Curva de la violencia – Esquema gráfico de diagnóstico psiquiátrico para delincuentes agresivos

Curva de violencia y sus consecuencias

La curva de la violencia es un método gráfico utilizado para evaluar la agresividad en pacientes psiquiátricos. Pero primero definamos, ¿qué es la agresividad? Empezaremos por decir que, se trata de un tema de interés para un gran número de especialidades como: zoología, etología, sociología, psicología y medicina. E incluso las áreas jurídicas y políticas abordan también esta área. El fracaso en resolver el problema ha sido quizás el hecho de que estas disciplinas trabajan de manera independiente.

El estudio de la agresividad humana conlleva en sí varias dificultades. El primero es que resulta difícil conceptualizarla o dar una definición. La comunidad científica no ha logrado llegar a un acuerdo universal. Pero tratemos de establecer una base, para efectos del presente documento. Diremos que, se trata de una característica esencial de los seres vivos (humanos y animales) para la evolución y la supervivencia de la especie. Pero, ¿cuándo lo fisiológico y natural se transforma en violencia patológica? Más adelante lo veremos.

Por otro lado, el análisis de la conducta hostil entre los humanos se enfrenta a otra traba. No es posible estimularla entre los sujetos experimentales para poder medirla. Hacer que dos personas se insulten de manera verbal, hagan gestos obscenos o ataquen físicamente no sería un procedimiento ético. ¿Qué se hace entonces? Se estima a través de escalas imprecisas y subjetivas que se han auto aplicado o se han utilizado con grupos heterogéneos.

Se podría recurrir a los estudios hechos entre animales, pero esto carecería de valor real. Porque los modelos desarrollados para los mamíferos no humanos no tienen validez entre la gente. Sencillamente, entre estas especies no hay conflictos bélicos, competiciones deportivas, conflictos étnicos o de tipo religioso. Ni tampoco, conductas patológicas que puedan servir de ejemplo. Un animal, por lo general, mata para defenderse de un enemigo o para comer.

¿Cómo se manifiesta la agresividad de acuerdo a la edad?

Las conductas violentas son acciones realizadas de manera intencional para dañar física o mentalmente a la otra persona. Y sus consecuencias pueden ser un daño corporal de cualquier magnitud o un trauma psicológico. Veamos cómo este fenómeno puede escalar en niños y adolescentes hasta un nivel patológico:

  • Período 3-7 años. Ya a esa corta edad los niños comienzan a mostrarse desafiantes frente a las indicaciones de sus padres u otros adultos. Así manifiestan: desobediencia, rabietas, agresiones hacia sus compañeros, destrucción de los bienes materiales propios o ajenos, etc.
  • Período 8-11 años. Sumemos a lo anterior, las características nacidas de un relacionamiento más extendido. Así aparecen los insultos, mentiras descaradas, robos dentro y fuera de la casa. Aparte de las infracciones reiteradas a los lineamientos del hogar o la escuela, peleas a golpes, intimidación, crueldad con seres indefensos y provocación de incendios.
  • Período 12-17 años. Durante la adolescencia aparecen otros comportamientos antisociales. Por ejemplo: maltrato a otras personas, asaltos y robos forzados, vandalismo callejero e ingreso a casas ajenas. También se observa el hurto de vehículos, escapadas del hogar o de la escuela y uso de drogas recreativas.

Pero, no se asuste, solo los niños con los problemas descritos en la primera infancia evolucionarán hacia la etapa siguiente. Y de estos, alrededor de un 50% son los que presentarán trastornos durante la adolescencia. De allí lo imperativo de detectar y detener estas terribles conductas a tiempo. Con una intervención oportuna por parte de padres, maestros y psicoterapeutas será posible frenar este despliegue negativo.

¿Para qué sirve la curva de la violencia?

Un aspecto que no hemos mencionado es el relativo al sexo. ¿Muestran las chicas los mismos patrones que los chicos? No, la experiencia indica que la incidencia de violencia física y conducta criminal o delictiva es menor entre las muchachas. Por lo general, comienzan durante la adolescencia, no en la niñez y se muestran más pícaras y menos agresivas. No obstante, el temor ante una conducta libertina por parte de ellas es mayor, debido al riesgo de un embarazo precoz.

Existe un “continuum” entre agresividad y conducta delictiva. Eso significa que:

  • Existen conductas agresivas que no necesariamente son antisociales, ni tampoco criminales.
  • La violencia no es una característica intrínseca de todas las conductas antisociales.
  • Pero, la violencia y la agresividad desmedida son siempre conductas antisociales.

Agresividad mayormente manifestada en personas con enfermedades mentales

De hecho, la agresividad se manifiesta frecuentemente en personas diagnosticadas con alguna enfermedad mental. La mayor interacción se ha visto en los casos de retraso mental y esquizofrenia, que es un trastorno psicótico (TP) primario. También, aparece en los TP secundarios, causados por fármacos. Otros factores de riesgo son: ciertos rasgos de la personalidad, drogadicción, alucinaciones y manías persecutorias.   

Por último, la curva de la violencia nos permite entender cuáles son las conductas normales, las agresivas y las antisociales. Si conocemos las respuestas esperadas en niños y adolescentes, nos resultará más fácil distinguir cuando un comportamiento es atípico o preocupante. Y en esos casos sabremos que es hora de consultar a un psicólogo.