El miedo y la ansiedad debilitan nuestro sistema inmunitario

Ansiedad y estrés baja nuestras defensas

El temor a la propagación del Coronavirus está creando problemas de ansiedad en la población, con efectos directos en la capacidad del cuerpo para defenderse. La única arma segura que tenemos contra el coronavirus es, además de la prevención, nuestro sistema inmunológico.

El vínculo entre la ansiedad y nuestro sistema inmunitario ha sido durante mucho tiempo el centro de muchos estudios en el mundo científico internacional. [1,2,3,4]

Ansiedad, cortisol y defensas bajas

Cuando experimentamos ansiedad, nuestro cuerpo libera ciertas hormonas, particularmente cortisol, que pueden debilitar nuestro sistema inmunológico. La ansiedad hace que el cerebro reaccione, lo que desencadena síntomas físicos, incluso si realmente no estás en peligro. Al principio, la primera respuesta de nuestro cuerpo se caracteriza por algunos síntomas leves, tales como: un ligero dolor de cabeza, náuseas, diarrea, necesidad de orinar con más frecuencia de lo habitual, tensión muscular en el área del hombro y el cuello.

Sin embargo, si esta condición de ansiedad persiste, pueden surgir los problemas reales.

El estado de miedo libera cortisol, llamada sorprendentemente la hormona del estrés. De hecho, el cortisol es un arma de defensa que nuestro cuerpo pone en su lugar. El cuerpo reacciona a situaciones de estrés prolongado con inflamación. Entonces, a corto plazo, la liberación de cortisol es útil, pero a la larga nos hace entrar en una espiral que nos hace más sensibles a las infecciones, ya sean de naturaleza viral o bacteriana.

El cortisol reduce la cantidad de linfocitos T y glóbulos blancos en general, que son las células responsables de defender el cuerpo de los ataques externos.

El estrés psicológico se ha relacionado empíricamente con la desregulación de las facetas del sistema inmune humano, sin embargo, estos efectos no son los mismos en todas las situaciones o poblaciones. – Curr Opin Psychol

¿Cómo manejar la ansiedad para no perjudicar nuestro sistema inmunitario?

No hace falta decirles a quienes sufren de ansiedad que dejen de estar ansiosos, esto es algo obvio. Quizás incluso sea contraproducente explicar que aquellos que están ansiosos aumentan el riesgo de enfermarse más fácilmente que otros. Es importante encontrar algo que sea adecuado para cada uno de nosotros. [6]

Muchos de los procesos neurobiológicos asociados con el estrés y la depresión se han observado en la ansiedad y se sabe que influyen en el sistema inmunitario. – Stein, M., Keller, S. E., & Schleifer, S. J. (1988).

Ejercítate

El ejercicio siempre ayuda, porque naturalmente reduce los niveles de cortisol en la sangre. Ahora que no podemos salir de casa, las actividades pueden ser adaptadas a esta situación, pudiendo realizarlas en casa, incluso el trote en el mismo lugar tiene efectos beneficiosos para reducir la ansiedad. Al caminar enérgicamente, el cuerpo produce hasta cinco veces más endorfinas que cuando está en reposo. Las endorfinas, también conocidas como » hormonas de la felicidad «, son una fuente de bienestar para el cuerpo y la mente.

Promueve el buen humor

No olvidemos el buen humor y la risa, ya que reír es bueno para nuestra salud porque aumenta la cantidad de oxígeno, estimula el corazón, los pulmones, los músculos y aumenta las endorfinas que libera nuestro cuerpo.
Un estudio, publicado en la revista Heart & Lung, investigó los beneficios psicológicos para las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica y mostró que la risa mejora significativamente el estado de ánimo y el estado psicológico de los pacientes. [5]

La nutrición cuenta más de lo que creemos

No olvides la buena alimentación, la relación entre ansiedad y comida chatarra está comprobada, en su lugar, se debe optar por la buena combinación de alimentos, la cual incluye carbohidratos complejos, proteínas, grasas saludables y fibra, en cada uno de nuestros platillos.

Por último, y no menos importante, es necesario evitar la información imprecisa, alarmista y falsa sobre el covid-19, ya que esto nos expone a una situación de estrés innecesario, procura seguir la información de medios oficiales, y evita en lo posible rumiar sobre ideas y conceptos que no sean respaldados por la ciencia y los medios oficiales.

[mks_toggle title=»Bibliografía:» state=»close»]

  1. Segerstrom, S. C., & Miller, G. E. (2004). Psychological stress and the human immune system: a meta-analytic study of 30 years of inquiry. Psychological bulletin, 130(4), 601–630. https://doi.org/10.1037/0033-2909.130.4.601 [Enlace]
  2. Guidi L, Tricerri A, Vangeli M, Frasca D, Errani AR, Di Giovanni A, et al. Neuropeptide Y plasma levels and immunological changes during academic stress. Neuropsychobiology. 1999;40:188–195. [PubMed]
  3. Morey, J. N., Boggero, I. A., Scott, A. B., & Segerstrom, S. C. (2015). Current Directions in Stress and Human Immune Function. Current opinion in psychology5, 13–17. https://doi.org/10.1016/j.copsyc.2015.03.007
  4. Leonard, B. E., & Song, C. (1996). Stress and the immune system in the etiology of anxiety and depression. Pharmacology, biochemistry, and behavior, 54(1), 299–303. https://doi.org/10.1016/0091-3057(95)02158-2
  5. McClelland D.C. Cheriff A.D. The immunoenhancing effects of humor on secretory IgA and resistance to respiratory infections. Psychol Health. 1997; 12: 329-344
  6. Stein, M., Keller, S. E., & Schleifer, S. J. (1988). Immune system. Relationship to anxiety disorders. The Psychiatric clinics of North America, 11(2), 349–360.
  7. This study was performed at the Department of Psychology, Ohio State University (Columbus, OH). July 17, 2010 DOI: https://doi.org/10.1016/j.hrtlng.2010.07.010

[/mks_toggle]