Psicología criminal: ¿Se nace siendo delincuente?

La psicología criminal estudiando si todos podriamos ser potencialmente delincuentes

Muchas personas se preguntan si existe algún tipo de predisposición de carácter genético, que induzca a delinquir.

Son muchos los avances que en este campo se han producido en los últimos treinta años en la psicología criminal, donde se han llegado a conocer con bastante precisión los factores de riesgo que pueden incidir en que una persona se convierta en criminal.

¿Qué hace la psicología criminal?

Las teorías del crimen en las que se apoya la psicología criminal tratan de explicar el comportamiento desviado y criminal. ¿Por qué las personas se vuelven criminales: son los genes, la química en el cerebro, los factores sociales, la posibilidad de ganancia material o un poco de todo?

¿Cuáles son los factores que propician una conducta delictual?

Según se deduce de los resultados obtenidos por los diferentes estudios realizados referentes a este tema, los factores que tienen una mayor incidencia en la tendencia a una vida criminal son los siguientes:

1. Factores relacionados con la familia

La familia juega una papel decisivo en el proceso de socialización de los niños, sobre todo en las primeras etapas de su desarrollo cognitivo.

Es en estas etapas donde deben inculcarse los valores y buenos ejemplos, que posteriormente servirán al adulto en ciernes para tomar las decisiones más asertivas; cuando las malas influencias se presenten en su vida.

Es por ello que cuando en un hogar convergen factores como una familia numerosa, ausencia de uno o ambos progenitores, desavenencias familiares, exceso de autoritarismo o falta de atención; se siembran los cimientos en el niño para una conducta social inapropiada.

2. Factores de carácter escolar

La etapa escolar representa un tiempo y espacio propicio para fortalecer los valores aprendidos en el hogar, y el desarrollo de las habilidades cognitivas.

También es el lugar ideal para aprender las experiencias negativas como el fracaso escolar, la identificación temprana de las malas influencias, desarrollar el individualismo y la competitividad.

Según se vayan desarrollando estos factores, de la misma forma se irá moldeando la conducta del niño bajo su influencia; por lo que estos se volverán factores muy predictivos.

3. Factores relacionados con el ambiente

La llamada “educación de la calle” que proporciona el ambiente, juega también un papel muy importante en la predicción del futuro comportamiento del niño o adolescente.

Todavía al día de hoy es tema de discusión la idea surgida en los años cincuenta, relacionada con el pensamiento de que la clase social estaba correlacionaba de manera negativa con la delincuencia.

Esto pretendía indicar que a medida que la clase social se iba elevando, menos probabilidad había de ser delincuente.

Hoy en día, esta afirmación es seriamente cuestionada, ante la evidencia de un sesgo en la aplicación de la justicia que desfavorece a las clases de bajos recursos

Dentro de los factores ambientales juega un papel preponderante las llamadas “juntas” o círculos de amistades que frecuenta el menor. Es en estos círculos donde la presión del grupo juega su papel, en lo que será la vida adulta de éste.

Esto quiere decir que si los grupos a los que pertenece delinquen, forman pandillas armadas o se relacionan con drogas; existen de sobra motivos para predecir que la delincuencia va a sumar a otro integrante.

Existe otro factor ambiental que por ser señalado de último no se le debe restar importancia:

 Es el papel que juegan los medios de comunicación. En algunos de ellos se fomentan ciertos patrones de conductas relacionados con la vida de pandilla, el trato abusivo y descalificador hacia las mujeres y las orientaciones que incitan al consumismo.

Es por esta razón que se hace necesario el cuidado extremo a lo que se divulga; identificando  a las malas influencias que pretendan ampararse bajo el escudo de la libertad de expresión.

4. Factores genéticos

Sobre este punto hay mucha disyuntiva.

Existen estudios que favorecen la idea de que ciertos comportamientos tienen una base genética, aunque estos no entran en el grupo del comportamiento delictivo si no en el del antisocial.

Adicionalmente, un grupo de investigadores han hallado interacciones entre variables genéticas comunes, para ser más exactos entre las enzimas  MAO-A, el BDNF y 5-HTTLPR, relacionadas con la delincuencia juvenil.

Conclusión

Una vez evaluadas las variables expuestas en el artículo, se podría concluir que el delincuente no nace si no que sus experiencias son las que predominan sobre su conducta y la decisión de delinquir o no.

Si validamos que hay cierta predisposición genética para delinquir, lo cierto es que esto no será un factor determinante en la orientación de la conducta de la persona; si en la persona no influyen los factores adversos señalados con anterioridad.