¿Por qué es tan difícil evitar el perfeccionismo?

Existen algunas situaciones que pueden hacer que renuncies a esforzarte, o que tal vez, nunca empieces con ese proyecto que anhelas. La mayoría de ellas son exclusivas del perfeccionista. Otras tratan más sobre los desafíos del cambio en sí mismos.

Tu compromiso debe ser perfecto… si no es así, te avergüenzas a ti mismo, este es el primer síntoma del perfeccionista.

Un eslogan típico del perfeccionista

Obstáculos que se impone el  perfeccionista

Muchas personas perfeccionistas tienden a sentirse solos y sufren tremendamente, ya que se vuelven extremadamente impacientes con el tiempo que lleva el cambio real. Después de solo unas pocas semanas, esperan poder alterar los patrones de ocultación que han tardado años en desarrollar y, de repente, ser vulnerables y abiertos. Esto no puede suceder de la noche a la mañana.

Las personas con tendencia perfeccionista tienen algunas, o varias de estas posturas frente a un trabajo, proyecto o modelo de vida a seguir.

1. Empiezas con un objetivo que es demasiado difícil

La práctica hace al maestro. Sin embargo, tienes que elegir una meta que sea para ti y descartar aquellas cosas complicadas que requieren alterar tu pensamiento o comportamiento. Si, por ejemplo, el objetivo que has elegido primero es abrirte más a tus amigos, o al menos a otra persona más, pero no puedes pensar en nadie en quien confíes de esa manera, aceptar esta respuesta es mucho mejor que odiar el hecho de que no sientes la confianza que quisieras en alguien más, o desperdiciar energía tratando de encontrar a alguien durante semanas.

Elige un objetivo que sea realmente factible, y que no te sea un desafío imposible desde el principio, (y de nuevo, no está en tu naturaleza elegir la simplicidad).

  1. No maquillarte para ir al mercado.
  2. Tomar una siesta.
  3. Ir al cine en lugar de ser productivo.

No importa por dónde empieces, lo que importa es que empieces, y celebrar el logro de ese comienzo.

2. No pides ayuda o algo que necesitas

Digamos que tu terapeuta te ha pedido que empieces a escribir un diario sobre tus emociones, tratando de sentirlas a medida que avanzas, de seguro es algo que te resulta muy difícil; no estás acostumbrado a revelar tu vulnerabilidad, por lo que puedes evitar el tema del diario por completo, y si él te pregunta cómo te ha ido con eso, te limitarás a decir: «bien».

O, puedes tropezar un poco, dar un gran suspiro, y plantear el tema tú mismo. Puedes aprender a pedir ayuda, aprender a arriesgarte.

Tú preguntas: «¿cómo puedo exactamente ponerme al corriente con mis sentimientos? Puedo escribir sobre ellos, pero no puedo sentirlos«.

Investigaciones han demostrado que los perfeccionistas pueden describir sus sentimientos bastante bien, pero en realidad sentirlos es otra cuestión.

Un terapeuta experimentado puede ayudarte a encontrar estrategias para solucionar eso, ya sea ejercicios de atención plena, meditación, observar tu progreso u otros componentes que podrían ayudar a que surjan los sentimientos, como escribir en forma de carta en lugar de forma libre, además de todo esto, pedir ayuda es muy liberador.

3. A medida que abandonas las cosas que has intentado y sabes que funcionan, tu estrés aumentará

Si empiezas a permitir que otros tomen la iniciativa, si no cumples con todo lo que está en tu lista de quehaceres del día o la semana y te tomas tiempo para ti, si comienzas a darte cuenta de que has mantenido a raya las emociones dolorosas, pero siguen ahí esperándote, entonces tu nivel de estrés aumentará.

El cambio positivo es estresante

No vas a saber exactamente qué sentir o cómo sentirlo. Será incómodo y puede provocar emociones repentinas, como ira o miedo. Y el impulso de esconderse o evitar esos sentimientos será fuerte.

Estás renunciando a lo que sabes que no ha funcionado a largo plazo, pero ciertamente ha sido la respuesta a corto plazo. Se requiere un gran tipo de coraje para permitirte ser lo suficientemente vulnerable como para encontrar realmente la esperanza en un cambio duradero.

4. Los que te rodean rechazan este nuevo cambio

También se presenta el rechazo al cambio por parte de los demás, algo con lo cual es muy difícil lidiar. Por ejemplo, Felicia, una mujer que se está esforzando por cambiar, le dice a su hijo de 15 años: «Voy a comenzar a cuidarme mejor y a dejar de hacer tanto por otras personas«. La respuesta rápida de su hijo fue: «Bien por ti, mamá. Pero por favor, sigue siendo como eres conmigo«.

Tu familia y amigos pueden apoyarte en tu cambio, incluso pueden haber estado preocupados por ti. Pero si realizas cambios serios en tus propias elecciones, también harás que sus vidas cambien. Y a veces, eso no es muy bienvenido. O tú mismo luchas con la idea de que la vida de alguien se podría dificultar debido a los cambios que quieres hacer por ti. No estás acostumbrado a que tus propias necesidades sean consideradas.

O podrías estar rodeado de personas que no quieren que dejes de trabajar exceso. Sus propias vidas son más fáciles debido a eso. O tienen otros motivos que implican que estés dando constantemente. Este podría ser tu empleador, tu cónyuge o incluso un amigo.

Lo que debes priorizar, siempre, es tu salud emocional, física y la clase de relaciones que tienes con los demás. Si estás relaciones están basadas en tu esfuerzo desmedido, evidentemente hay cosas que se deben cambiar pero en cuanto a relaciones interpersonales.