Consejos para reconocer a un manipulador y cómo hacerles frente

Cómo defenderse de un manipulador

El fenómeno de la manipulación puede interpretarse como el control del comportamiento humano de manera oculta para lograr objetivos propios. El manipulador deliberadamente, y a veces inconscientemente, utiliza formas engañosas para neutralizar o subyugar la voluntad del «objeto». Para él, no importa de qué manera se logre el objetivo, lo principal es que la situación se resuelva a su favor.

Al ejercer su influencia en una persona, el manipulador se aprovecha de cualidades como la decencia, el compromiso, y la bondad. Por eso puede ser difícil para quienes intentan actuar acorde a sus valores distinguir, y aún más difícil, resistirse al manipulador. ¡Pero eso tiene que hacerse! Lo principal es saber cómo. 

Las técnicas básicas de la persona manipuladora

Los manipuladores operan de diferentes formas. Pero destacaremos las tres formas más habituales:

  1.  Manipulación activa. El manipulador trata de tomar la posición de un líder, es decir, de una autoridad incuestionable, en la cual se presentará más experimentado e inteligente que tú. La mayoría de las veces, ejercen presión utilizando su estatus social: jefe, padre, maestro.
  2. Manipulación pasiva. En este caso es exactamente lo contrario: el manipulador toma la posición de una persona indefensa, susceptible y no muy distante. Su principal arma será la piedad, que obliga a quienes lo rodean a ayudarlo, o incluso a encargarse de parte del trabajo por ellos mismos.
  3. Manipulación competitiva (mixta). Aquí el oponente toma la posición de un manipulador tanto pasivo como activo. Tiene un objetivo específico: principalmente le interesa «jugar». Para este tipo de persona la sociedad en sí misma es su rival.

Puedes complementar la información leyendo: cuáles son los rasgos de un manipulador.

¿Quiénes son los objetivos de un manipulador?

Estas son las personas principalmente «buscadas» por el manipulador, ya que allí puede ejercer de forma contundente su maniobra, sin embargo, siempre hay excepciones, y otros tipos de personalidades pueden verse afectados por los manipuladores.

Personas sobre-coherentes y vinculantes

La gente siempre tratará de ser coherente en todo (a veces incluso en contra de sus propios intereses), y esta es una muy buena carnada para atraer a un manipulador. Nadie quiere ganarse la reputación de ser inconstante y poco confiable.

Los principales signos de manipulación son frases como: «Bueno, ya lo prometiste», «¡Eso espero!»

Ya sea en contra de su voluntad o por decisión propia, una persona seguirá todas las instrucciones que le dé el manipulador.

Personas abiertas

Cuanto más hablas de ti mismo, más vulnerable te vuelves al manipulador. Le estás dando las herramientas para que juegue con tus debilidades, intereses y secretos, con tal de cumplir sus objetivos.

Personas agradecidas

Es algo entendible que, si alguien hizo algo bueno por nosotros, entonces nosotros, a su vez, nos sintamos obligados a devolver el favor. Además, ¿Quién quisiera ser considerado codicioso o ingrato? Es en este tipo de situaciones donde puede florecer la manipulación. 

Al invitarte un café, imprimir un documento importante o simplemente interceder por ti en una reunión un par de veces, el manipulador empezará a pedirte favores cada vez más grandes a cambio: reemplazarlo o encubrirlo en el trabajo, intercambiar vacaciones, completar una tarea difícil. Incluso te llegará a pedir prestado dinero en cierto punto… 

Esto puede ponerte en una situación muy incómoda: por un lado, realmente no quieres hacer los favores que te está pidiendo, y por otro, tampoco quieres ser tildado de egoísta ingrato.

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¿Qué puedes hacer para defenderte de un manipulador?

Habiendo considerado los principales signos y tipos de manipulaciones, pasemos a los métodos para contrarrestarlos. Por lo general, la manipulación busca hacer que una persona no se sienta bien consigo misma, lo que significa que serán más susceptibles a someterse a la voluntad de otra persona y renunciar a sus derechos. 

Hay manipuladores en el trabajo, en nuestra familia y en el círculo de amigos y conocidos. Los extraños también pueden intentar manipularte para obtener algo de ti: comprar un producto, pagar un servicio adicional, o incluso extorsionarte para que des un soborno. Considera tu relación con el manipulador respondiendo las siguientes preguntas:

  • ¿Me muestra un respeto sincero?
  • ¿Hasta qué punto se justifican sus expectativas y requisitos?
  • ¿Cuán equilibradas son nuestras relaciones, o solo uno de nosotros invierte en ellas y el otro obtiene beneficios?
  • ¿Esta relación me impide tratarme bien a mí mismo?

Si alguna de estas respuestas tiene una connotación negativa, es hora de entrar en batalla siguiendo las pautas a continuación.

1. Método pasivo

Al igual que en la manipulación, la protección contra ella se divide en activa y pasiva. El método pasivo debe usarse cuando no deseas un conflicto abierto o no está completamente listo para responder a tu agresor. ¿Qué acciones se pueden atribuir a la protección pasiva?

  • Cambia el tema de conversación o ignora las palabras del manipulador, haz oídos sordos a sus demandas;
  • Finge ser un «torpe» que no comprende lo que quiere de ti;
  • Primero, muéstrate de acuerdo con el manipulador, después haz una pregunta aclaratoria, animándolo a seguir hablando y ganando tiempo para pensar en la respuesta.

Cuando se recurre a la defensa pasiva, mantener la calma es muy importante. De lo contrario, el manipulador sentirá tu vulnerabilidad y se esforzará a toda costa por aumentar la presión y obligarte a hacer lo que sea beneficioso para él.

Para mantener la calma cuando se trata de un manipulador, utiliza los siguientes ejercicios:

  • No prestes atención a sus palabras y concéntrate en algo ajeno.
  • Reduce mentalmente la altura del interlocutor, esto ayudará a que percibas tu propia importancia y fuerza que un simple «hombrecillo» no puede traspasar.
  • Haz una pausa en la conversación con el manipulador para evaluar los pros y los contras, y considera si deseas continuar la discusión y llegar a un acuerdo más justo, o si es mejor decir que no. Esto te ayudará a concentrarte y pensar en una respuesta competente, o viceversa, evitar una declaración estúpida o grosera. Permanecerás en control de la situación con solo decir: «Lo pensaré». ¡Estas son palabras muy poderosas! Y recuerda que la ecuanimidad es la mejor arma contra cualquier agresor.

2. Método activo

La protección activa se utiliza cuando no tienes nada que perder, o no estás obligado por el trabajo u otras relaciones, o cuando no estás estrechamente vinculado con el manipulador.

Lo principal en el uso de la defensa activa es una cierta actitud psicológica: debes decirle al manipulador lo que piensas de manera directa, abierta y decisiva. En este caso, pon todas las cartas sobre la mesa, haciéndole preguntas abiertas al enemigo como: «No pierdas mi tiempo y dime qué es lo que quieres», o pasa a la manipulación recíproca. 

Es decir, fingir que no sabes que estás siendo manipulado, e iniciar un juego recíproco, complementándolo posteriormente con un «golpe frontal», que privará por completo al manipulador de la superioridad psicológica. Deja en claro que no eres tan vulnerable como pareces, y además tienes tu voz y tus derechos. 

Pero, al decidir hacerle frente al manipulador, piensa de antemano en la seguridad de tus jugadas. Como mantener tu autoestima, involucrar a otras personas que sean testigos o te apoyen, cuidar cualquier evidencia escrita del comportamiento inapropiado del abusador. Cuando te enfrentes a un abuso psicológico o físico, consulte con un abogado u otra persona responsable.

A veces, los manipuladores llegan hasta el acoso directo, tratando de intimidar o dañar a la víctima. Lo más importante que debemos recordar aquí es que esas personas se aferran a los que consideran débiles

Siempre que seas pasivo y dócil, eres una víctima potencial para ellos. Al mismo tiempo, en el fondo, muchos de estos delincuentes son cobardes. Y tan pronto como la víctima prevista comienza a mostrar firmeza y defender sus derechos, el manipulador a menudo se retira. Esta regla funciona en cualquier comunidad: en la escuela, en la familia, en el trabajo.

Trabaja en ser más asertivo

Y el consejo más importante: adhiérete a un comportamiento asertivo en la vida, y entonces no tendrás miedo de ningún manipulador.

El objetivo de la asertividad es hacer valer tus derechos sin violar los derechos de los demás. Los principales rasgos característicos de tal comportamiento se pueden formular en forma de algunas actitudes internas: 

  1. Tengo derecho a ser yo mismo y no intentar complacer a los demás. 
  2. Tengo derecho a decir sí o no. 
  3. Tengo derecho a expresar abiertamente mis sentimientos y creencias. 
  4. Tengo derecho a cambiar de opinión. 
  5. Tengo derecho a decir «No entiendo». 
  6. Tengo derecho a no responsabilizarme por los problemas de otras personas. 
  7. Tengo derecho a pedir algo a los demás. 
  8. Tengo derecho a ser ilógico a la hora de tomar decisiones. 
  9. Tengo derecho a que me escuchen y me tomen en serio. 
  10. Tengo derecho a cometer errores y a sentirme cómodo admitiéndolos.

Y todas juntas estas actitudes se reducen a un respeto elemental. El respeto total es al mismo tiempo respeto por uno mismo y por los demás. El primero te libera de las pretensiones de los manipuladores, el segundo, de caer en tales acciones tú mismo