El fetiche es una fijación o trastorno, de índole sexual, en el que la persona siente devoción hacia objetos inanimados, que relaciona con lo mágico o sobrenatural
El fetiche, que puede ser una persona, dios u objeto de culto, atrae la atención exagerada de personas que se identifican en exceso con el mismo. Se dice que esta es una devoción hacia objetos materiales, creencias o prácticas religiosas relacionadas con lo mágico o sobrenatural. El devoto tiene la certeza de que, tal artículo o individuo, lo protege y le sirve de amuleto para la vida. Son casos en los que se centra la atención en las relaciones entre las personas y Dios o personas y objetos materiales.
El concepto de fetiche, según el diccionario de Psicología de Friedrich Dorch, se basa en la unión de distintas opiniones de diversas corrientes. Estas teorías marcan sus diferencias al ubicarlo como un trastorno o enfermedad. Entre las más nombradas se encuentra la propuesta de Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis. Freud interpreta el fetichismo como una “fijación sexual” o una condición poco apropiada del objeto sexual; también habla de una transgresión anatómica. Y en la misma categoría de parafilias, incluye a la homosexualidad y el sexo oral.
La teoría del fetiche de Sigmund Freud
Freud realizó distintos tipos de diagnósticos de fetichismo limítrofe, con una alteración y fijación de la conducta de tipo patológico. En algunos casos, estas son vistas como vinculaciones o conexiones normales. Por eso, afirma que dentro del amor es corriente que haya cierto grado de idolatría, sobre todo en aquellas fases del enamoramiento en el que la consumación sexual es inasequible. También, en las ocasiones en las cuales la realización del acto es, de manera voluntaria, aplazada.
Sin embargo, la conexión se convierte en patológica cuando la inclinación que se siente hacia el fetiche sobrepasa la condición descrita. En tal caso, el individuo idolatrado se coloca en lugar del fin moral. También se observa en aquellas situaciones en las que, el fetiche se separa de la persona en cuestión y se transforma, por sí mismo, en un objeto único con la finalidad de ejercer una atracción sexual. Según la mayoría de los autores, esta teoría ubica el origen de tal condición psicológica, en la infancia.
Freud, para explicarlo, utiliza la analogía del pie y el calzado, como un antiguo y conocido ejemplo de simbología sexual. De este modo, el zapato se corresponde con la imagen de los genitales femeninos; un orificio por donde se introduce el píe. Mientras que el tacón representa al órgano masculino, el pene. Y de allí nace la concepción bisexual freudiana, de un objeto simple, de uso común.
Las prácticas fetichistas normales y las patológicas
Antes del psicoanálisis, al devoto a los fetiches se le consideraba un psicópata que, recopilaba prendas de uso femenino, para dar satisfacción a su lascivia por medio del objeto. Según afirmó el psicólogo alemán Josef Rattner, en su obra “Psicología y patología de la vida amorosa”. Pero, fue Freud, a través de la teoría del psicoanálisis, quien eliminó el tinte criminal de las prácticas fetichistas. Así, creó conceptos que las clasificaban en dos tipos: normales y patológicas.
Rattner, por su parte, se refiere al fetichismo y su origen según los resultados del psiquiatra francés Binet y Krafft-Ebing. Este establece en su teoría asociacionista que, es en la etapa de la adolescencia cuando comienzan dichas prácticas. Los adeptos del fenómeno, en cuestión, aunque lo reconocen como anormal, solo lo consideran un síntoma de parafilia. Y es que, resulta impresionante ver cómo personas de todos los estratos sociales, en especial los más acaudalados, se decantan por gustos que rayan en lo extraño y lo exótico.
Así, con regularidad se hacen subastas millonarias de objetos que pertenecieron a grandes figuras de las artes plásticas, el cine, la música o la historia. Estos constituyen el centro de la atención de individuos que, sin darse cuenta, caen en lo que sería el fetichismo. La razón es que, están dispuestos a pagar sumas exorbitantes de dinero por artículos personales, que fueron propiedad de sus seres admirados.
Esto es, en pocas palabras, simple idolatría. Puesto que, en muchos de los casos, se le atribuyen ciertas virtudes a un objeto, aunque de manera inconsciente. De este modo, el comprador siente la proximidad y la felicidad que se le atribuye a la popularidad del artículo que ha adquirido. Y esa es una manera de introducir ilusión al materialismo del día a día. El fetichismo es como dar un salto hacia atrás en el tiempo.
¿En qué consiste la teoría del fetiche de Marx?
Otro pensador que analizó muy de cerca la teoría del fetichismo fue el filósofo, economista y psicólogo comunista alemán, de origen judío, Karl Marx. Este, en su obra “El Capital”, lo consideró un estado mental que manifestaba las relaciones existentes entre los productores. Las mismas generaban ciertas determinaciones sociales en el trabajo, afectando la forma de una interrelación entre todos los involucrados.
Marx lo denomina como un trastorno mental donde, en una sociedad productora de mercancías, éstas aparentan tener una voluntad independiente de quienes la produjeron, algo oculto o fantasioso. Desde su óptica comunista lo ve como la ocultación de la explotación de la que es objeto el proletariado, al presentarse los objetos ante los compradores, sin que puedan detectar su poder velado.
De esa manera, ridiculiza la conducta consumista del capitalismo.Por último, el concepto de fetichismo ha pasado a un segundo plano, hoy en día. Incluso, se considera un concepto confuso, o un pseudoconcepto, llamado a desaparecer del horizonte de las ciencias. Aunque, como las creencias religiosas, sigue estando vivo, de algún modo, en la antropología y, por supuesto, en la “realidad” de su campo de aplicación. ¿Tiene usted algún fetiche en su vida?
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