Consejos para usar la resiliencia en momentos de crisis

La resiliencia y cómo podemos desarrollarla

La resiliencia es la capacidad que puede tener una persona para adaptarse de manera positiva a los cambios o crisis que pueden suceder en la vida, y que, en la mayoría de los casos, significan una prueba que nos puede ayudar a ser más fuertes que antes.

La separación de la pareja, la pérdida de un empleo, un diagnóstico grave, una enfermedad en la familia, el divorcio o la muerte de una persona querida, pueden ser desafíos que la vida nos presenta y a los que debemos enfrentarnos.

Muchas personas están abrumadas con tal situación. La resiliencia juega un papel importante aquí, porque nos ayuda a lidiar con los golpes del destino y los eventos imprevistos. La resiliencia es una capacidad que cada ser humano posee, a veces más o menos pronunciada. Y lo bueno de esto es que podemos promover la resiliencia y desarrollarla cada vez más para convertirnos en verdaderas personas fuertes.

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia describe la capacidad de recuperarse de tiempos de crisis y ayuda a lidiar con los eventos. Si algo sale mal, la resistencia te ayuda a dominar los tiempos difíciles. Nuestra capacidad de recuperación nos hace salir aún más fuertes de las crisis. La resiliencia también se describe como fuerza interior, resiliencia en tiempos de crisis o defenderse en tiempos difíciles.

Consejos para aumentar la resiliencia

Es importante promover nuestra fuerza de voluntad para estar preparados para las crisis inminentes. Hemos reunido seis consejos para ayudarte a aumentar tu capacidad de recuperación y de adaptación.

1. Procesa tus emociones

No importa lo que haya desencadenado la crisis, es importante que proceses tus emociones para aumentar tu capacidad de recuperación. Muchas personas tienen miedo de sus emociones o son difíciles de clasificar. Es fundamental que sientas todas las emociones y las percibas: dolor, ira, apatía, culpa, estrés, agotamiento, poder abrumador, impotencia, ¿qué sientes? La idea detrás de esto es que dejes pasar los sentimientos para no reprimirlos.

La supresión de las emociones conduce a conflictos emocionales y psicológicos y puede complicar el procesamiento de un período de crisis. Por eso llora si quieres llorar y permite que la tristeza y otras emociones se manifiesten. Así que respeta cómo te sientes y qué emoción sientes.

2. No estás solo

Recuerda que muchas otras personas han pasado por momentos de crisis y han vuelto a salir más fuertes que la mayoría. No importa lo que tengas ante ti, otros ya han seguido este camino y lo han dominado. El buen trato con la enfermedad, la soledad, los problemas mentales o la muerte, estas personas deben su capacidad de recuperación a los eventos que afrontaron. La esperanza que tienes en ti es el comienzo de tu capacidad de recuperación.

3. Establece prioridades

El tiempo después de un golpe de suerte o una situación particularmente estresante es agotador para muchas personas. La mayoría de los pensamientos giran en torno al evento, uno reflexiona mucho y la duda determina el día. Aquí es particularmente importante satisfacer tus propias necesidades básicas, que a veces se olvidan fácilmente en tiempos difíciles.

Cuales son estas necesidades: Comer, beber, un hogar, ropa, salud mental y empleo o trabajo. Trata de saber si estás prestando atención a todas tus necesidades. Estas prioridades atendidas forman la base para el bienestar emocional.

4. Encuentra la paz interior

Enfocarse en el trabajo es para muchos una posibilidad de compensación en un momento difícil. Pero no debes olvidar tus propias necesidades y especialmente la paz interior. El hombre necesita descansar para recuperarse de los eventos, procesarlos y, finalmente, superarlos.

El sueño juega un gran papel aquí. Asegurar una buena higiene del sueño, es decir, un sueño adecuado y un ritmo de sueño regular. Tratar de incorporar períodos de descanso activo todos los días y darle un descanso a tu cabeza. Por ejemplo, una pequeña siesta o meditación tendrá un efecto calmante sobre el cuerpo y la mente.

5. Pedir ayuda y ofrecer ayuda

Aceptar ayuda nunca es malo. Simplemente hay cosas que no podemos manejar solos. A veces nos sentimos avergonzados de pedir ayuda. No dejes que tu orgullo se interponga en tu camino.

Otro factor es ofrecer ayuda. Sí, incluso en tiempos de crisis en los que tienes que lidiar contigo mismo, puedes ofrecer tu ayuda a otras personas. Esto mejora nuestro sentido de cercanía y pertenencia, que son necesidades psíquicas básicas del ser humano. Reconocemos que podemos ayudar y proyectar esto con éxito en nosotros mismos.

Ayudar a alguien más es la mejor manera de asegurar nuestra propia supervivencia. Te ayuda a superar tus miedos. Ahora ya no eres una víctima, sino una mano amiga. Ves tu propia habilidad más clara, lo que te da energía, concentración y perseverancia.

6. Fortalece tu defensa

Los eventos negativos aparecerán una y otra vez en nuestras vidas, en su mayoría imprevistos. En estas situaciones, una estrategia de defensa interna es útil:

Después de un día estresante, intenta descargar tu energía acumulada en el deporte, ve a la cama a tiempo, presta atención a tu dieta o haz llamadas telefónicas con amigos y familiares cuando te sientas estancado nuevamente. Esta estrategia para sentirse bien constituye una base segura y tu capacidad de recuperación.