Deporte de alto desempeño | ¿Cuál es el equilibrio perfecto entre estrés y relajación?

Atleta deporte de alto rendimiento

Un deporte de alto desempeño produce muchas satisfacciones a quienes los practican, familiares y amigos. Pero, ¿estamos conscientes de los niveles de exigencia asociados?

Se entiende por deporte de alto desempeño o rendimiento a toda actividad con elevados estándares, que demanda del deportista una gran resistencia y esfuerzo. Este suele ser un profesional que recibe una remuneración por su trabajo y que no realiza ninguna otra acción que le genere un ingreso. Además, mantiene un nivel de vida estricto, porque cualquier variación de su rutina podría llegar a impactar negativamente sus resultados.

La formación profesional de un deportista de alto desempeño, por lo general, comienza durante la infancia. Así, niños menores de 10 años son entrenados en destrezas físicas, mentales y nutricionales, con una dedicación de varias horas al día. Además, reciben instrucciones tácticas y técnicas para optimizar su actuación y enfoque. Debido, a las fuertes exigencias de esta vida, requieren apoyo psicológico continuo. De esta manera, aprenden a controlar la ansiedad y el temor al fracaso.

El deportista de alto rendimiento aspira logros elevados en competencias, nacionales e internacionales. Muchos se enfocan en conseguir el oro olímpico, cuyas justas se realizan cada cuatro años. Y, a diferencia del amateur, que solo practica en los momentos de ocio para relajarse, este tipo de deportista suele enfrentar un continuo y profundo estrés, que generalmente es desgastante y agotador. Por ende, le toca aprender además técnicas de relajación, para lograr dar lo mejor de sí mismos. Y también a trabajar en equipo, cuando la actividad deportiva lo amerita.

¿Cuáles son las exigencias de un deporte de alto desempeño?

Por lo general, estos deportistas suelen tener una vida social reducida; puesto que, salidas y fiestas reducen sus horas de descanso e impactan la regeneración celular. Por supuesto, no tienen permitido consumir: drogas, alcohol o tabaco, porque estas sustancias reducen el desempeño y merman la salud. Finalmente, están comprometidos a alimentarse sano, sin consumir comida chatarra, de manera de poder mantener un peso óptimo.

Para los niños los requerimientos son muy fuertes, debido a que no pueden disfrutar de una escolaridad regular, ni entretenerse con sus amigos de forma natural. Y cuando ya son mayores y se ven obligados a retirarse, suelen sufrir de dolencias o trastornos de salud. Esto, como consecuencia de los años anteriores durante los cuales se exigieron al máximo. ¿Vale la pena tanto sacrificio? Si, los beneficios económicos y la popularidad lograda les compensan.

Nace así la psicología deportiva. Una disciplina que se vale de los principios asociados a la conducta humana, para aplicarlos a quienes viven para practicar profesionalmente algún deporte. Su objetivo es maximizar la eficiencia de los ejecutantes y proteger su salud mental. De lo contrario, la excesiva tensión, podría ser la causa principal de serios desequilibrios psicológicos. Y estos, al final, consiguen menoscabar los logros de los deportistas en el campo de juego.    

La gestión del estrés en las actividades deportivas

La idea es superar los retos que se le presentan al deportista para poder así, enorgullecerse de sus logros. Esto pasa por aprender a gestionar el estrés y la ansiedad característicos de la actividad que realiza. Un poco de presión es bueno porque estimula el organismo, pero la tensión excesiva es perjudicial en todos los sentidos. Entre las técnicas promovidas para mejorar el desempeño se encuentran:

  • Respiración profunda. Esta actividad consta de tres pasos: inspiración profunda, sostener el aire durante 5-10 segundos y exhalación lenta. Repetir la serie unas 5 veces y descansar. Al inhalar se debe sentir que el abdomen se distiende. 
  • Relajación muscular. Esta rutina debe repetirse unas 5 veces para cada grupo de músculos, desde los pies hasta la cabeza. La idea es contraer, mantener la tensión por 4 segundos y entonces relajar.
  • Meditación. El llamado “viaje a un lugar feliz” consiste en imaginar, con los ojos cerrados, que se está en un sitio tranquilo y pacífico. Puede ser una campiña floreada, las márgenes de un río cristalino, la orilla del mar, o cualquier otro lugar que inspire paz y calma. Una vez allí solo hay que sentir como el estrés se va retirando del cuerpo.
  • Visualización. Consiste en ver, con los ojos de la mente, el éxito en lo que se hace. Imagínese que hace un pase perfecto, que anota el mejor gol de la historia, que logra un cuadrangular sorprendente, etc.
  • Mindfulness. El proceso de adquirir una conciencia plena, consiste en centrarse en la situación presente únicamente: aquí y ahora. Así, se deja de lado lo que haya ocurrido en el pasado o lo que pueda traer el futuro. Enfocarse en la rutina también ayuda a colocar el estrés bajo control.
  • Actitud mental positiva. Mantenga alejadas las ideas negativas de su mente y oriéntelas hacia los éxitos. Repita frases como: “los errores me dejan una lección”, “yo tengo el control de mi cuerpo” o “el triunfo es mío”.

¿Cómo ayuda el yoga a un deporte de alto desempeño?

En ocasiones, se impone practicar una actividad que sea a la vez entretenida y relajante. Entre las favoritas de los deportistas se encuentran el paddle surf y el yoga. Aunque también una caminata vigorosa, un paseo en bicicleta o hacer ejercicios con la Wii puede ayudar. Lo importante es no desenfocarse, ni dejar que los músculos se desentrenen, pero haciendo algo divertido y diferente.

Entre los aspectos que se benefician cuando se hace yoga rutinariamente se encuentran:

  • Facultades físicas y mentales
  • Equilibrio cuerpo-mente
  • Rigidez muscular, coordinación y concentración

Por último, para tener éxito en la ejecución de un deporte de alto desempeño, se hace necesario lograr un equilibrio entre el estrés y la relajación. Apegarse a la rutina, practicar con constancia y apuntalarse con el equipo de apoyo le ayudará a lograr sus metas. Y cuando cometa un error, recuerde que “errar es humano, perdonar es divino” y siga adelante.