Control emocional | ¿Cómo enseñar autocontrol a los niños?

Cómo impulsar el control emocional en los niños desde la psicología infantil

El control emocional es necesario para vivir en sociedad. Existen diferentes técnicas que se les pueden enseñar a los niños para lograr que desarrollen su autocontrol.

El control emocional no es una característica intrínseca de la personalidad de los niños. Ellos no saben gestionar sus sentimientos y los manifiestan con extrema libertad. Por eso, es común ver a los pequeños reír en un instante, llorar al siguiente y entonces hacer una rabieta por cualquier cosa. Pero, aunque esto es aceptable debido a su inmadurez, no es lógico que les acompañe mientras crecen. Y por tal razón, es necesario enseñarles diversas técnicas de autocontrol.

La habilidad para inhibir las respuestas automáticas y los impulsos; así como, valorar las consecuencias de nuestras palabras son acciones imprescindibles para vivir en sociedad. Solo de esta manera se puede lograr un nivel de convivencia aceptable. Y este principio aplica en los distintos ambientes donde nos desenvolvemos: hogar, escuela, trabajo, etc. En consecuencia, desde la edad escolar los niños tienen que aprender a dominarse y a no perder los estribos por pequeñeces.

A partir de los 6 años, los niños adquieren la maduración neurológica necesaria para entender que deben autocontrolarse y cómo hacerlo. Es a esa edad que comienzan a conocerse a sí mismos y a las emociones. Además, son capaces de manejar las estrategias cognitivas requeridas para auto concientizarse con sus comportamientos y consecuencias. Y perciben las respuestas emocionales de la gente que los rodea ante una actuación negativa, deseos frustrados y la conversación interna.    

Estrategias para aumentar el control emocional de los niños

Veamos unas herramientas que ayuden a los pequeños a controlar sus impulsos. Del mismo modo, estás técnicas les reportarán otros beneficios. Con ellas les será más fácil gestionar emociones desagradables, tranquilizarse y canalizar la ira junto con otros sentimientos destructivos. Pero, por encima de todo, es imprescindible que usted sea un ejemplo o modelo a seguir. No permita que su hijo le vea deshacerse en llanto, soltar tacos o armar una pataleta ante sus propias frustraciones. Los aspectos a difundir incluyen:

  • Paciencia. Los niños quieren todo al instante, no les gusta tener que esperar. Así que, esa es una cualidad que necesitan aprender; ya sea que estén en la cola para un evento de entretenimiento o en el supermercado. Soportar el hastío sin desesperarse puede ser una buena forma de iniciarse.
  • Tolerancia. Resistir la frustración de no poder conseguir todo lo que se anhela, es también muy importante. Ellos tienen que desarrollar habilidades para lidiar con las contrariedades, sin caer en pataletas o berrinches.
  • Reflexión. Enséñele a su hijo, con el ejemplo, a detenerse un instante y pensar antes de actuar. De ese modo es posible analizar si lo que se desea es apropiado o no, y cuáles serían sus posibles consecuencias. Una actitud que resulta esencial para prevenir conductas desagradables y forma parte de la disciplina para el control emocional.
  • Expresión. Muchas veces la clave es no acumular, sino desahogar lenta y delicadamente cada pensamiento y emoción que nos embarga. Transmítele a tu hijo el valor de la comunicación positiva. Dentro de la seguridad que proporciona la familia, es vital poder contar con calma a otros que nos molesta o hace sufrir.

¿Conoce las técnicas de la disciplina positiva?

En ocasiones hay padres que han prestado atención a sus hijos, se han interesado por sus sentimientos y vivencias, les han mostrado su amor y, sin embargo, estos no asimilan la lección. Por el contrario, continúan montando en cólera ante una negativa bien justificada. Incremente su inteligencia emocional y ayúdeles a mejorar su asertividad con estos mecanismos proporcionados por la disciplina positiva:

  • Rueda de alternativas. Dibuje junto con su hijo, sobre una cartulina dura, un círculo grande dividido en sectores. Cada pedazo mostrará en letras o mediante una imagen lo que él puede hacer cuando se sienta invadido por la ira. Las opciones deben ser acciones aceptables, respetuosas de la integridad familiar, y provistas por el niño. Algunas ideas serían: aislarse por unos minutos, manifestar verbalmente sus sentimientos, dibujar la escena, contar en voz alta, lanzar una pelota contra un muro, etc.
  • Tiempo fuera. Dedique una estancia dentro del hogar, una especie de santuario, al que su hijo pueda retirarse mientras se calma. Se trata de un área positiva, donde se gestionarán los estados emocionales. Decórenla en conjunto e incluya objetos y actividades que ayuden al niño a sentirse nuevamente en paz. Estos pueden ser: libros, equipo de música, sus juguetes favoritos, cuadernos y colores, pizarra y marcadores, masa flexible, etc.
  • Semáforo. Entrene al niño para que frente a la tentación de caer en conductas agresivas se comporte como si fuera una señal de tráfico. Hagan una imagen grande y colóquenla en un sitio de fácil acceso, incluyendo instrucciones simples que le ayuden a recordar a su hijo como funciona. Por ejemplo:
    • Luz roja. ALTO. Detente, cálmate y piensa un poco antes de actuar.
    • Luz amarilla. PIENSA. ¿Qué opciones tienes? ¿Cuáles serían las consecuencias de tus actos?
    • Luz verde. Adelante. Ejecuta la mejor alternativa. ¡Éxito!

Por último, para un control emocional efectivo, se puede recurrir a una técnica holística como meter las manos en agua o jugar con arena. Esto resulta muy útil para aquellos pequeños sensoriales que aman estar en contacto con la naturaleza. Añada jabón líquido a la cubeta para que haga espuma y cambie el aroma, lo cual es más relajante. Asimismo, podría tener una caja con arena y juguetes, con los que se distraiga mientras juega.

Existen muchas opciones para calmar a los niños; quizás, tenga que hacer varias pruebas para dar con la que resulte más efectiva en su caso.