Compasión en sicarios – ¿Se da en casos reales?

La compasión en los sicarios

La compasión en sicarios es un oxímoron; o sea, no existe. Veamos por qué razones es imposible que estas personas muestren tales sentimientos.

La compasión en sicarios debe ser tan extraña como caminar en el aire. Sencillamente, no es usual que una persona que ha sido contratada para asesinar a otra, luego se arrepienta. (Aunque, tenemos el caso de: “Blancanieves y el cazador”. Solo que este pertenece a un cuento de hadas y no a la vida real. Y, además, podríamos decir que matar gente no era el oficio de este hombre). Sin embargo, pudiera suceder que en el proceso se dieran las circunstancias necesarias para que la víctima continúe viviendo.

¿Cuáles serían las opciones? Quizás que la víctima no pudiera ser encontrada o que el asesino a sueldo haya fallado en su intento. En cuyo caso, lo más seguro es que termine siendo el objetivo de la persecución, y tenga que huir para salvar su vida. O que se sienta cautivado, algo poco factible. También sería posible que el autor intelectual del hecho cambiara de opinión y rompiera el acuerdo. O quizás… tantas cosas, pero, es baja la probabilidad de que el sicario se haya vuelto compasivo.

En la actualidad, el término sicario se refiere a alguien que tiene por oficio u ocupación, matar gente por encargo. Es decir, para que el proceso ocurra, tiene que haber un contratante y un pago de por medio. Se trata, por tanto, de un “fenómeno mercantil” en el que la muerte se asocia a un nivel organizacional muy elevado. Además, están presentes otras características como: premeditación o deliberación, planificación y abundantes recursos económicos. Aunque pudiera suceder que el pistolero fuera obligado a pagar una deuda de esta forma. 

La compasión en sicarios no parece factible

El sicariato también pone de manifiesto una profunda indiferencia por la vida de las personas. Así, las considera objetos sin valor humano, solo económico. Otros elementos psicológicos presentes incluyen: agresividad y violencia, resentimiento y una desconfianza generalizada (el pistolero no puede confiar en nadie, a riesgo de su propia vida). Para poder seguir adelante con este “negocio” el individuo tiene que recurrir a la racionalización. Ese es su único mecanismo de defensa.

Mediante la racionalización, el individuo logra justificar sus acciones, de modo de evitar la autocensura. Es decir, construye una explicación lógica y aceptable para emprender conductas que, de no ser así, le generarían estrés, culpa y ansiedad. Por ejemplo, el sicario puede decirse a sí mismo: “de no hacerlo yo pagarían a otro para que ejecutara a esa persona”. Y con eso, ya logra sentirse en paz con su conciencia, ese gusanito que a algunos nos muerde para que actuemos honradamente.

Características generales del sicariato

Elementos propios del sicariato, como parte de los crímenes organizados:

  • Excepción. Aunque sea menos común, también existe el sicario independiente. Este no pertenece a las grandes mafias, sino que trabaja de manera autónoma.
  • Urbano. Se trata de un acto criminal propio de las grandes ciudades del mundo.
  • Identidad. Por lo general, esta es desconocida. Solo el anonimato puede garantizarle el éxito al sicario; así como, la impunidad.
  • Escenario. El asesinato suele ocurrir en un área geográfica que el sicario conoce, porque la ha estudiado al dedillo. Para ello, ha hecho previamente una composición del lugar y analizado las actividades rutinarias de la víctima, al igual que las vías de escape. De ese modo, tiene la ventaja de la sorpresa y le es posible escapar sin ser visto.
  • Imagen. Los repetidos éxitos contribuyen para que el sicario genere una imagen triunfal. Así, logra ganar una gran reputación como criminal; es decir, asciende dentro de la escala delictiva.

¿Y qué es la compasión?

Primero debemos decir que, compasión no es lástima; una palabra que quizás tiene connotaciones negativas. La razón es que suele asociarse a aquellos que menosprecian a quienes pasan por una situación preocupante. En realidad, la conducta compasiva tiene como objetivo paliar el sufrimiento y ayudar a disminuir el malestar de la otra persona. En ella se consiguen diferentes componentes:

  • Emocional. Es aquel que reacciona ante un estímulo y nos impulsa a tomar acción. Así, cuando vemos una situación conmovedora nos entristecemos. E inmediatamente empezamos a planificar la mejor estrategia para ayudar al que sufre. 
  • Conductual. Ahora no solo somos solidarios en nuestra mente y corazón. Sino que también ejecutamos acciones positivas destinadas a paliar el sufrimiento. Estas, probablemente, sean el resultado de lo que pensamos y planificamos antes.
  • Cognitivo. Este incluye diversas facetas como: interés por el sufrimiento ajeno y capacidad de evaluar objetivamente el mismo. Por otro lado, abarca el análisis de nuestras propias habilidades para intervenir con eficacia.

Por último, la compasión en sicarios no tiene un asidero real, porque se trata de objetivos diametralmente opuestos. La empatía nos mueve a ser compasivos y a ayudar a disminuir el sufrimiento de familiares, amigos e incluso extraños. El sicariato logra que una persona le quite la vida a otra que ni quiera conoce y que no le ha hecho ningún mal. No es una venganza, no hay emociones involucradas, es solo un negocio. ¿Le preocupa su indiferencia hacia los padecimientos ajenos? Entonces, consulte a un psicólogo.