las habilidades de comunicación, personalidad y, curiosamente, experiencia con conflictos.

Las personas que no saben cómo hacer reclamos cuando no están de acuerdo con los demás, generalmente no saben cómo negociar. No confundas esto último con el hábito de ceder: son excelentes en esto, pero no es bueno siempre ceder ante los demás. Una persona demasiado complaciente acumula enojo durante mucho tiempo, que eventualmente «explota», y luego ocurre el escándalo que trataban de evitar en primer lugar. 

De hecho, ninguna relación puede prescindir de un choque de intereses: no hay amistad, ni romántico ni familiar, ni siquiera una relación laboral en la que dos personas nunca hayan divergido necesidades, deseos, valores o puntos de vista. La única pregunta es cómo lidiar con estas discrepancias.

Es imposible que haya sinceridad sin conflictos

Por supuesto, puedes intentar evitar todos los temas controvertidos, las diferencias de opinión y otras zonas «peligrosas». Pero entonces aparecerán en la relación “territorios prohibidos”, que con el tiempo se volverán cada vez más amplios. 

Las personas que evitan constantemente los conflictos tienden a distanciarse, ya sea una pareja que teme hablar abiertamente sobre cuestiones de fidelidad, sobre los hijos y el matrimonio o problemas económicos, o colegas a los que les da vergüenza hablar sobre áreas de responsabilidad y límites en el trabajo.

Para evitar este desarrollo de eventos, es importante recordar: la confrontación en sí misma no conduce a una ruptura en las relaciones y ni siquiera las estropea, aunque parece muy arriesgado para algunas personas. Los conflictos abiertos muchas veces son temidos por personas que crecieron con padres abusivos que usaban el castigo físico, gritaban, boicoteaban o demostraban su desagrado al niño durante peleas. 

Estas personas aprendieron desde la infancia que lanzarse a un enfrentamiento significa perder el amor de personas importantes e incluso poner en peligro sus necesidades básicas (cuando peleaban con su madre, se les dejaba sin cenar). Aprender a tener discusiones (tal vez con la ayuda de un psicólogo) es una habilidad importante que cualquiera debe desarrollar.

No pude darse la cooperación sin que haya un conflicto de intereses

Dado que las personas no pueden estar de acuerdo en todo siempre, mientras se comunican, tarde o temprano se encontrarán con un posible conflicto. Pero cuando intentan evitar estas zonas peligrosas, curiosamente resulta que no habrá unidad, sino todo lo contrario. De hecho, si no ocurre una discusión abierta con diferentes perspectivas y opiniones, no podrá haber un denominador común.

Por otro lado, si los participantes involucrados se encuentran tranquilos y decididos a tener una conversación constructiva, la confrontación puede convertirse en una discusión y eso, en una cooperación efectiva (cada uno ofrecerá su información y tomarán la mejor decisión en base a ella). 

Ejemplo de una situación conflictiva

Veamos el siguiente ejemplo: Una pareja divorciada no puede compartir una casa de campo que construyeron durante sus años de matrimonio con dinero de ambos. El ex esposo y la esposa no querían venderla y compartir los ingresos y, por supuesto, no iban a cuidarla ellos juntos; esta situación no le convenía a nadie. 

La situación parecía insoluble hasta que un mediador comenzó a preguntar a los cónyuges por qué no querían dejar la casa. Resultó que el esposo veía en ella un símbolo del nido familiar y se sentía ligado a la casa como a un hogar, a menudo le gustaría vivir en ella e invitar a los niños allí. Y la esposa pensaba alquilarla y vivir de los ingresos del alquiler. 

Como resultado, la pareja firmó un acuerdo: el hombre pagó una compensación monetaria a su ex esposa, y él mismo vivió en la casa y llevaba a los niños allí durante el fin de semana. Si el hombre hubiera abandonado inmediatamente la casa sin discutirlo, se hubiera sentido herido por dejar su hogar favorito, sin sus muebles y sin salidas a la naturaleza con sus hijos. 

Y si su ex esposa hubiera cedido, se habría quedado sin una parte significativa de sus ingresos. El conflicto ayudó a todos a defender sus intereses.

Los conflictos revelan nuestras verdaderas intenciones y sentimientos

Los psicólogos familiares saben muy bien que las peleas, incluso las frecuentes y explosivas, no siempre son un indicador de que una pareja se separará. Más bien, el verdadero «veredicto» para una relación es cuando uno o ambos integrantes se niegan a comunicarse. 

Tener discusiones (por supuesto, esto no se trata de violencia, sino de conversación) es mejor que evitar la comunicación: las confrontaciones demuestran que ambas personas de la pareja todavía tienen fuertes sentimientos el uno hacia el otro, que no son indiferentes a la relación. 

Solamente es importante aprender a tratar de manera competente con los sentimientos del otro: hablar de tu insatisfacción e incomodidad, sin que la situación se vuelva personal, sin generalizar la situación y sin sacar conclusiones sobre la relación en su conjunto («¡Tú siempre haces esto! …») y sin herir los sentimientos de la otra persona. 

Si las peleas son frecuentes y la pareja siente que están caminando en círculos, probablemente podrían necesitar la ayuda de un terapeuta familiar. Con su ayuda, ellos pueden aprenden a ser sinceros sin lastimarse entre ellos, y con el tiempo aprenderán a resolver situaciones conflictivas sin escándalos, cooperando y cediendo el uno al otro.

Enfrentar los conflictos directamente te permite defender las cosas importantes para ti

Finalmente, también hay cosas que no tienes por qué aceptar en ninguna circunstancia:

  • Eres alguien que aprecia la fidelidad y prefieres una pareja monógama, por lo tanto no debes conformarte con una relación abierta o hacer la vista gorda ante los engaños de tu pareja. 
  • La honestidad es muy importante para ti, entonces es poco probable que seas capaz de trabajar en una empresa que engaña a sus clientes.
  • Te consideras una persona benevolente que busca ver algo bueno en todos, entonces no podrás ser amigo de alguien que habla mal sobre otras personas.

Todos los anteriores son ejemplos de conflictos de valores. Si tu relación daña tus valores, invade algo muy importante para ti, la confrontación, por extraño que parezca, será la mejor salida: «Esto es inaceptable para mí y no lo haré». Quizás pierdas tu amistad, a tu pareja o te veas obligado a cambiar de lugar de trabajo. Pero mantener una relación o un trabajo traicionándote a ti mismo es una elección destructiva que es mejor evitar