Personas que trasmiten energía positiva | ¿Cuáles son sus rasgos?

Las personas positivas que generan buena vibra en nuestra vida

Las personas que trasmiten energía positiva llevan felicidad y otros buenos sentimientos a donde quiera que van, impregnando el ambiente y alegrando a todos.

Las personas que trasmiten energía positiva irradian un humor ligero, contagioso, que resulta sumamente motivador para todos los que las conocen. En la mayoría de las ocasiones, captan el interés y la atención dondequiera que van por su agradable conversación. Y es que, hasta la forma de caminar y expresarse es una muestra de toda esa buena voluntad y carisma que llevan por dentro, y que regalan a raudales.

No obstante, ser carismáticos no es la única manera de definirlos. Puesto que, en esta categoría no solo entran los transmisores de energía positiva, sino también los narcisistas y algunos psicópatas. Estos últimos son los que se aprovechan de sus encantos naturales para manipular, sin piedad, a los demás. Por tanto, se podría decir que detectar este tipo de gente pudiera resultar un poco complicado. Veremos esos detalles que nos ayudarán con el discernimiento.

Es importante aclarar que estas no son personas, significativamente, distintas al resto de los seres humanos. Son tan normales como usted o yo, y también sufren de ansiedades, penas y tristezas, en algunos momentos de su vida. Pero, su alegría es genuina y no una simple treta para conquistar a los demás o caerles bien. Así, sus instantes de felicidad se cotizan muy bien entre sus conocidos, amigos y familiares. Debido a que, no alteran su conducta dependiendo de su interlocutor, sino que, en todos los casos actúan de la misma manera.

Descripción de las personas que trasmiten energía positiva

Entre las características psicológicas de tales individuos se encuentran:

Tienen una sonrisa fácil

Mucha gente reprime la sonrisa, a veces por baja autoestima y otras, porque considera que esta no es una actitud saludable. Pero, quienes transmiten energía positiva nunca se inhiben, y ese característico buen humor es sumamente contagioso, al igual que sucede con los bostezos. No se trata de que tengan motivos superiores para estar alegres, más bien es que disciernen hasta los más pequeños detalles que les permiten ser felices.

Se deleitan compartiendo su buen humor

Nunca harán una mueca para disimular una sonrisa. Cuando se sienten felices, lo comparten con los demás, sin pretender guardarse para si la buena noticia. Se trata de personas a quienes les agrada la idea de hacer que la gente, a su alrededor, se sienta bien. Esto contribuye a mejorar el ánimo de la colectividad, en especial, en aquellos momentos en que, de por sí, hay una tensión o un malestar general.

No se estancan emocionalmente

No se trata de que emprendan proyectos de gran envergadura a cada momento. Más bien son abiertos a los cambios constantes de la vida y toman lo mejor de cada circunstancia. Evolucionan en el manejo de sus emociones y no se anclan a los recuerdos, ni a la esperanza de un futuro mejor. Su optimismo vital los ayuda a tener los pies firmes en el suelo y, aun así, disfrutar de los detalles.

Enfatizan el lado positivo de las cosas

Los transmisores de energía positiva conocen, aun intuitivamente, que hay aspectos de la vida a los que se tiene que prestar atención. Mientras que, a otros, debemos ignorarlos. Ellos dan más relevancia a esas vivencias que comunican humor o esperanza, antes que a las desgracias o los incidentes desafortunados, propios o ajenos.  

La expresión del afecto es importante

Las personas que transmiten energía positiva, no se avergüenzan de manifestar lo que sienten. Y no solo expresan el cariño a través de las palabras, sino también de sus acciones. Así, tienen siempre un mensaje de aliento y esperanza para los demás, e incluso lo manifiestan por medio del contacto físico. Aunque claro está, el grado de confianza que se permitan dependerá de las costumbres socialmente aceptadas en la cultura donde vivan.

Asimismo, son personas empáticas que se interesan, genuinamente, por los demás. Esto implica que escuchan, con atención, los problemas que aquejan a otros. Y ofrecen su ayuda desinteresada, en un esfuerzo consciente por hacer que se sientan mejor. Sin embargo, esta empatía no la limitan a sus amigos, en su lugar la comparten, con libertad y sin prejuicios, con cualquiera a su alrededor que está sufriendo.     

Ellos cuidan de sus organismos y también, de sus mentes: Han entendido y aceptado que cuerpo y psiquis son su responsabilidad y se ocupan de su bienestar. Así, llevan una vida equilibrada y los atienden bien, sabiendo que les beneficia o cuales cosas les perjudican. Por ejemplo, leen con frecuencia, realizan actividades manuales, estudian idiomas, aprenden a tocar instrumentos musicales, hacen ejercicio físico, etc. De modo que, sacan provecho de toda la endorfina que generan.

Por último, las personas que trasmiten energía positiva, como una consecuencia natural de sus actitudes y actos, son prósperas. Aunque esto no debe interpretarse como que todos llegan a ser extraordinariamente acaudalados. Más bien, se trata de un estado interior en el que, los individuos en cuestión, son felices sin importar las circunstancias que les rodean. Si bien, por lo general, logran cumplir sus sueños tanto personales, como familiares y profesionales; siendo de ejemplo para otros.