La adolescencia y la brecha generacional y los problemas de comunicación

La brecha generacional

La brecha generacional nos permite apreciar en su verdadera magnitud lo difícil que resulta la etapa de la adolescencia para jóvenes y adultos y estimar que, en muchos casos, los mayores hemos olvidado lo que se siente tener esa edad.

No se trata solo de que ocurren cambios físicos y mentales importantes, sino que, además, la persona se ve prisionera entre dos mundos (infancia y adultez) sin pertenecer a ninguno.

Por otro lado, esta es la época en la cual se culminan los estudios de educación media y hay que decidir qué carrera profesional elegir, muchas veces sin contar con las habilidades necesarias para ello.

El cuerpo exige, los progenitores y maestros también y quizás, no nos detenemos a pensar que procesos mentales están gobernando en ese momento a nuestros hijos o alumnos, con lo que se deterioran las comunicaciones y las relaciones en general.

Los muchachos desean reafirmar su identidad, conocerse a sí mismos; y a los padres por su parte, les cuesta aceptar que ya no son niños y quieren hacer patente su autoridad sobre ellos. Con todos estos ingredientes en la receta se generan no pocas batallas campales, que en ocasiones pueden llegar a ser francamente desagradables para ambos grupos de contendores. No obstante, solventar la situación y llevarse bien con los adolescentes, es posible y además, es necesario.

¿Por qué no nos entendemos si hablamos el mismo idioma?

Esta realidad no es nueva, aunque cada vez sus protagonistas sientan que están haciendo historia. A partir de los antiguos filósofos griegos, y probablemente desde antes hasta el presente, nada ha cambiado, excepto quizás, los temas de las discusiones.

Y el hecho de que ahora la situación se ha ampliado para incluir además a las hijas, que en el pasado, por tradición, eran más sumisas y por ende, ofrecían menos resistencia.

Las nuevas tecnologías han traído nuevos puntos de enfrentamiento; por ejemplo, hace 100 años la discusión podía centrarse en la hora del regreso a caballo de una fiesta, 50 años atrás la preocupación hubiera sido el uso del vehículo de la familia.

Pero en la actualidad, los temas álgidos incluyen utilización de los teléfonos inteligentes y los ordenadores, los chats con desconocidos por Internet, el sexting y el texting, junto con otros asuntos similares.

Es significativo mencionar que estas circunstancias no se dan únicamente en casa. Con la creciente incorporación de gente de distintas generaciones a las compañías, hoy, la disparidad de criterios se observa también entre supervisores y supervisados.

Es más, en muchas ocasiones los más jóvenes son los jefes y sus exigencias pueden representar un motivo de trauma y angustia para los mayores que deben obedecerlos aun sin entender por qué aquellos actúan así.

Venciendo la brecha generacional en el hogar

Llegar a un entendimiento sano, a pesar de las diferencias, es factible si ambas partes colaboran y se esfuerzan un poco. Algunas recomendaciones que podrían ayudar a crear una relación sana y mantener abiertos los canales de comunicación padres-hijos son:

  • Aceptemos que somos distintos. No solo nos vemos, sino que pensamos, actuamos y enfocamos la vida desde diferentes perspectivas. Los progenitores deben admitir que sus hijos crecen y tienen sus propias opiniones, gustos e intereses. Los muchachos necesitan creer que la experiencia de los adultos es un aval a considerar en cada caso.
  • No tratemos de imponer nuestras ideas. Eso significa que hay que escuchar con mente abierta, pedir opinión y esforzarse por alcanzar un punto medio de satisfacción. Si todos están dispuestos a ceder en algo, los resultados serán superiores y el bienestar familiar no se verá afectado. Al existir respeto entre las dos partes, usar un tono de voz adecuado y prescindir de las malas palabras la fluidez mejora.
  • La crianza es primordial. Todas las familias enfrentan estos escenarios pero, los mismos son más leves cuando se han enseñado principios y valores a los hijos desde pequeños. Por tanto, si todavía tienes niños comienza a prepararte de una vez transmitiéndoles los fundamentos de una vida sana.

En resumen, la brecha generacional ha afectado las comunicaciones de los adolescentes y sus padres desde siempre; sin embargo, no es necesario que haya víctimas en esta lucha entre la independencia y el control.

Con buen humor, respeto y empatía es posible salir adelante y cimentar las bases de una relación madura para los años venideros. La intervención de un psicólogo, asimismo, puede contribuir a mejorar una situación difícil.