Síntomas y causas del mutismo selectivo

Niño que padece mutismo selectivo

¿Alguna vez has escuchado que un niño completamente normal de salud no habla en la escuela? Podría ser un caso de mutismo selectivo, un trastorno frecuente que afecta a los más pequeños.

El mutismo selectivo se define como un trastorno de ansiedad social, que afecta principalmente a la primera infancia.

Características principales del mutismo selectivo

Se caracteriza por una incapacidad persistente para hablar en situaciones particulares, que dura más de un mes.  Estos niños entienden el lenguaje hablado y tienen la capacidad de hablar normalmente conservada, de hecho, tienen una comunicación correcta y fluida con personas de su confianza como sus padres, hermanos o familiares y siempre dentro de un entorno familiar doméstico.

Los padres a menudo describen a sus hijos como niños completamente diferentes cuando están en su casa que cuando están en la escuela o en lugares públicos. Así también, en el hogar es frecuente que tengan conversaciones muy extensas.

En ocasiones su círculo de confianza puede incluir a personas que no son del ámbito familiar, pero con las que se sienten seguros. En el caso de que los padres reciban visitas de una persona desconocida o de poca confianza, lo más probable es que el niño permanezca en silencio hasta que la visita se retire.

Los niños con mutismo selectivo y su entorno

A la mayoría de estos niños les gustaría poder hablar en cualquier contexto, pero no pueden hacerlo debido a la ansiedad, el miedo, la timidez y la vergüenza.
Muchos pequeños con mutismo selectivo participan voluntariamente en actividades que no implican hablar.

Este comportamiento de evasión no suele ser evidente hasta que el niño comienza la escuela; a veces se considera que es muy tímido y se supone que la timidez es temporal y se supera durante el desarrollo, pero con el tiempo, se reconoce el mutismo selectivo, ya que a menudo se encuentra que el niño ha vivido al menos dos años en los que no ha producido ninguna verbalización.

El comportamiento de un niño con  mutismo selectivo se vuelve cada vez más difícil de cambiar debido al tiempo transcurrido sin ninguna intervención.

Causas de mutismo selectivo

Podríamos decir que es de etiología desconocida. Algunos estudios sugieren la posibilidad de una influencia genética o vulnerabilidad para el mutismo selectivo. En la mayoría de las familias donde hay un niño con este trastorno, se han informado otros casos o hay familiares con timidez extremaataques de pánicoansiedad social u otros síntomas de ansiedad. A menudo, las familias suelen ser de carácter cerrado, y no se relacionan con muchas personas fuera de su círculo.

Mutismo, ansiedad social y sus síntomas

Los primeros síntomas de mutismo selectivo son generalmente evidentes entre las edades de 2 y 3 años y medio. Estos síntomas pueden incluir timidez fuerte, ocultamiento, reticencia a hablar en algunas situaciones y temor a las personas. Los síntomas se hacen más notables cuando se requiere que el niño responda verbalmente, en lugares concurridos (reuniones, tienda), o cuando se les solicita realizar una actividad de tipo verbal-expresiva (jardín, escuela).

Los niños que padecen mutismo selectivo sufren los efectos de una inmensa ansiedad social que es más fuerte que ellos. A menudo se asocia con padres sobreprotectores o cuando existe una distancia emocional entre ellos.

Los síntomas más comunes incluyen no solo la incapacidad para hablar, sino también la dificultad de sostener la mirada, de sonreír y de expresar las propias emociones; también son muy sensibles al ruido y a los movimientos bruscos. En resumen, clínicamente, todos los canales de comunicación suelen estar comprometidos.

Como diagnosticar el mutismo selectivo

El elemento de diagnóstico fundamental es el interrogatorio y anamnesis de los familiares, donde se manifiesta que el niño tiene la capacidad de entender el lenguaje hablado y de hablar normalmente, pero generalmente no lo hace en situaciones y lugares particulares.

El mutismo selectivo se refiere a individuos que demuestran una selectividad específica al elegir a las personas con quienes hablar, por lo que este diagnóstico no concierne a quienes no hablan con nadie por su personalidad especifica.

¿Existe un tratamiento temprano para este trastorno?

Una vez que se han excluido todos los componentes físicos, se pueden usar algunas formas de tratamiento; Según algunos expertos, es imprescindible elegir el plan terapéutico según las características específicas del niño. Los siguientes son posibles planes que llevaría a cabo un profesional:

  • Terapia conductual basada en refuerzos positivos y desensibilización al entorno / situación en la que se produce el mutismo.
  • Terapia de juego: uso del juego para enseñar al niño a relajarse.
  • Terapia cognitiva conductual.
  • Enfoque farmacológico sobre la ansiedad.
  • Educación sobre la autoestima: ayudar a los padres a resaltar las cualidades positivas del niño.
  • Socialización controlada.

También es aconsejable evitar castigar al niño por sus síntomas (bajo la pena de acentuarlo) o tratar de «comprar» sus palabras con premiaciones.

¿Cómo pueden ayudar los padres a sus hijos con mutismo selectivo?

Los padres pueden ayudar a sus hijos, brindando todas las oportunidades para la socialización y la verbalización. Con el asesoramiento de un psicólogo especializado en terapia cognitivo-conductual, se aplicarán procedimientos específicos que deben implementarse en todos los entornos sociales en los que la verbalización es difícil.

Los padres deben comunicarse con los maestros, el director, el psicólogo escolar (cuando esté disponible) o con un trabajador social. Estos profesionales pueden desempeñar un papel muy importante para ayudar a las familias con la implementación de un plan de tratamiento significativo en la escuela.

Los maestros: Pilares fundamentales en el tratamiento

Los maestros juegan un papel fundamental en ayudar a los alumnos que viven con mutismo selectivo . Comprender que los síntomas no son intencionales reducirá la frustración y la ira que los maestros a menudo revelan.

Las estrategias de comportamiento consistentes con la situación deben implementarse fácilmente en el aula. Las estrategias deben centrarse en la facilitación, evitando forzar al niño a hablar. Los elogios y las recompensas administrados de manera contingente, y la participación en las actividades de clase serán contribuciones esenciales para disminuir la ansiedad y ayudar al niño a sentirse integrado, autónomo y en un clima de aceptación.