La nictofobia o miedo a la oscuridad, es una de las fobias específicas. Lee acerca de cuáles pueden ser las causas de la nictofobia, verifica sus distintos síntomas y aprende a tratar el miedo a la oscuridad.
Nictofobia es un término resultante de la combinación de dos palabras griegas: nyktos (noche) y phobos (miedo). Seguramente en este punto, ya no será necesario explicar tan específicamente qué es la nictofobia: es esencialmente un temor enfermizo a al oscuridad.
Vale la pena enfatizar que no siempre se considera algo patológico: el miedo a la oscuridad que ocurre en niños pequeños puede constituir una etapa natural de su desarrollo. Sin embargo, cuando la nictofobia complica significativamente el funcionamiento diario de una persona o cuando le sucede al paciente solo después de alcanzar la mayoría de edad, definitivamente puede considerarse una fobia específica.
Las causas de la nictofobia
El miedo a la oscuridad básicamente puede considerarse instintivo; de hecho, en el pasado, cuando aparecieron las primeras personas en el mundo, había muchas amenazas diferentes asociadas con la oscuridad, como el riesgo de un ataque nocturno por parte de animales.
De hecho, en aquellos tiempos remotos, era lógico explicar la aparición de nictofobia de esta manera. Pero hoy en día, con la electricidad acompañándonos en cada momento, es difícil hablar de que esta es la razón del miedo a la oscuridad en las personas. Entonces, ¿por qué algunas personas luchan con tal problema?
Entre las posibles causas de la nictofobia se encuentran varios problemas. Incluso se tienen en cuenta los genes: es posible que cuando la familia de una persona tiene una fobia similar o alguna otra, el riesgo de que le surja un problema parecido aumenta significativamente.
El período de la infancia es de gran importancia
Resulta que en algunas personas la nictofobia se asocia con experimentar varias situaciones extremadamente desagradables relacionadas con la oscuridad.
Dichas experiencias pueden incluir, por ejemplo, varios castigos de los padres (como encerrar a un niño en un cuarto oscuro por un tiempo corto o largo) o eventos traumáticos que tuvieron lugar después del anochecer, como una violación o un accidente automovilístico.
También cabe mencionar que la nictofobia es más común entre los niños cuyos padres presentan actitudes de ansiedad y en aquellos bebés cuyos cuidadores son definitivamente sobreprotectores.
Síntomas de la nictofobia
Como podrás adivinar seguramente, el síntoma básico de la nictofobia es el miedo a la oscuridad. Incluso puede aparecer un fuerte tipo de sensación de ansiedad cuando te encuentras en un espacio o habitación oscura, pero no solo en esta situación, también pueden ocurrir cuando el afectado piensa en la posibilidad de estar en la oscuridad.
Sin embargo, el miedo solo no es el único problema experimentado por las personas con nictofobia. En el curso de esta fobia también pueden aparecer varias dolencias de naturaleza somática, entre ellas problemas como:
- Mareos.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de opresión en el pecho.
- Dificultad para respirar.
- Aumento del ritmo cardíaco.
- Piel pálida.
- Aumenta la sudoración del cuerpo.
- Sequedad en la boca.
Posibles consecuencias
Nadie necesita convencerse de que los síntomas de la nictofobia ciertamente pueden ser molestos. Este tipo de fobia específica simplemente puede dificultar el funcionamiento diario del afectado.
El miedo a la oscuridad puede conducir a los trastornos del sueño: la persona que lo experimenta generalmente tiene una dificultad significativa para conciliar el sueño, lo que eventualmente puede provocar insomnio.
En el caso de los niños, los intentos de apagar la luz en su habitación generalmente terminan en lágrimas y, en casos extremos, incluso en agresión.
Debido a las dificultades encontradas en sus vidas, una persona que experimenta miedo a la oscuridad puede sentirse peor que otras e incluso completamente aislada de sus seres queridos. Este tipo de afección es extremadamente desfavorable, ya que promueve la aparición de varios otros trastornos mentales en el paciente, incluidos trastorno depresivo
Cómo se puede reconocer la nictofobia
El diagnóstico de la nictofobia se realiza después de identificar las manifestaciones características del paciente de este trastorno. ¿Pero quién puede diagnosticar este problema?
Lo primero y más importante sería ver a un psiquiatra, si el afectado lucha con los síntomas que pueden sugerir nictofobia, también puede ir a un psicólogo.
El especialista podrá determinar si los problemas del paciente son signos de miedo a la oscuridad o si son síntomas de un trastorno mental completamente diferente (por ejemplo, trastorno de ansiedad generalizada).
¿Cómo se la puede tratar?
Teniendo en cuenta que la nictofobia puede dificultar el funcionamiento de quien la padece y cuáles pueden ser las consecuencias, es muy importante tratar esta fobia específica.
Las interacciones psicoterapéuticas juegan un papel clave aquí: la psicoterapia (por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual), así como la terapia de exposición, es recomendada para este tipo de pacientes.
Vale la pena mencionar que en el segundo tipo de terapia mencionada, el paciente, bajo el control del terapeuta, entra en contacto con el factor que causa la aparición de experiencias desagradables.
En el caso de este problema en cuestión, tal factor es la oscuridad y el propósito de la terapia de exposición es acostumbrar gradualmente al paciente y mostrarle que, en ausencia de iluminación, su vida o su salud no se ven amenazadas en absolutamente nada.
Las personas que sufren de nictofobia comúnmente esperan que un médico recomiende el uso de algunos medicamentos, con lo cual el problema se resolverá rápidamente.
Sin embargo, la realidad es que la psicoterapia juega un papel muy básico en el tratamiento de la nictofobia y el tratamiento farmacológico se utiliza solamente en casos justificados.
Se utiliza farmacoterapia en pacientes con miedo a la oscuridad y otros, cuando los síntomas de la nictofobia adquieren una gravedad significativa e impiden el funcionamiento normal del paciente.
Los medicamentos que se pueden recomendar en esta situación son principalmente inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS). A veces cuando, por miedo a la oscuridad, un paciente tiene ataques de pánico, se le puede recomendar que use medicamentos ansiolíticos en caso de emergencia.
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