Una crisis de ansiedad se pone de manifiesto cuando una persona experimenta de forma inesperada una gran sensación de miedo o angustia y presenta síntomas físicos como palpitaciones, sudoración o mareos por varios minutos.
La crisis de ansiedad puede sobrevenir en momentos en los que la persona se hallaba tranquila, sin preocupación aparente, cuya raíz en este caso obedece a periodos de estrés sostenido.
También puede deberse a diversas patologías físicas o ser una manifestación de un trastorno de ansiedad que el individuo padezca, sin embargo, lo más relevante es ayudar a la persona para que pueda continuar adelante, en vista de que una de las primeras problemáticas es que el miedo en algunos casos es un factor paralizante.
Muchas personas tras sufrir una crisis de ansiedad optan por alejarse de sus actividades normales ya que temen que en cualquier momento se presente una nueva manifestación de la crisis.
El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales define a la crisis de ansiedad como un breve período de angustia, ansiedad o miedo extremos que comienza repentinamente y se acompaña de síntomas físicos y/o emocionales. Un trastorno de angustia consiste en la sucesión de crisis de angustia repetidas, la preocupación por posibles crisis futuras, y cambios en el comportamiento para evitar las situaciones que se asocien con una crisis. (1)
Síntomas de la crisis de ansiedad
Durante una crisis de ansiedad se pueden experimentar síntomas de naturaleza física y psicológica, entre ellos cabe destacar:
1. Sensación de miedo excesivo
La sensación de miedo típica de una crisis de ansiedad por lo general es paralizante y exagerada con respecto al objeto o escenario que sirve como detonante, en caso de que existiese alguno.
La suma de los síntomas emocionales y físicos llevan a la persona a creer que está a punto de perder la vida, lo cual le produce mucha más ansiedad.
Posterior a la crisis de angustia, el individuo vivirá en extrema preocupación ante la posibilidad de que se puedan repetir estos episodios lo cual en la mayoría de los casos tiende a intervenir sobre el desempeño de las actividades que el individuo acostumbra a realizar.
2. Aumento de la frecuencia cardíaca
La persona siente taquicardia o palpitaciones, que son el efecto de un aumento en la frecuencia cardíaca que, aunado a una opresión en el pecho, le lleva a pensar al individuo que está sufriendo un ataque cardíaco y que su organismo está colapsando.
3. Sudoración, temblores, mareos
En medio de una crisis de ansiedad se pueden experimentar algunos o todos estos síntomas: sudoración excesiva, temblores, escalofríos, desmayos y mareos. Los mareos especialmente ocasionan que la persona se sienta desorientada o perdida.
4. Incremento del ritmo de la respiración
El miedo extremo puede conllevar a que la persona experimente una sensación de ahogo o de falta de aire. Por lo general muchos individuos envueltos en el mismo temor comienzan a hiperventilar, lo cual les produce mareos o entumecimiento.
Qué se debe hacer ante una crisis de ansiedad
Aunque para la persona que experimenta una crisis de ansiedad es un evento realmente desagradable y atemorizante, si ya tiene el conocimiento de la procedencia de su malestar existen un conjunto de medidas que se pueden llevar a cabo para superar la crisis en el momento que se produzca.
1. Conservar la Calma
Si bien es cierto que conservar la calma en medio de una crisis de angustia resulta ser todo un desafío en vista de todas las sensaciones que la persona se encuentra experimentando, esta es una de las acciones que le llevarán a sentirse mejor.
Tras una crisis de ansiedad lo aconsejable es hacer un trabajo personal que incluya la revisión de aquellas cosas que le llevan a sentir miedo y analizarlas desde el punto de vista racional con la finalidad de poder manejarse en medio de ellas.
Además, si a los miedos se ha sumado el de volver a experimentar una crisis de angustia, la persona en pleno conocimiento debe hacer consciencia de que la sensación y los síntomas que se encuentre experimentando pasarán en cuestión de minutos.
Para conservar la calma una de las primeras acciones es retomar el ritmo normal de la respiración, tomar el aire por la nariz, conducirlo al diafragma y expirarlo por la boca de forma pausada y profunda.
2. Trabajar el miedo
El miedo es una de las emociones básicas, por ende, es imposible desprenderse de él y tampoco es recomendable porque la función de este se relaciona con la preservación de la vida.
Sin embargo, en la medida en que el miedo es excesivo y ejerce sobre los individuos consecuencias paralizantes e interviene sobre el normal desenvolvimiento de sus vidas, es ideal trabajar para atenuar sus efectos a nivel psicológico.
La manera más eficaz de combatir el temor es reconociéndolo e indagando acerca de su naturaleza, adquirir el conocimiento de qué objetos o situaciones fungen como detonantes para el miedo y trabajar a nivel personal para aprender a convivir con el y quizás lograr superarlo.
3. Adoptar técnicas para disminuir el estrés
Las crisis de ansiedad posee una innegable relación con el estrés y en la medida en que se tomen los correctivos para disminuirlo la persona mantendrá alejada de su vida a las crisis de ansiedad.
Existen diversas técnicas que tienen como finalidad alcanzar la relajación y el estado de bienestar. Entre ellas se encuentran: El yoga, la meditación, el mindfullness, entre otras.
Los beneficios de la meditación y el yoga son innumerables para el organismo y van más allá de una sensación momentánea de relajación, de hecho, ya se dispone de la evidencia científica que avala los alcances de estas prácticas.
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- Greist, J. Crisis de angustia y trastorno de angustia. (Internet). MANUAL MSD. Versión para público general; 2.016 (Consultado 5 de septiembre 2.019). Disponible en: [Link]
- Napolitano, A. Ataque de ansiedad: 8 claves para calmarnos. (Internet). CUERPOMENTE; 26 de enero 2.019 (Consultado 6 de septiembre 2.019). Disponible en: [Link]
- Trastornos de ansiedad y tratamientos eficaces, según la APA. (Internet). Consejo general de la Psicología de España; 4 de diciembre 2.015 (Consultado 5 de septiembre 2.019). Disponible en: [infocop]
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