Relaciones simbióticas – Impacto en el desarrollo de la personalidad

Qué son las relaciones simbióticas

Las relaciones simbióticas son una fantasía romántica errónea donde las parejas deben parecerse en todo sentido. Descubre cómo afecta en la personalidad

Las relaciones simbióticas son bombas ocultas y crean un vínculo que cae en la dependencia casi patológica. En este ámbito alguno de los integrantes de la pareja tiende a desvirtuarse o se siente responsable de la felicidad del otro.

El fundamento de la simbiosis es la supervivencia donde existe una sociedad ventajosa. Como, por ejemplo, en los animales se puede ver en el pez Ocellaris cuando se esconde en los tentáculos la anemona. Es casi un estado natural, pero que en las relaciones entre individuos puede llegar al punto de la nocividad.

En las relaciones simbióticas existe solo un mundo

En este tipo de relaciones las parejas viven un mundo idealizado en donde solo caben dos. De manera literal, se puede establecer que son “inseparables” y es un entorno que se encuentra enmarcado por el control.

Cuando una de las personas involucradas, traza un plan o quiere hacer una actividad la hacen en función del otro, con la finalidad de que ambos puedan estar presentes ante cualquier evento. Es un comportamiento de dependencia mutua que probablemente llegue casi a ahogarles.

¿Cómo reconocer las relaciones simbióticas?

Para saber si se es parte de una relación con estas características, solo se debe analizar la manera en la que se desarrolla el día a día. Por ejemplo, si no existe actividad en la que no participe la pareja o no se pueden dar detalles de nuevos acontecimientos, entonces es muy probable que seas parte de este tipo de relación.

Quienes están inmersos en este mundo dañino no suelen reconocerlo a priori. La ayuda de aquellos los que se encuentran alrededor puede ser muy positiva. Pero es preciso hacerles reconocer sutilmente en el error en el que han incurrido.

¿Cómo afecta la personalidad de los involucrados?

En términos generales, quienes se involucran en un ambiente regido por el control tienden a ser personas con depresión y muy baja autoestima. Esto hace que crean que su felicidad solo puede complementarse al tener a su pareja al lado.

La personalidad de quien vive una relación simbiótica es dejada de lado para hacer y complacer los caprichos del otro. No es posible salir, hablar con los demás sin permiso o limita las oportunidades de crecimiento profesional o personal. Incluso, en ocasiones hay quienes temen ir a cualquier lugar que les haga tener contacto con extraños para no molestar a su pareja.

Es casi un comportamiento psicótico en el que se vive con miedo a que conozca otras personas y ser abandonado por tal hecho. En este mundo circundante se crea un ambiente de falsa estabilidad y cuando alguno decide salir de ese estado los problemas suelen aparecer.

¿Las relaciones simbióticas pueden considerarse patológicas?

Este tipo de relaciones produce un estado de autonomía subjetiva, donde frecuentemente sale a relucir el sufrimiento e imposibilidad de relacionarse libremente, adicionalmente, puede ser causal de psicosis en algunos de sus miembros. En general, se trata de personalidades con características narcisistas. Este tipo de parejas tienen un alto nivel de angustia y se pone en riesgo el crecimiento personal.  Es por ello, por lo que sí se pueden considerar como patológicas.

Estrategias para salir de relaciones simbióticas

A nadie puede hacerle feliz el hecho de tener que vivir a medida de lo que otra persona quiere. Para salir airoso de una relación simbiótica, es necesario tener presente las siguientes estrategias:

Respeto hacia la otra persona

No se puede juzgar ni irrumpir en la manera en la que la pareja hace cualquier actividad. En el caso de que decida erróneamente, solo se debe respetar y acompañar sin opinar, puesto que cada individuo tiene el derecho de equivocarse por sí mismo.

Si no se quiera hacer algo en lo que no se está de acuerdo, se puede dar una negativa contundente como respuesta. Ningún individuo está obligado a actuar como le plazca a los demás, por el contrario, las acciones deben ser medidas y analizadas para determinar si es correcto o no.

Distanciarse de manera prudencial

Alejarse del ambiente tóxico de las relaciones simbióticas puede dar una mejor perspectiva de lo que pasa. Aunque se viva en el mismo lugar, es preciso diversificar la interacción con los demás. Es decir, pasar menos tiempo junto a la pareja y crear actividades por separado.

Al tener presente estas tácticas, es muy probable lograr despegarse emocionalmente y cambiar la forma en la que se desarrolla la relación con el entorno. Se puede establecer una comunicación sana y una actitud positiva ante la vida.

En el caso de que no se pueda lograr por sí mismo, es recomendable pedir el asesoramiento a un especialista en psicología para dilucidar las posibles fallas y generar nuevas estrategias. Recuerde que amar no significa perder su personalidad sino todo lo contrario.