Síndrome del agotamiento femenino | Causas y soluciones

El síndrome del agotamiento femenino

El síndrome del agotamiento femenino, es característico de una sociedad donde la mujer cumple múltiples roles dentro y fuera del hogar. Veamos que se puede hacer.

El síndrome del agotamiento femenino, está definido por un conjunto de síntomas que no necesariamente están relacionados con una enfermedad. Es la consecuencia natural de aquellos entusiastas movimientos a favor de la liberación de la mujer. Ahora no solo cumple un rol (o una gran cantidad de ellos) en el hogar, como siempre lo ha hecho. Sino que, adicional a ello, trabaja (afuera o desde casa) en el mismo horario que lo hace un hombre y muchas veces sin poder reposar ni un momento. La consecuencia natural es que siempre está cansada.

Y más que físicamente fatigada, está mentalmente exhausta y muchas veces ansiosa y deprimida por no poder satisfacer todas las exigencias que se ha hecho a sí misma. El problema es la multiplicad de roles (madre, esposa, amiga, confidente, ama de casa, enfermera, chofer, mecánico, profesional y, un sin fin de cosas más). La mujer corre de la mañana a la noche, sin parar, para poder hacer todo y como no lo logra, se frustra y no duerme bien, con lo cual cae en un círculo vicioso.

Lo peor es que, en muchas ocasiones, ni pide ni acepta ser ayudada. ¿Por qué razón? Porque hacer todas estas tareas se ha vuelto un reto personal. Es una cuestión de orgullo, su manera de verse autorrealizada. Y por eso, no permite que sus hijos, esposo, amigos o compañeros de trabajo intervengan en su cruzada personal. Al final, termina fallando en el cumplimiento de “sus obligaciones” mientras cae enferma en una cama, víctima de los abusos que ha cometido contra sí misma. Su cuerpo y su mente sufren los estragos de querer ser una superheroína.    

Características del síndrome del agotamiento femenino

Este es un problema de índole social y también financiera; porque, con la inflación y la inestabilidad económica actual, ese ingreso extra se ha hecho imprescindible. Sin mencionar que, muchas veces se trata de mujeres divorciadas, con hijos (y a veces, con padres que dependen de ellas), que tienen que salir adelante solas. Es decir, no siempre ese esfuerzo tremendo es el resultado de sus propias decisiones; sino que, son obligaciones que se han ido acumulando.

Una mujer que se está exigiendo a si misma más de lo que es humanamente posible, con toda probabilidad, se mostrará:

  • Irritable. Malhumorada, frustrada y poco cariñosa.
  • Ansiosa. Nerviosa y angustiada, con una desagradable opresión en el pecho.
  • Desesperada. Por terminar las labores e irse a la cama. Lo que se conoce como cansancio crónico; y que, sin embargo, no se alivia con el sueño.
  • Permanentemente insatisfecha, desilusionada y desmotivada. Se sentirá apática y sin deseos de continuar en esa lucha sin fin.
  • Sexualmente inapetente.
  • Deseosa de aislarse del entorno, ya sea navegando por Internet, leyendo un libro, mirando la televisión, etc.
  • Resignada. A su destino, pensando que no hay nada que pueda hacer para que sus sueños se conviertan en realidad.

Adicionalmente, es probable que padezca, con bastante frecuencia, de dolores de cabeza, malestares estomacales e insomnio. Suelen presentarse irregularidades relacionadas con el apetito, ya sea su aumento o disminución. Asimismo, alteraciones en el ciclo menstrual e incluso, a veces, trastornos de infertilidad. No se sorprenda de que aparezca una persistente sensación de debilidad y extenuación, aun desde el instante en que se levanta. Ni de que sufra de una baja autoestima y mala autoimagen. Entonces, podría verse a sí misma como una persona fea, mayor, flaca o gorda, etc.

Recomendaciones para superar el problema

La clave está en hacer una cosa a la vez. Con estos consejos usted podrá poco a poco dejar atrás el síndrome del agotamiento femenino y convertirse en una persona más relajada y productiva:

  • Reconocimiento de la situación. Como es normal en estos casos, la solución comienza por reconocer que existe un problema.
  • Distraerse no es opcional. Cada día tómese un tiempo para realizar una actividad personal que le resulte placentera. Por ejemplo: un baño de inmersión con música y un buen libro o tomar un curso de idiomas online. También podría ir al cine con la pareja o los amigos, pasear en un parque o sencillamente, tenderse en su sofá favorito a ver un programa de televisión.
  • El sueño es prioritario. No recorte horas de sueño para rendir el tiempo. Duerma, al menos, 7 horas cada noche en una habitación fresca y oscura. Y de ser posible, haga una siesta de 15 o 20 minutos después del almuerzo. Eso renovará sus energías y su aspecto.
  • Aprender a delegar. A lo mejor ya es hora de solicitar cooperación de otros y de dejarse ayudar. Los hijos a medida que crecen deben ir absorbiendo las responsabilidades de las tareas del hogar. Preparar sus desayunos, lavar su ropa, limpiar sus cuartos, etc., son actividades que ellos deben asumir tan pronto sean capaces de hacerlas.
  • Contratar una asistente. ¿Ha pensado en la opción de que alguien haga la limpieza profunda del hogar una o dos veces a la semana? Eso le daría un poco de tiempo libre para usted misma.

Por último, para tratar el síndrome del agotamiento femenino hay que definir las prioridades y compartir, parcialmente, los compromisos y responsabilidades. La mujer debe aprender a no desatender las necesidades personales para cubrir las de sus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Si tiene dificultades con la gestión de su tiempo y esfuerzos, un psicólogo podría guiarle a lograr una organización más justa y beneficiosa de los mismos. Así como, a manejar sus problemas de autoestima.