La música es, sin duda, uno de esos pequeños placeres de la vida que nos causa una gran felicidad. Actúa igual que otros elementos que dan gusto a nuestros sentidos, como los alimentos, caricias, visión de un objeto o una persona hermosa, sexo, etc. La razón es que los sonidos que nos agradan estimulan la liberación de dopamina, un neurotransmisor que, entre sus diversas funciones, nos alerta y excita. Es notable el hecho de que la misma delicia puede ser producida por géneros musicales muy diferentes; todo depende del gusto del oyente.
Esto significa que una abuelita que escuche música clásica, su hija deleitada con un estilo folklórico y su nieta que baila reggaetón, se sentirán igualmente felices. Eso sí, de intercambiar los audífonos, con seguridad, se verían caras de desaprobación. Aquellos sonidos que nos gustan nos llevan a experimentar uno de los propósitos principales de nuestra existencia: ¡ser felices! Lo mejor es que se trata de un placer que se puede afirmar se encuentra al alcance de casi todos.
Hoy en día, la mayoría de la gente posee un teléfono inteligente con conexión a Internet. Asimismo, existen plataformas como YouTube que permiten hacer listas de reproducción de nuestros temas favoritos. De modo que, a cualquier hora del día y donde sea que nos encontremos podemos montar nuestra fiesta privada (con audífonos); gozando así con los aportes de esta manifestación artística. Y es que, la influencia de la música es tan poderosa que incluso impacta perceptiblemente a los bebés en el vientre de la madre.
Beneficios de escuchar música
Aparte de hacernos sentir bien y contentos, oír nuestras canciones favoritas favorece:
- Concentración. Si colocamos melodías agradables mientras trabajamos o estudiamos lograremos enfocarnos mejor; con lo que nos distraeremos menos y nuestro rendimiento aumentará. Lo que sucede es que de este modo creamos una barrera efectiva ante agentes externos o pensamientos inquietantes que nos hacen perder el tiempo.
- Bienestar emocional. Friedrich Nietzsche, famoso filósofo alemán dijo «Sin música la vida sería un error», sentimiento con el que indudablemente nos identificamos. Escuchar y cantar canciones, alivia el dolor de cabeza, mejora nuestra autoimagen e inclusive, nos aporta paz frente a una pérdida sentimental. Después de una auto sesión terapéutica de esta índole adquirimos el valor y el coraje para salir y conquistar al mundo.
- Salud mental. De hecho, la musicoterapia existe y ha probado su efectividad en pacientes con cáncer, en ancianos, con quienes sufren de depresión o manías, etc. Se ha visto su impacto inclusive en niños autistas o con el síndrome de Down. Sus beneficios incluyen una mejor coordinación motora, control de la ansiedad y agudización de los sentidos. Aquellos que la usan mejoran el estado anímico y la capacidad de comunicarse o expresar sus sentimientos, desarrollan su inteligencia emocional, etc.
Razones por las cuales una composición musical nos produce placer
Cuando enfrentamos un aburrido período de espera, podemos entretenernos escuchando música. Ya sea en un consultorio, antes de una reunión, durante los traslados diarios al trabajo o aun en el restaurant mientras nos sirven la comida. ¿Lo ha probado mientras su odontólogo le obtura una muela? Al no escuchar el ruido desgarrador de la fresa, somos capaces hasta de ignorar el dolor que nos produce. Además:
- Nos recuerda ocasiones y eventos del pasado. Una canción puede trasladarnos al lugar y momento en que nuestra pareja nos declaró su amor. También podría ayudarnos a evocar esa fiesta en la que todos bailaban y un amigo descubrió que tenía dos pies izquierdos y se fue al piso. O pudiera trasladarnos a un evento del pasado que disfrutamos muchísimo.
- Nos trae bienestar aun si odiamos lo que hacemos. Muchas amas de casa no les gustan los quehaceres del hogar y algunas personas rechazan o desprecian sus actividades laborales. No obstante, la música puede transformar cualquier actividad tediosa en una fiesta. Y, además, despertar nuestro interés por la tarea, con entusiasmo y ganas de hacerlo bien.
- No puede faltar en una reunión social. Ninguna fiesta recibe tal nombre a menos que haya un equipo o cantante que transmita audiblemente los sonidos agradables de la música a los invitados. Claro que hay diversidad de géneros musicales y de gustos, pero, en general, los estilos más alegres y bailables resultan siempre apropiados para amenizar el ambiente.
En resumen, escuchar música es una actividad terapéutica recomendada para personas de todas las edades. Si todavía no la ha practicado, defina cuál es el género que más le agrada. Luego, haga una recopilación de canciones que le ayude a comenzar el día con buen pie o a enfrentar las obligaciones diarias con entusiasmo. Adquiera una memoria portátil donde pueda almacenarlas aun cuando no tenga acceso a Internet y dispóngase a disfrutar de la vida al mejor estilo musical.
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